Comentario
¿Hay algo de lo que la izquierda no culpe a su fantástico chivo expiatorio, el cambio climático? No lo dude. Su más reciente truco es culpar de la crisis fronteriza, que ellos crearon, a la crisis climática, que ellos inventaron.
Un artículo de Político se titula «No es una crisis fronteriza. Es una crisis climática». Es un dos por uno muy conveniente. Nunca hay que desaprovechar la oportunidad de culpar de una crisis al cambio climático. Bien jugado.
Pero para la izquierda, supongo que la catástrofe fronteriza no es una crisis. ¿Cómo se puede apoyar la apertura de fronteras y pensar que la invasión por invitación es una crisis? ¿Cómo pueden los izquierdistas resentidos con Estados Unidos considerar que la afluencia de millones de nuevos votantes demócratas es una crisis? Sería como si los demócratas estuvieran furiosos por el gasto federal. No. No va a suceder. Si tan solo estos migrantes supieran que las políticas de izquierda están en camino de convertir este país en un estado socialista — ya sabe, como del que están escapando.
Pero dejémonos de juegos. Esto es muy serio y cada día lo es más. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos informó que las cifras de aprehensiones en la frontera en junio alcanzaron el nivel más alto en 21 años, con más de 188,000 detenciones y más de 1.1 millones en lo que va de año.
Y lo que es más preocupante: No se trata de un incremento estacional como han dicho los demócratas. El número de cruces suele aumentar en primavera y descender en verano, pero las cifras siguen aumentando. A este ritmo, romperemos el récord de 2006. El presidente Joe Biden y su partido fiel siguen negando, confundiendo y engañando, pero ninguna de sus racionalizaciones se sostiene, y lo saben.
Esta es una crisis puramente creada por ellos; revertir las políticas fronterizas del presidente Donald Trump, debilitar al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y desplegar la alfombra roja para los ilegales difícilmente va a disuadir los intentos de cruce. De hecho, podemos rastrear estos interminables aumentos de cruces directamente a estas y a otras políticas sin sentido de Biden para desechar la política de «Permanecer en México», detener la construcción del muro fronterizo y apoyar la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia de la era de Obama.
No es que uno espere que la izquierda sea coherente, pero sí que sean amigos opositores al COVID-19. Al igual que nunca se opusieron a los alborotadores izquierdistas o a los legisladores demócratas de Texas que huyen, ambos sin mascarillas, parecen totalmente indiferentes a los peligros de los migrantes infectados por el COVID-19. No, en realidad, son peor que indiferentes. En este caso, son facilitadores del COVID-19, dado su plan para acabar con el Título 42, la ley que Trump invocó para rechazar la entrada de inmigrantes con el virus. Esto, a pesar de saber e incluso admitir que esta acción provocará una nueva afluencia de migrantes y posiblemente hará que Seguridad Nacional tenga que procesar hasta 1200 unidades familiares al día. Las tasas de infección por COVID-19 en los albergues de emergencia para jóvenes migrantes son, según se informa, de entre el 15 y el 20 por ciento.
No hace falta ser un cínico para saber que los demócratas están impulsando la amnistía por razones distintas a la compasión humana. Y sus métodos son descarados y obscenos. Intentan deslizar una «vía a la ciudadanía» en su imprudente plan presupuestario de 3.5 billones de dólares, supuestamente para apoyar a las familias y generar crecimiento del empleo. No importa su audacia al pretender estar a favor del empleo cuando sus interminables apoyos financieros gubernamentales están impidiendo que la gente busque empleo y exacerbando la situación de las empresas hambrientas de trabajadores. No importa que la amnistía fomente la estampida de más inmigrantes hacia nuestra frontera. Pero incluir disposiciones de amnistía en un proyecto de ley de infraestructura es insultantemente engañoso.
¿Podría ser una consecuencia no deseada del desastre fronterizo de Biden una reconciliación entre los Bush y los Trump? No sea tonto. No nos dejemos llevar. Pero cabe destacar que George P. Bush, comisionado de tierras de Texas y sobrino del expresidente George W. Bush (ningún halcón de la inmigración según la opinión de nadie), ha demandado a la Administración Biden por poner fin a la construcción del muro fronterizo en su estado. «Los agricultores y ganaderos están acostumbrados desde hace tiempo a la actividad ilegal, pero se ha llegado a un punto en el que no es sostenible, y necesitamos ayuda del gobierno federal», dijo Bush.
Bueno, ¡qué se yo! ¿No es interesante, por cierto, que al oponerse al muro, los demócratas afirmaron que era cruel e ineficaz? ¿Cómo puede ser cruel si es ineficaz? ¿Por qué tomarse la molestia de derribarlo si no funcionaba? Ah, es cierto. Estaba funcionando. Felicitaciones al gobernador de Texas, Greg Abbott, por su iniciativa de construir un muro, y bravo por toda esa gente cruel que donó 400,000 dólares al proyecto en la primera semana. Me pregunto si creen que será ineficaz.
A medida que la izquierda y los funcionarios electos demócratas continúan su ataque de tierra quemada contra las políticas públicas razonables y sanas, esperemos que más estados, así como personas y entidades privadas pongan en práctica la autoayuda para combatir esta locura.
David Limbaugh ha ejercido la abogacía durante casi 40 años y es un analista político que ha aparecido en cientos de programas de radio y televisión. Es un columnista y autor sindicado a nivel nacional. Su último libro es “Guilty by Reason of Insanity: Why the Democrats Must Not Win”. Su sitio web es DavidLimbaugh.com.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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