Se alimentan de donaciones, duermen en colchonetas y se duchan con una manguera en los baños. Unos 200 colombianos están «atrapados» desde hace días en el aeropuerto internacional de Guarulhos, el mayor de Brasil, por la pandemia y a la espera de un «vuelo humanitario» que les lleve de regreso a casa.
Familias enteras, algunas de ellas con bebés de brazos, ancianos y alguna embarazada, han acampado en cuatro salas de la terminal dos de este aeropuerto situado en la zona metropolitana de Sao Paulo, sin un horizonte claro de cuándo podrán volver a su país.
«Es una situación muy degradante para nosotros», dice a Efe Daniel Gallo, cantante de 25 años, que vio cancelados los conciertos que tenía programados en la ciudad de Belo Horizonte, así como su vuelo de regreso a Colombia, con fecha para ayer domingo.
Hay turistas, estudiantes, pero también trabajadores que vivían en Brasil y perdieron su sustento de la noche a la mañana por las medidas de aislamiento social que han paralizado las economías de la mayoría de los estados brasileños.
Arnubia Narváez, natural de la ciudad de Pereira (Centro de Colombia), fue una de las primeras que llegó al aeropuerto de Guarulhos, donde permanece desde hace unas dos semanas junto con su esposo, sus dos hijas de 13 y 16 años, sus hermanos y sus sobrinos. Dice que ya ha perdido la cuenta de los días que lleva en la terminal.
«No sabemos si es de día o de noche», se lamenta. Vivían en Sao Paulo vendiendo ropa y haciendo comida típica de su país, pero el coronavirus, que en Brasil deja ya cerca de 23,000 muertos y más de 360,000 contagios, les ha dejado, dice, en una situación insostenible.
«Al no tener cómo pagar el alquiler de las casas, ni cómo comer, nos hemos desplazado hasta acá para pedirle ayuda al Gobierno de nuestro país para que nos ayude a regresar a casa», explica a Efe.
Piden un vuelo humanitario que les vuelva a casa
Desde el inicio de la crisis del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus, el Gobierno de Colombia ha organizado la operación de tres vuelos «de carácter comercial», pero con autorización de ingreso a Brasil por razones humanitarias, que han permitido el regreso de 346 colombianos.
Pero para Arnubia esos vuelos «no han sido humanitarios», pues los pasajeros tuvieron que correr con los gastos.
«Para mí la palabra humanitario es cuando tú haces algo humano por las personas», subraya.
«Mucha gente no tiene plata para regresar a Colombia» porque se quedaron sin trabajo «con esto de la pandemia» y «los sacaron a la calle», expone el turista John Henao, de 51 años, vestido con la camiseta de la selección cafetera y el 10 de James a la espalda.
En su caso pensaba regresar por carretera desde Río de Janeiro hasta Leticia (Colombia), en la triple frontera con Brasil y Perú, pero las puertas se le han cerrado por el camino.
La salida del territorio brasileño no parece próxima. Según la Embajada de Colombia en Brasil, «en este momento» no existe «confirmación de la realización de otro posible vuelo».
Además, la diplomacia colombiana aseguró en una nota que «bajo la normatividad vigente» la solicitud de un vuelo humanitario sin costo «no es posible».
Poco contacto con el consulado colombiano
Uno de los principales reclamos de los colombianos varados en la terminal es la falta de comunicación con el cuerpo diplomático de su país.
Dicen que personal del consulado colombiano vino hace unos días para tomarles lista, pero que desde entonces nos han vuelto, ni se han puesto en contacto con ellos.
El consulado les ofreció, no obstante, la posibilidad de trasladarles a un albergue municipal de Sao Paulo, pero rechazaron la oferta por los relatos de algunas familias sobre el mal estado en el que se encontraban los locales.
La ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Claudia Blum, dijo la semana pasada que desde que se suspendió, hace unos dos meses, el ingreso de pasajeros internacionales por vía aérea han sido repatriados 6000 colombianos a través de vuelos cuyos costos fueron asumidos por los propios viajeros.
Además, desde este lunes y hasta el 3 de junio, se espera que regresen «más de 1000 compatriotas» procedentes de Cuba, Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, España, México, Perú, Argentina e Italia.
UN SOS PARA EL PRESIDENTE IVÁN DUQUE
Sin saber cuándo volverán a pisar su país natal, los 200 colombianos varados ya han creado sus propias rutinas dentro del aeropuerto.
Se duchan dentro de los baños con una pequeña manguera, reciben las donaciones de asociaciones tanto de comida como de máscaras y geles desinfectantes, y se les ha habilitado un espacio cerca del aeropuerto para que cocinen.
«Queremos volver a nuestra patria, queremos regresar con nuestras familias, tenemos hijos en Colombia que nos esperan, tenemos nuestras madres que no están esperando con ansia», pide Daniel Gallo al presidente de su país, Iván Duque.
Sandra Patricia Muñoz, de 51 años, fue despedida en medio de la crisis sanitaria. Trabajaba como cocinera en Río de Janeiro.
Con ella están otros cinco de sus familiares y le pide a Duque que, «por favor, se ponga la mano en el corazón» y les ayude.
«Si la gente de Brasil nos ha ayudado, ¿cómo no nos va a ayudar el propio presidente de nuestra tierra?», se pregunta con esperanza.
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