Entre alebrijes y piñatas, artesanías populares mexicanas, los pilotos de la Fórmula Uno dieron inicio este viernes al Gran Premio de México, décimo novena prueba del mundial, que se correrá en el autódromo Hermanos Rodríguez.
Las calle de los garajes, entre los ‘pits’ y las zonas de descanso de los equipos registró movimiento con los pilotos como protagonistas.
A las afueras de cada ‘hospitality’, los organizadores montaron en un exhibidor para los pilotos de cada equipos sendos alebrijes, esas figuras de animales fantásticos elaboradas en cartón y decoradas con encendidos colores.
«Al verlo me dio un poco de miedo», dijo el español Fernando Alonso, a quien le diseñaron un animal mezcla de búho y con alas de colibrí.
Casi todos los pilotos admiraron por algunos segundos sus alebrijes, artesanías que tienen su origen en el trabajo del artesano Pedro Linares (1906-1992), quien con sus figuras captó la atención de artistas como Diego Rivera y Frida Kahlo.
Otros que se divirtieron como niños fueron el australiano Daniel Ricciardo y el holandés Max Verstappen, pilotos de Red Bull, quienes por la tarde «rompieron» la tradicional piñata mexicana.
Ambos pilotos «golpearon» con un palo las piñatas, figuras de cartón, que, para su sorpresa, fueron diseñadas con sus rostros.
Como marca la tradición las piñatas, que protagonizan las tradicionales posadas decembrinas, estaban llenas de dulces que al final compartieron con aficionados e invitados especiales.
Con distintas actividades y compromisos con sus patrocinadores, los pilotos han dado el banderazo de salida al Gran Premio de México, el único del calendario que se corre a más 2.200 metros sobre el nivel del mar y que se convierte en una fiesta multicolor.
La carrera espera el domingo la coronación del británico Lewis Hamilton (Mercedes), quien con un séptimo lugar podrá atrapar su quinto campeonato del mundo.
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