Escándalo de manipulación china en Banco Mundial revela su «influencia maligna» en la ONU: Expertos

Por Terri Wu
28 de septiembre de 2021 3:05 PM Actualizado: 28 de septiembre de 2021 10:01 PM

La revelación de que los dirigentes del Banco Mundial presionaron a su personal para que manipule un poderoso informe en favor de China vuelve a poner en relieve la influencia de Beijing en el sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Una reciente investigación descubrió que el entonces presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, y la entonces directora ejecutiva, Kristalina Georgieva, ejercieron «presiones indebidas» sobre el personal para elevar la clasificación de China en su informe «Doing Business» de 2018. En ese momento, la dirección del Banco Mundial estaba «empeñada en negociaciones delicadas» sobre un importante aumento de capital, una medida que elevó la participación de China en el organismo de crédito, dijeron los investigadores. Los dirigentes también recibieron repetidas propuestas de los altos funcionarios chinos para que eleven la puntuación del país como reflejo de sus iniciativas de reforma.

Las consecuencias de la investigación no se hicieron esperar. El Banco Mundial anunció que retiró el informe Doing Business por completo. Georgieva, ahora directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), se está enfrentando a peticiones de dimisión, incluso por parte de la revista The Economist. Sin embargo, la asediada directora negó con vehemencia las conclusiones del documento.

Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) habla durante una conferencia de prensa en la cancillería alemana en Berlín, Alemania, el 26 de agosto de 2021. (Clemens Bilan/Getty Images)

Según los analistas, el escándalo subraya ahora aún más la influencia maligna del régimen chino en importantes instituciones multilaterales.

El régimen comunista de China considera que el orden internacional existente es una amenaza para sus intereses, dijo a The Epoch Times el investigador Seth Cropsey, miembro del equipo de expertos de Hudson Institute, con sede en Washington. «Así que ellos quieren destruirlo siempre que sea posible».

«La influencia y la pertenencia y participación en organizaciones internacionales les da el paso que ellos necesitan para lograr ese objetivo», añadió.

Para lograr sus fines, dijo Cropsey, Beijing está «dispuesto a utilizar el soborno, las amenazas de fuerza, la presión política» y cualquier otro medio.

Colaboración histórica

Según el experto en China, Michael Pillsbury, el Banco Mundial desempeñó un importante papel en la elaboración de las reformas económicas del Partido Comunista Chino (PCCh) en las décadas de 1980 y 1990, cuando el régimen intentaba sacar al país de su condición de atraso.

En su libro «The Hundred-Year Marathon» (La maratón de cien años), Pillsbury escribió que el Banco Mundial ya en 1983 asesoró en secreto al PCCh. Ese año, los ejecutivos del Banco Mundial se reunieron con el líder del PCCh, Deng Xiaoping. Como resultado, el banco acordó estudiar a China y recomendar cómo el régimen podría alcanzar económicamente a Estados Unidos en las décadas siguientes.

Mientras que el organismo de crédito publicaba «algunos informes vagos» sobre la necesidad de China de desarrollar mercados libres, a mediados de la década de 1980, el Banco Mundial respaldó  en privado el enfoque socialista del régimen y «no hizo ningún esfuerzo genuino para abogar por una verdadera economía de mercado», escribió Pillsbury.

«China no detendrá su hasta ahora exitosa campaña para ganar influencia decisiva en todas las agencias especializadas de la ONU y continuar sus éxitos obteniendo beneficios del FMI y el Banco Mundial», dijo Pillsbury a The Epoch Times en un correo electrónico.

Influencia china

El FMI y el Banco Mundial son parte de 15 organismos especializados de la ONU, entre los cuales hay tres de ellos dirigidos por representantes chinos. Ningún otro país dirige más de un organismo. A su vez, la Organización de Aviación Civil Internacional acaba de ver partir a su jefe chino en agosto, tras un mandato de siete años.

«Desde que escribí hace seis años La maratón de cien años, los chinos no han sufrido ninguna sanción significativa que les haga cambiar su exitosa trayectoria para superar a Estados Unidos en la primacía mundial», dijo Pillsbury.

El único revés reciente del PCCh en el sistema de la ONU, según Pillsbury, fue cuando el candidato chino fue superado en la votación para el puesto más importante en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

Éxito de la OMPI

En el período previo a la elección de la OMPI, en marzo de 2020, la administración de Donald Trump montó una iniciativa para asegurar que Wang Binyang, un representante del régimen chino, que irónicamente era notorio por su falta de protección de la propiedad intelectual, no tuviera éxito en su intento de dirigir el organismo encargado de salvaguardar esos derechos en todo el mundo.

Finalmente Wang fue derrotado por Daren Tang, de Singapur, que contaba con el apoyo de Estados Unidos y muchas otras naciones occidentales, tras una votación de 55-28.

«Los chinos pensaron que tenían una vía rápida para llegar a ese [puesto]», dijo el entonces secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, en julio pasado. «Nosotros presentamos a un buen candidato (…) y los aplastamos. Fue un esfuerzo diplomático increíble».

Andrew Bremberg, quien entonces era embajador de Estados Unidos ante la ONU en Ginebra, estuvo al frente de la campaña de la administración Trump.

El entonces director del Consejo de Política Interior de la Casa Blanca, Andrew Bremberg, habla durante una mesa redonda sobre ciberseguridad y tecnología en la Casa Blanca el 20 de marzo de 2018. (Chip Somodevilla/Getty Images)

El éxito de Washington en la OMPI puede repetirse «absolutamente», dijo Bremberg a The Epoch Times.

«El gobierno de Biden podría hacerlo también», dijo, y agregó que era cuestión de identificar las prioridades claves y trabajar con «socios claves para no dejar que el PCCh intente obtener la ventaja en la forma en que se llevan a cabo estas elecciones».

Por ejemplo, durante las elecciones de la OMPI, Estados Unidos trabajó con el comité de reglas del organismo para prohibir los teléfonos o las fotografías en la sala de votación. En algunos casos, el PCCh había pedido a los países que tomen fotos de sus papeletas de votación para verificar sus votos, según Bremberg.

El último paso es que los funcionarios estadounidenses trabajen para «unir una gran coalición detrás de un candidato mejor acordado por todos», dijo.

A partir de su experiencia en Ginebra, Bremberg observó una falta de conciencia entre los funcionarios estadounidenses y la comunidad mundial sobre las «influencias malignas» del PCCh en las organizaciones internacionales.

El exembajador señaló que, aunque el régimen chino se ha vuelto cada vez más agresivo en la última década, todavía no es la fuerza dominante en el sistema de la ONU.

Sin embargo, frustrar la larga marcha de Beijing a través de estas instituciones multilaterales requiere un gran esfuerzo, dijo Bremberg.

«No es algo fácil. Pero yo soy muy optimista en cuanto a que si nosotros estamos dispuestos a trabajar para fortalecer el sistema y a volver a ejercer un liderazgo que coincida con nuestros valores, entonces China no será, de hecho, dominante», dijo.

Bremberg dirige ahora la organización sin ánimo de lucro, con sede en Washington, Victims of Communism Memorial Foundation (Fundación de Conmemoración a las Víctimas del Comunismo).

La OMS está más allá de la sobrevivencia, según Bremberg

Un organismo mundial que, en opinión de Bremberg, está más allá de la esperanza de una reforma significativa es la Organización Mundial de la Salud (OMS).

«Lo que hemos aprendido en el último año y medio es que todos queremos y necesitamos desesperadamente una OMS significativa que pueda trabajar realmente para el sistema internacional y no la tenemos», dijo. «Además creo que no hay ninguna perspectiva realista de que podamos tenerla».

El año pasado, Bremberg participó en los esfuerzos de la administración Trump para buscar reformas en el organismo sanitario mundial relacionadas con su manejo de la pandemia y la reducción de su pasividad con el régimen chino. Cuando la OMS rechazó estas peticiones, el entonces presidente Donald Trump se retiró de la organización, diciendo que estaba comprometida con el PCCh. A continuación el gobierno de Biden se reincorporó al organismo, con el argumento de que es mejor impulsar las reformas mientras se mantiene un asiento en la mesa.

En las primeras fases de la pandemia, el organismo recibió fuertes críticas por repetir las declaraciones oficiales del PCCh, las que minimizaban la gravedad del brote, al tiempo que elogiaba lo que el régimen decía sobre sus esfuerzos para controlar el brote epidémico.

A principios de este año, un informe sobre el origen del virus elaborado por un equipo dirigido por la OMS, en colaboración con científicos chinos, afirmaba que la hipótesis de una fuga de laboratorio era un origen «extremadamente improbable» para la pandemia. Más de una docena de países, incluido Estados Unidos, cuestionaron la integridad del informe, señalando la falta de acceso del equipo a los datos sin procesar de China.

En medio de la intensificación del escrutinio sobre el encubrimiento de los orígenes de la pandemia por parte del régimen, en los últimos meses la OMS agudizó su tono contra Beijing, exigiendo una mayor transparencia y acceso a los datos sin procesar.

Impulsando La Franja y la Ruta a través de la ONU

El régimen chino también ha utilizado los organismos de la ONU para legitimar y promover su enorme proyecto de inversión en infraestructuras a nivel mundial, conocido como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI por sus siglas en inglés). El plan, de un billón de dólares, fue criticado por funcionarios estadounidenses por facilitar la expansión de la influencia económica y militar de Beijing, al tiempo que carga una deuda insostenible a los países en desarrollo.

El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, un organismo de la secretaría, fue uno de los principales vehículos utilizados por el régimen para promover el BRI, según un informe presentado en 2019 por Center for a New American Security, un grupo de expertos con sede en Washington. Funcionarios chinos ocuparon el puesto más alto en el organismo de la ONU desde 2007, lo que permitió a Beijing recurrir a «una amplia red de nacionales chinos para dirigir la organización hacia la adopción» del BRI, según el informe.

A través de estos esfuerzos, añade el documento, el régimen chino fue capaz de empaquetar sus proyectos del BRI bajo los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, permitiendo así que los recursos de la ONU se dirijan a inversiones respaldadas por China.

La OMS, bajo el mando de Margaret Chan, de Hong Kong, en el período de 2007 a 2017, también promovió el BRI en el sector de la salud.

En enero de 2017, durante una reunión con el líder del PCCh, Xi Jinping, en Ginebra, Chan firmó un memorando del BRI sobre una atención médica con China. Más tarde ese año, en mayo, menos de dos meses antes de concluir su mandato, Chan visitó Beijing y firmó el plan de acción. Al dejar la OMS, Chan inmediatamente ocupó puestos de alto nivel en las organizaciones del PCCh, incluido el Congreso Político Consultivo, un órgano asesor político que es clave en los esfuerzos de influencia nacional y extranjera del régimen, conocido como un trabajo del «Frente Único».

Durante sus mandatos, Chan también nombró a la esposa de Xi, al general de división Peng Liyuan y al presentador de televisión estatal chino, James Chau, como embajadores de buena voluntad de la OMS, cargos que aún desempeñan en la actualidad.

El actual jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien sucedió a Chan en julio de 2017, encabezó una delegación de la OMS al Foro de La Franja y la Ruta para la Cooperación sobre Salud en Beijing, en agosto de ese año. Durante ese viaje a China, Tedros firmó un acuerdo estratégico de apoyo al BRI, mientras que la OMS recibía una contribución adicional de 20 millones de dólares del régimen.

Este memorando entre la OMS y China, que no se hizo público, permitirá al régimen gobernante de China expandir su influencia sobre los sistemas hospitalarios en todo el mundo, particularmente en el área de datos, advirtió Ian Easton, director senior de Project 2049 Institute, un grupo de expertos con sede en Virginia, durante una discusión virtual organizada en agosto por el Hudson Institute.

El acuerdo allana el camino «para que los estados clientes de todo el mundo utilicen tecnología, productos y software chinos en hospitales y otras organizaciones relacionadas con la salud global», dijo Easton.

El Banco Mundial y el FMI no respondieron a las preguntas de The Epoch Times relacionadas con la influencia del PCCh en los sistemas de la ONU. También se ha contactado a la OMS para pedir sus comentarios.


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