Un testimonio divulgado en las redes sociales y en los medios de prensa de Salta, Argentina, trajo a la luz las leyendas del “espíritu de los cañaverales”, el monstruo conocido como “el familiar”, que se encuentran en el folclore local. La historia espantó a los residentes y desde entonces pocos quieren hacer el trabajo nocturno.
“Tras tomar estado público en medios locales del aterrador suceso, solo se habla de este terrible demonio en las localidades de los departamentos Orán y San Martín, y pocos son los valientes que se muestran predispuestos a hacer de serenos”, destacó el Tribuno de Salta.el 5 de febrero.
“El Familiar” anda suelto en el Tabacalhttps://t.co/H8yQSgZT0b
— Fm La 20 Orán (@fmla20oran) March 3, 2019
Una mujer dijo que mientras se desempeñaba sola en un puesto de control en una hacienda azucarera en Orán hace unas noches cerca de las 20:30 llegó un joven de 23 años que trabajaba como sereno de una máquina, y estaba aterrorizado. Luego aseguró que sucedió algo paranormal.
“Se apareció este chico y no le salía la voz, como cuando estás ronco…..Tenía los ojos como que se le querían salir, la cara pálida”, dice en un audio que el medio Tribuno de Salta señala de la policía.
«Yo pensaba que lo querían asaltar, pero cuando se logró calmar un poco me dijo que estaba arriba de la máquina y comenzó a sentir que le tiraban piedritas al frente de la maquina, en el vidrio, y luego piedras más grandes al techo. Fue entonces que se baja de la máquina, agarra la linterna y ve una sombra gigante de un hombre con un sombrero. Y esta sombra le grita fuerte: ‘Yaaaa te vas de acá’. El chango entonces agarró su mochila y empezó a correr”, contó la mujer..
Ella comparó la distancia entre el lugar donde se encontraba el joven y el puesto de control donde estaba ella “es similar a la que existe entre Hipólito Yrigoyen y Orán”, de una decena de kilómetros. Es muchísimo para que corra (una persona)».
El asustado sereno le dijo que mientras corría y miraba hacia atrás veía la sombra que “lo quería agarrar”. Un momento se cayó y “buscó en sus bolsillos el celular, pero del miedo rompió los dos bolsillos del pantalón”.
“Tenía los dos bolsillos en la mano”, aseguró la mujer.
Lo peor es que no todo concluyó con el cuento del joven sino que la mujer del puesto de control que se mantiene en anonimato también tuvo una experiencia poco clara.
“En eso que lo estaba calmando, una mesa de hierro pesadísima que hay en el puesto se dio vuelta y quedó patas para arriba. Como que alguien la tiró. En eso llegó el seguridad Yáñez y el la vio así. Ahí nos dimos cuenta que “el Familiar” se lo quiso llevar y que lo había seguido hasta el puesto».
La mujer afirmó: «Yo no me asusté porque a esa historia me la conozco, pero el chico se puso a llorar y me repetía que se quería ir con su mamá».
«No sabía cómo actuar en ese momento, tenía miedo que (al joven) le agarrara un ataque, porque estaba muy asustado. Finalmente me fui cuando llegó mi relevo”, concluyó.
Según la leyenda, el Familiar es un espíritu poco agraciado con forma de víbora y a veces semi humana con colmillos como un jabalí, que suele rondar los galpones de los trabajadores de las antiguas haciendas azucareras. Quienes logran escapar de su presencia cuentan relatos de terror. Su aparición en la historia se relaciona con el inicios de las haciendas (ingenios) azucareras en Argentina.
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