Un hombre que fue expulsado de la escuela cuando era niño, por no poder pagar una deuda, obsequió varios pares de calcetines en una escuela pública de Nigeria.
Chinedu Junior Ihekwoaba, es el Director de Marketing de Contenidos en la plataforma BAMF, una agencia creadora de contenidos digitales en Estados Unidos. En días pasados Ihekwoaba destacó por llevar varios pares de calcetines a una escuela pública en la ciudad de Oyo, en Nigeria, informó el medio local Legit.
En su página de LinkedIn, Ihekwoaba menciona modestamente: «Llevé un par de calcetines a una escuela pública».
También colaboró con Athena Global Education para llevarles educación en línea.
Ihekwoaba nació y creció en Nigeria, en un ambiente donde estaba rodeado principalmente de «fumadores de cáñamo». Sin embargo, él asistía regularmente a la escuela, hasta que fue expulsado por no poder pagar la matrícula.
«Eran unos 29 dólares, pero mi madre no podía pagarlos», relató Ihekwoaba. Así que decidió salir cada mañana vestido con su uniforme: «Me vestía como si fuera a la escuela».
«Me disfrazaba», recuerda el escritor. No quería que sus vecinos se enteraran que ya no asistía a la escuela, y en su lugar se iba a trabajar.
Ihekwoaba ganaba USD 1.30 diarios, y su plan era reunir el dinero para poder regresar a estudiar, pero al tercer día se torció un tobillo, incapacitándolo para caminar y, por tanto, trabajar.
«Lloré hasta que un hombre vino a rescatarme», compartió Ihekwoaba. Un hombre le dijo con tono de sorpresa: «¡Deberías estar en la escuela, jovencito!».
Ihekwoaba le relató su historia, y después de enterarse por qué no estaba en la escuela y escucharlo hablar en inglés correctamente, decidió ayudarlo.
Este evento marcó positivamente a Ihekwoaba, y explica: «Desde entonces, me he comprometido a ayudar a todos los estudiantes con los que me cruce».
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Después de llevar un poco de felicidad a los niños, el joven comentó: «¡Gracias! Solo siento que podría hacer más. Y me siento mal por no ser millonario, tal vez podría haber cambiado todas sus cosas. Pero quién sabe, Dios podría bendecirme en grande», de acuerdo a Legit.
En una entrevista a Medium, Ihekwoaba reflexionó acerca de qué le dio fuerzas en tiempos difíciles: «Dios, mi madre y el sueño de mi infancia me dieron fuerzas. Tengo un sueño, ser un orador motivacional y un escritor. Viajar por todo el mundo y, gracias a Dios, mis escritos lo hacen ahora. Esas tres [cosas] me hicieron seguir adelante».
En un comentario a su publicación en LinkedIn, una excompañera reconoce la labor de Ihekwoaba: «Yo fui un producto de la política de construcción de nuevas escuelas de Jakande en Lagos y recuerdo los edificios tipo cabaña que erigieron. Sin ventanas, 30 de nosotros en una pequeña sala y oyendo otras clases que se desarrollaban a nuestro lado […] Recuerdo que escribía los exámenes en el suelo porque no había suficientes sillas ni pupitres para nosotros los estudiantes. Dicho esto, aquellos fueron los mejores tiempos y mis amigos de entonces son mis amigos ahora, muchos de los cuales han hecho cosas increíbles a nivel profesional».
«¡Y por eso te defiendo a ti […] por el increíble trabajo que haces con los niños de la escuela en casa!», agregó.
Con una historia de carencias en su niñez y un esfuerzo por «convertirse en la mejor versión de sí mismo», Ihekwoaba compartió en la misma entrevista un consejo que le salvó la vida: «Habla para que te escuchen, habla para que te entiendan. Habla para mostrar tu verdadero yo. Así será más fácil ayudarte».
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