Para Ivonne Santana el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus representó la forma más amarga de enfrentar la muerte, pues asegura que «es terrible ni siquiera poder tomarle la mano a la persona que se te va, darle un abrazo, verlo por última vez, es muy difícil. Es muy cruel (el COVID-19)», asegura en entrevista con Efe.
Eran pasadas las 02:00 (07:00 GMT) del 19 de abril cuando sonó el teléfono del hijo del doctor Jesús Ricardo Ríos Rivera, pediatra del Hospital General de Atizapán, ingresado en el hospital Primero de Octubre hace unas semanas por COVID-19. Estaba grave.
Ni el hijo ni su madre, Ivonne Santana Olguín, esperaban ser informados de que Ríos Rivera, con síntomas de COVID-19 desde finales de marzo y a quien le negaron dos veces la prueba para confirmarlo en su lugar de trabajo, no había soportado tres infartos y había muerto.
Ivonne cuenta que el doctor de 50 años, empezó a sentirse fatigado a finales de marzo y el 1 de abril comenzó con dolor de cabeza «se sentía extraño» y pidió que le hicieran la prueba del virus del PCCh, porque además sospechaba haber estado en contacto con personal contagiado, «pero se la negaron dos veces», dice con rabia la ahora viuda.
No fue sino hasta cinco días después, cuando en una junta, el director del nosocomio lo notó deteriorado y lo mandó a hacerse la prueba, la cual resultó positiva, sin embargo, el daño en sus pulmones ya estaba hecho.
El 24 de abril, el Gobierno del Estado de México informó en un comunicado que a Ríos Rivera, que ya mostraba síntomas, se le tomó la muestra para la prueba de COVID-19 en el área de urgencia el 8 de abril, la cual dio positivo
«Se registran dos lamentables decesos, uno de ellos, de un doctor, quien presentó síntomas el día 6 de abril, por lo que de manera inmediata se le tomó la muestra correspondiente en el área de Urgencias de este nosocomio, la cual dio positivo el 8 de abril», informó la entidad en un comunicado.
Ivonne asegura que las fechas que informa el Gobierno son correctas «pero llevaba días que fue a revisarse y no le habían hecho caso», afirma para después señalar que la familia evalúa tomar acciones legales contra quienes le negaron la prueba en esos primeros días de abril.
Contiene el llanto y mientras cuenta su historia, sus rasgos denotan coraje. «De lo que más se quejaba era que cómo era posible que siendo compañero no le hicieran caso», lamenta y considera que, quizá, de haber tenido la prueba oportunamente «habríamos ganado tiempo».
Nunca lo protegieron
Ivonne asegura que en el Hospital donde su esposo trabajó durante los últimos tres años de su vida no se preocuparon por proteger a su personal.
«Al principio (de la epidemia) iba normal, después les dan un kit (equipo) -incluso me manda foto con un cubrebocas- que estaba más equis (de mala calidad) que nada, unos guantes y otra cosa «es mi fabuloso kit de protección» me dijo», cuenta.
Incluso, dice que el personal se quejaba de que en el nosocomio atendieran a pacientes Covid «si no contaban con esas instalaciones» y asegura que por la epidemia reasignaron a otras áreas a residentes que tuvieron contacto con pacientes infectados y uno de ellos fue quien probablemente contagió al doctor Ríos Rivera.
Debido a las carencias, el doctor ya había iniciado las gestiones para comprar equipo médico afuera, cubrebocas, caretas, «decía: para después de que me reponga lo voy a necesitar y no puedo estar a expensas de lo poquito que me pueden dar», apunta Ivonne. Pero el doctor ya no se recuperó.
El peregrinar tras a muerte
Tras la muerte de su esposo Ivonne ha tenido que enfrentar una montaña de emociones. Desde identificar el cuerpo solo con el nombre y la edad pegadas en el pecho del cadáver, hasta no saber si existirá una indemnización por parte del hospital.
«A mi del hospital no me han hablado, yo no he tenido contacto», señala. Reconoce que por parte del sindicato le han dicho que podría tener una indemnización, pero no sabe si eso será cierto.
«Ahorita con lo único que cuento es con lo que pudo haber dejado en vida. Y digo, sí tengo paciencia pero la paciencia y el dinero también se acaban», asegura.
Aunado a ello, el parón en el que han caído las dependencias de Gobierno debido a la epidemia también han frenado los trámites para obtener una pensión pues muchos lugares están cerrados.
Ivonne pide a la población que sea consciente, «abran los ojos, que se cuiden, que salgan lo menos que se pueda» y a las autoridades de salud les dice «que sean más humanos».
«El de mi esposo no es el único caso desgraciadamente, muchos se quejan de que no se les hace la prueba porque no tienen todos los síntomas y eso está mal. Deberían al primer síntoma hacerles la prueba porque si ellos van cayendo enfermos ¿quién va a estar pendiente de los pacientes?», concluye.
Hasta este domingo, México registra 22,088 contagios y 2061 muertes por COVID-19, sin embargo, el viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador, advirtió que venían los días más críticos para la pandemia.
Mientras que Hugo López-Gatell, subdirector de Prevención y Promoción de la Salud informó, que de acuerdo con modelos matemáticos, se puede prever que el país llegue al pico de la pandemia este 6 de mayo, para que después comience su declive.
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