Enseñe a su hijo a ser un niño de los 90 con un verano al aire libre

He aquí una docena de actividades al aire libre para potenciar la salud mental y física de su hijo

Por ANNIE HOLMQUIST
07 de julio de 2023 10:23 AM Actualizado: 07 de julio de 2023 10:37 AM

A veces se dice que los niños de la década de 1990 fueron la última generación que tuvo una verdadera infancia. Esto se debe a que alcanzaron la mayoría de edad antes que las tendencias digitales de Internet, los teléfonos inteligentes y otros dispositivos tecnológicos entraran de lleno a nuestras vidas.

Después de haber pasado parte de mi infancia en aquellos aparentes años de gloria, me siento bastante mal por los niños de hoy, que se están perdiendo las delicias de un verano despreocupado al aire libre. Probablemente serían mucho más felices y creativos, incluso si se los obligara a pasar una mañana entera al aire libre teniendo que beber agua de la manguera del jardín si tuvieran sed, como hacía el proverbial niño de antaño.

Así que, dado que el verano al aire libre es cosa del pasado, aquí tiene una serie de ideas para transmitir a sus hijos y nietos, y ayudarles a experimentar de primera mano las glorias de ser un niño de los 90 (o de cualquier generación anterior).

Juegos clásicos

Enseñe a sus hijos algunos de los clásicos de patio, como el kickball, las sardinas, patear la lata, gallinita ciega o el zorro astuto. Variaciones del juego de las traes de TV —nosotros siempre jugábamos a las traes de los libros y podíamos seguir recordando nuestros títulos favoritos hasta el infinito— hacen que fluyan los jugos mentales y físicos.

Construir un refugio

Ya sea uno permanente bajo las ramas de un pino o uno temporal con una tienda de campaña construida con una manta y una mesa de picnic, los refugios triunfan entre los niños porque crean un espacio especial que pueden considerar suyo. Pero, además, los refugios son estupendos porque fomentan el ingenio, ya que los niños convierten los desechos en todo tipo de materiales de construcción útiles. Al fin y al cabo, la mitad de la diversión está en crear algo.

Utilizar herramientas

La educadora Carole Joy Seid anima a los padres a deshacerse de las herramientas de juguete y proporcionar a sus hijos herramientas de verdad. Así aprenderán a manejarlas con seguridad y eficacia, y tendrán una salida creativa y la oportunidad de practicar habilidades prácticas para el futuro.

Hacer un huerto

Ofrezca a sus hijos la oportunidad de ensuciarse las manos y plantar algunas plantas, aunque solo sea en una jardinera. Al hacerlo, sus hijos participarán en lo que el escritor Wendell Berry denomina la «economía familiar«, regalándoles el don de la «productividad local».

Montar en bici

Antaño, la bicicleta era el «coche de los niños», que les permitía explorar a sus anchas. La vida actual hace que esa libertad sea un poco más difícil, pero puede intentar que sus hijos empiecen poco a poco, recorriendo primero la manzana, luego la vuelta a la manzana y, poco a poco, destinos más lejanos a medida que demuestren responsabilidad. El entrenamiento les ayudará a superar tanto los miedos de los padres como de los hijos.

Juegos de mesa

Esos días de calor excesivo del verano en los que es difícil gastar mucha energía son probablemente justo para lo que se crearon los juegos de mesa. Pruebe a sacar el Monopoly, el Risk y los Colonos de Catán y colóquelos en una mesa al aire libre. Los niños seguirán tomando aire, pero podrán practicar la estrategia en lugar de mirar fijamente a las pantallas.

Pintar la mesa de picnic

Las tareas son una de las mejores curas para el aburrimiento, ¡pero no hay ninguna regla que impida que las tareas sean divertidas! A casi todos los niños les fascina la pintura, así que vista a su hijo con ropa vieja y dele un pincel para que pinte un objeto fácil como la mesa de picnic. Su hijo se divertirá y ayudará a la familia en el proceso.

Buena literatura

Antes de enviar a sus hijos al aire libre, léales algunas grandes obras de ficción histórica. Lo más probable es que empiecen a recrear la historia en cuanto los deje salir al aire libre, interpretando al Rey Arturo, a Nathan Hale o a los pioneros de la Senda de Oregón.

Globos de agua

Este es un plus porque no solo entretiene a los niños, sino también a los vecinos. Mis vecinos mayores me confesaron más tarde que se reían mucho viéndonos a mí y a mis amigos de la infancia lanzar globos de agua al aire y luego intentar que se estrellaran contra nuestras cabezas. (Créame, suena mucho más doloroso de lo que realmente es, ¡al menos para un niño resiliente!)

Juegos en el césped

Compre un juego de cróquet en una venta de garaje o en Craigslist y enseñe a sus hijos a jugar. Mis amigos y yo jugábamos a esto durante horas cuando éramos niños y, cuando nos cansábamos del juego en sí, improvisábamos, utilizando los mazos como muletas o sosteniéndolos en posición vertical y balanceando el extremo del palo sobre nuestros dedos, para ver quién podía hacerlo durante más tiempo.

Tizas de acera

Consiga unos cuantas tizas para la acera y deje que sus hijos decoren la calzada o hagan cuadrículas para jugar al avión. A los mayores, sugiérales que escriban mensajes de ánimo a los que caminan por la acera, inspirándose en versículos de la Biblia o poemas que hayan aprendido. Yo soy uno de esos adultos que lee estos mensajes inesperados al pasar por la acera, y normalmente me arrancan una sonrisa.

Teatro en el jardín

Proponga a sus hijos que monten una obra de teatro en el jardín, quizás basada en la ficción histórica antes mencionada. A los niños siempre les gusta presentar algo y que los demás lo vean, y la preparación hará que fluya su creatividad. Considere invitar también a los vecinos, lo que ayudará a fortalecer a su comunidad.

Sacar a los niños de casa en verano suele considerarse una buena idea porque mantiene la cordura de mamá o papá, a la vez que evita que los niños se aburran.

Pero lo que a menudo olvidamos es que sacar a nuestros hijos al aire libre les hace estar sanos, tanto física como mentalmente. Por ejemplo, la obra clásica infantil «El jardín secreto» explica cómo el aire fresco y el ejercicio hacían que la pequeña Mary fuera «menos ‘terca'» y estuviera dispuesta a «hacer cosas nuevas». Del mismo modo, Thomas Jefferson recomendaba la actividad al aire libre porque «un cuerpo fuerte hace fuerte a la mente».

Así que enseñe a sus hijos la alegría de las generaciones pasadas con un verano al aire libre. ¿Quién sabe? Puede que sea la clave para ayudarles a superar las dificultades académicas y de salud mental que parecen asolar perpetuamente a la nueva generación.


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