Una de las cosas que he notado en los últimos años, después de regresar a mis raíces en el Medio Oeste, y recientemente mudarme a una zona más rural con un lago y tierras de cultivo cerca, que no había notado antes, es que al observar a las aves me di cuenta de que fueron creadas para ser mentores de los padres.
«¿Qué?», dirá usted. Así es. ¿Se ha fijado alguna vez, incluso durante la incubación, en lo comprometidos que están la madre y el padre del pájaro para asegurar que sus crías van a estar cuidadas? Y después de la eclosión de los huevos, ¿qué tan aplicados son para alimentar y nutrir a sus crías? Uno de los padres está siempre asegurándose de que las crías estén calientes, alimentadas y observándolas mientras recogen comida, las alimentan y vuelan por el nido.
A estas jóvenes aves se les enseña desde sus primeros días qué es importante para salir adelante en la vida. Nunca se ve a las crías cuestionar a sus padres o no estar de acuerdo con ellos. ¿Por qué? ¿Será que entienden que para pasar del nido tendrán que aprender de los que son mucho más sabios que ellos? Estas jóvenes aves parecen centradas, no pasan su tiempo necesitando entretenerse o distraerse con las irrealidades de la vida (como la «telerrealidad» que tantos humanos ven hoy en día).
Y luego, cuando llega el momento de que sus crías ejerciten sus alas, los padres no ceden esa responsabilidad a otras aves. Se toman esa responsabilidad muy en serio. Saben que pronto sus crías abandonarán el nido para siempre y quieren que tomen aquello que hará que sus vidas sean exitosas.
Nunca un pájaro madre o padre me lo ha dicho verbalmente, pero estoy seguro que su principal motivación para pasar tanto tiempo de calidad queriendo desarrollar un fuerte vínculo con sus crías es para que vuelvan al nido de vez en cuando de visita. ¿Y por qué sé que esto es cierto? Porque he sido testigo durante varias temporadas de primavera de nidos construidos bajo la cubierta trasera de nuestra casa que las crías vuelven al nido familiar de vez en cuando para visitarlo después de aprender a volar.
Otra razón es que los padres quieren asegurar que sus crías serán capaces de transmitir algún día las enseñanzas que ellos aprecian, enseñanzas que un Creador amoroso y omnisciente les dio.
¿Alguna de sus crías dejará pronto el nido? ¿Qué han observado que hace o dice? ¿Será lo que necesitan para salir adelante en un mundo siempre desafiante y cambiante? Tal vez quiera seguir su entrenamiento utilizando el poder más fuerte disponible en el universo: la oración.
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