Estados Unidos, Japón y Filipinas se comprometieron a reforzar sus capacidades trilaterales de defensa, incluyendo la realización de ejercicios navales conjuntos multilaterales en las aguas del Indo-Pacífico, donde las tensiones han ido en aumento.
El 15 de junio, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, se reunió por primera vez en Tokio, Japón, con su homólogo japonés y el representante filipino para debatir la mejora de la cooperación trilateral entre los países.
Las partes hablaron de los retos de seguridad en el Mar de China Meridional y el Mar de China Oriental, incluidos los programas nucleares y de misiles ilícitos de Corea del Norte, y reiteraron la necesidad de mantener la paz en el Estrecho de Taiwán.
En una declaración conjunta, los tres funcionarios coincidieron en que «un orden marítimo libre y abierto» es crucial en el Indo-Pacífico, «especialmente dados los intentos unilaterales de cambiar el statu quo por la fuerza o la coerción».
Basándose en los recientes avances entre Filipinas y Estados Unidos a través de los nuevos emplazamientos del Acuerdo de Cooperación Reforzada en materia de Defensa (EDCA) y entre Filipinas y Japón en la discusión de visitas recíprocas de oficiales militares, los tres acordaron proseguir en la cooperación trilateral en materia de defensa.
Los tres países previeron celebrar «en los próximos meses» intercambios trilaterales entre sus Secretarías de Seguridad Nacional para seguir ampliando la cooperación y el intercambio de información.
Sullivan afirmó que el nuevo marco trilateral forma parte de las múltiples alianzas en las que participa Estados Unidos en la región del Indo-Pacífico, incluida la cooperación a tres bandas con Japón y Corea del Sur y el diálogo de seguridad Quad con Australia, India y Japón.
«Yo diría que las diferentes agrupaciones pueden tener diferentes puntos de prioridad y énfasis, pero en realidad, lo que estamos descubriendo es que la agenda se está ampliando porque en cierto modo el mundo se está encogiendo», declaró Sullivan tras la reunión.
Por su parte, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, recibió el 15 de junio una llamada de cortesía del asesor de seguridad nacional filipino, Eduardo Ano, en la que Kishida expresó su deseo de estrechar la cooperación con Filipinas para hacer frente a los «desafíos geopolíticos comunes».
Conversaciones entre ministros de Defensa
Las conversaciones trilaterales se celebraron después de que los ministros de Defensa de Estados Unidos, Japón, Filipinas y Australia mantuvieran sus primeras conversaciones cuadrilaterales al margen de la cumbre de defensa del Diálogo de Shangri-La, el 3 de junio.
Los ministros debatieron «cuestiones regionales de interés común y oportunidades para ampliar la cooperación» en su labor para tener un «Indo-Pacífico libre y abierto», según el Ministerio de Defensa japonés.
La decisión se produjo en medio de la creciente asertividad de China en el Mar de China Meridional, al que reclama casi en su totalidad, y de la creciente preocupación por una posible escalada en Taiwán, isla que Beijing considera suya y ha prometido conquistar por la fuerza si es necesario.
El secretario de Asuntos Exteriores filipino, Enrique Manalo, declaró anteriormente que su país se llevaría la peor parte de cualquier escalada de las tensiones en Taiwán, dada su proximidad con la isla, que se encuentra a solo 90 millas del punto más septentrional de Filipinas.
«Taiwán está literalmente al lado de Filipinas», dijo en el foro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) celebrado en Washington el 10 de abril.
«Nuestra opinión es que no solo afectaría a Filipinas, sino a toda la región y podría escalar hasta algo, ya saben, más peligroso», añadió Manalo.
Filipinas concedió a las fuerzas estadounidenses acceso a cuatro nuevas bases militares, entre ellas una base naval, un aeropuerto en la provincia de Cagayán y un campamento del ejército en Isabela, todas situadas cerca de Taiwán, en virtud del acuerdo EDCA.
Por su parte, Beijing advirtió que la ampliación de los emplazamientos del EDCA «pondría gravemente en peligro la paz y la estabilidad regionales» y «arrastraría a Filipinas al abismo de las luchas geopolíticas y perjudicaría su desarrollo económico».
El Departamento de Defensa filipino reafirmó su postura de no injerencia en las tensiones entre China y Taiwán, sosteniendo que su preocupación primordial es la seguridad de los filipinos que viven en Taiwán.
Además reiteró que la decisión de Filipinas de conceder a Estados Unidos un mayor acceso a bases militares tenía por objeto reforzar sus capacidades de defensa y no iba dirigida contra ningún país.
The Associated Press contribuyó a este reportaje.
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