Comentario
Existe una opinión consensuada demasiado optimista sobre la velocidad y la fuerza de la recuperación de Estados Unidos que se contradice con los hechos. Es cierto que la recuperación estadounidense es más fuerte que la europea o la japonesa, pero los datos macro muestran que los mensajes eufóricos sobre el crecimiento del PIB agregado son muy exagerados.
Por supuesto, el PIB va a aumentar rápidamente, con estimaciones del 6% para 2021. Sería alarmante que no lo hiciera después de una enorme cadena de estímulos de más del 12 por ciento del PIB en gasto fiscal y 7 billones de dólares en expansión del balance general de la Reserva Federal. Se trata de un estímulo combinado que es casi tres veces mayor que el de la crisis de 2008, según McKinsey (pdf). La pregunta es, ¿cuál es la calidad de esta recuperación?
La respuesta es: extremadamente pobre. El crecimiento real de Estados Unidos, excluyendo el aumento de la deuda, seguirá siendo extremadamente pequeño. Nadie puede hablar de una fuerte recuperación cuando la utilización de la capacidad industrial está en el 74%, por debajo del nivel del 77% en el que se encontraba antes de la pandemia, y masivamente por debajo de la media a largo plazo del 80%. Además, la tasa de participación de la población activa se sitúa en el 61.5%, significativamente por debajo del nivel anterior al COVID-19 y se ha estancado después de rebotar hasta el 61.7% en agosto.
El desempleo puede estar en el 6 por ciento, pero sigue siendo casi el doble de lo que era antes de la pandemia. Las solicitudes continuas de subsidio de desempleo se mantienen por encima de los 3.7 millones en abril. Las solicitudes semanales de subsidio de desempleo siguen estando por encima de los 500,000, y el número total de personas que solicitan prestaciones por desempleo descendió en 1.2 millones, hasta los 16.9 millones, en la semana que finalizó el 27 de marzo.
Estas cifras hay que ponerlas en el contexto de un gasto sin precedentes y del estímulo monetario. Sí, la recuperación es mejor que la de la eurozona gracias a un rápido y eficaz despliegue de vacunas y al dinamismo del tejido empresarial estadounidense, pero las cifras muestran que una parte relevante de los planes de estímulo posteriores no ha hecho más que perpetuar el exceso de capacidad, mantener vivas a las empresas zombis que tenían problemas financieros antes del COVID-19, e inflar el déficit estructural del gobierno y el gasto obligatorio.
¿Se habría recuperado la economía estadounidense tan rápidamente como lo ha hecho sin los planes de estímulo de gasto deficitario? Tal vez. Creo que sí, porque toda la recuperación, tanto de los mercados como de la economía, ha sido impulsada por las noticias de la vacuna y el proceso de inoculación. La mayoría de los programas que se han puesto en marcha han tenido un impacto pequeño comparado con la reapertura del sector hotelero y las vacunas. Toda la crisis económica vino de los confinamientos y el virus, y toda la recuperación es la reapertura y las vacunaciones.
Mi principal preocupación es que este monstruoso programa de déficit y deuda se ha establecido como el mínimo para la próxima crisis. Nadie ha analizado si los planes de gasto han sido eficaces. De hecho, en la eurozona nadie parece preocuparse por el hecho de que los países que han gastado entre el 20 y el 30 por ciento del PIB en planes de estímulo ahora estén estancados.
El mensaje predominante parece ser que si los planes de gasto no han funcionado es porque no eran lo suficientemente grandes. Muy pocos parecen discutir el despilfarro en fondos públicos cuando los principales impulsores de la recuperación son el despliegue de vacunas y la reapertura del sector servicios.
Parece que los gobiernos quieren convencernos de que han salvado el mundo, cuando la realidad es que los confinamientos erróneos fueron la causa de la debacle económica y su revocación es la principal causa de la recuperación. En el proceso, se han malgastado billones.
Es peligroso aceptar que el gasto gubernamental, no importa cuánto o para qué, es la única solución y aún más peligroso creer que la forma de la recuperación está solo en función del tamaño del paquete de estímulo.
El problema fue el virus y los confinamientos impuestos por el gobierno; la solución es la vacuna y la reapertura. El problema fue la falta de prevención del gobierno y el exceso de intervencionismo, y la solución no es más intervención.
El doctor Daniel Lacalle es economista jefe del fondo de cobertura Tressis y autor de “Freedom or Equality” (Libertad o igualdad, “Escape from the Central Bank Trap” (Escapar de la trampa de los bancos centrales) y “Life in the Financial Markets” (La vida en los mercados financieros)
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.