Hace poco escuché a los padres de un niño de casi 4 años, describirlo como inteligente, pero tímido en la escuela. El profesor le recomienda que se haga una prueba para ver si tiene el transtorno «del espectro». Este es un caso clásico de profesores que diagnostican a través de la sugerencia, y aunque intentan ser útiles, pueden crear una enorme ansiedad en las familias.
Y lo que es peor, las (buenas) intenciones no entrenadas pueden llevar a los niños por el camino equivocado del diagnóstico. Esto se debe a que no existen pruebas objetivas para «el espectro», al igual que no existen pruebas objetivas para el diagnóstico más común de los niños, el TDAH. La tasa de error en el diagnóstico de estos es alta. Sin embargo, es importante hacer llegar a tiempo la ayuda adecuada a los niños que la necesitan. ¿Cuál es el mejor enfoque?
Como digo en mi libro The Way of Boys, no hay que precipitarse en el proceso de diagnóstico. Y tenga cuidado con su ansiedad. Cuanto más se preocupe, más probable será que siga adelante sin considerar todas las posibilidades, incluyendo un mejor entorno escolar o un estilo de enseñanza diferente. Si su profesor tiene alguna sospecha o preocupación, el mejor lugar para empezar es un profesional de confianza que le conozca a usted y a su hijo: su pediatra. Además, es muy importante dar a un niño pequeño tiempo para crecer y desarrollarse. Si el problema persiste cinco o seis meses después, entonces requiere una evaluación más profunda.
En el caso de este niño tímido de 4 años, yo empezaría por hacer que los padres abordaran de frente las preocupaciones de la profesora. Si hay retrasos evidentes en el desarrollo del lenguaje, una gran dificultad para establecer contacto visual, jugar casi siempre solo y un exceso de fascinación por uno o dos juguetes u objetos no lúdicos, entonces me inclinaría por hacerle una prueba ya. Si no es así, lo mejor es enseñarle los fundamentos sociales y ver si estos ayudan a resolver las preocupaciones.
En el caso de los niños tímidos, enséñeles directamente los pasos para relacionarse mejor con los demás. Enséñeles estos fundamentos y practique una y otra vez.
- Acercarse a otros niños y saludarlos.
- Mirar a los niños a los ojos.
- Anunciar su nombre con claridad, con un tono agradable.
- Preguntar al otro niño su nombre, con confianza en su voz.
- Y lo más importante, pedir unirse al juego o invitar a otros niños a hacer algo divertido.
Vaya a los parques y a los grupos de juego. Organice citas para jugar y siga yendo a actividades de grupos pequeños y positivos donde vean a algunos de los mismos niños todos los días o por la tarde. Aléjelo suavemente de usted y llévelo en compañía de sus compañeros. Mantenga la calma y proyecte confianza para que sepa que no hay nada de qué preocuparse.
Si un niño vuelve hacia usted, se esconde o se niega a dejarle, apártese. Ignore por completo ese comportamiento. No lo consuele. Después, inténtelo de nuevo. Empujelo, anímelo, y aléjese lentamente, desvanézcase en el fondo. Deje que pase cada vez más tiempo lejos de usted. No interrumpa el juego ni se acerque a él. Deje que su vida social le pertenezca (con errores y todo), así es como aprende.
La timidez suele ser estructural. pero puede moldearse y formarse. y los niños tímidos suelen acudir a sus padres con niveles muy bajos de ansiedad. No le preste atención, si lo hace, eso solo empeora la futura timidez. Consolar demasiado sugiere a su hijo que quizá haya algo real y peligroso ahí fuera, cuando no es así.
Esta historia se publicó originalmente en el sitio web del Dr. Anthony Rao.
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