Estados Unidos preocupado por el avance de China en América Central

Menos aliados para Taiwán señalan el creciente éxito de la diplomacia de la chequera de Beijing

Por Fernando Menéndez
20 de octubre de 2018 12:57 PM Actualizado: 20 de octubre de 2018 5:32 PM

Las tensiones entre China y la administración Trump no solo son evidentes en una guerra comercial en aumento. El enfrentamiento también parece intensificarse en América Central y el Caribe, creando un nuevo capítulo en una relación temperamental y volátil.

En un momento de fuertes tensiones en las relaciones con China, Estados Unidos envió contundentes mensajes de descontento a tres naciones centroamericanas. Todas formalizaron recientemente sus relaciones diplomáticas con China.

En el aniversario del Tratado del Canal de Panamá Torrijos-Carter, el 7 de septiembre de 2018, el Departamento de Estado de Estados Unidos convocó a Roxane Cabral, encargada de negocios de Estados Unidos en Panamá, y las embajadoras de Estados Unidos en la República Dominicana y El Salvador –Robin Bernstein y Jean Manes, respectivamente– también fueron convocadas a consulta en Washington, D.C.

Cada diplomático convocado representa a Estados Unidos en un país que recientemente cambió sus relaciones diplomáticas, de Taiwán a China, en el último año.

Según el comunicado de prensa del Departamento de Estado, los tres diplomáticos tenían previsto “reunirse con líderes del gobierno de Estados Unidos para analizar la manera en que Estados Unidos puede apoyar instituciones y economías sólidas, democráticas e independientes en América Central y el Caribe”. El tono implica la preocupación de que la generosidad china pueda estar afectando la estabilidad institucional en esos países del Caribe.

China domina la pulseada diplomática

Un área de preocupación para la administración Trump es el ritmo en el que más países están rompiendo lazos diplomáticos con Taiwán y formalizando relaciones con China. Beijing se niega a mantener relaciones diplomáticas con los países que reconocen a Taiwán, una isla-Estado independiente de 23 millones de habitantes frente a la costa sudoriental de China continental. Beijing considera a Taiwán como una provincia rebelde.

Taiwán ha tenido relaciones diplomáticas y económicas de larga data con Latinoamérica, pero ahora la tendencia está cambiando a favor de Beijing. El Salvador cortó los lazos con Taiwán en agosto, República Dominicana en mayo y Panamá el verano pasado. Con los recientes cambios, los aliados diplomáticos formales de Taiwán son solo 17.

Aunque Washington cambió sus lazos diplomáticos formales de Taipei a Beijing en 1979 y se adhirió a la política de una sola China, aún mantiene una embajada de facto en Taiwán llamada Instituto Americano. Y lo que es más importante, Estados Unidos mantiene una alianza estratégica con Taiwán, la cual incluye la venta de armas a la isla-Estado y la promesa de protegerla en caso de un conflicto militar. Durante años, Taiwán fue un elemento crucial en un cordón sanitario dirigido por Estados Unidos alrededor de China.

El Canal de Panamá bajo amenaza

A Estados Unidos le preocupa cada vez más que el gobierno panameño haya hecho amplias concesiones a los intereses chinos a lo largo de la Zona del Canal. Se estima que el 43 por ciento de las actividades de la zona están bajo control chino.

La administración Trump también está preocupada por muchos acuerdos conjuntos entre China y Panamá en materia de finanzas, cooperación económica, ferrocarriles e industrias. El presidente panameño está cerrando muchos de estos acuerdos sin consultar con la legislatura del país caribeño. La falta de escrutinio y el debido proceso democrático también preocupan a algunas empresas y fuerzas políticas panameñas.

Los críticos de estos acuerdos en Panamá creen que el creciente endeudamiento con China llevará a que los intereses chinos construyan un cuarto juego de esclusas en el canal. Euclides Tapia, profesor panameño de relaciones internacionales y exfuncionario del gobierno, sostiene que “ya están llevando a cabo un estudio de viabilidad sin la aprobación de nadie. En otras palabras, nos endeudarán hasta el cuello, y ese canal no será de Panamá hasta que pague lo que debe”.

El modus operandi

La práctica de China de utilizar miles de millones de dólares en deuda para obtener activos estratégicos, dominio económico e influencia política en Asia también alarmó a un creciente coro de críticos en el continente americano.

Un reciente estudio de Harvard detectó una tendencia en aumento de países con deudas demasiado grandes como para pagarlas, lo que permite a Beijing “adquirir activos estratégicos o influencia política sobre las naciones deudoras”. Las grandes instalaciones de infraestructura construidas con préstamos chinos se arrendan cada vez más por períodos de hasta 99 años como una forma de ayuda para pagar las deudas. Estas construcciones tienen múltiples usos, que van desde el comercial hasta el logístico y posiblemente hasta el militar.

Hay mucho en juego en el Canal de Panamá. La mayor preocupación de Estados Unidos es el control del acceso a la navegación transoceánica, un interés geopolítico estratégico de larga data. La más mínima amenaza de que una potencia adversaria pueda controlarla, es insostenible para los intereses de la seguridad nacional de Estados Unidos. La perspectiva de un canal con una base militar de una nación adversaria en el hemisferio occidental tiene el potencial de desencadenar una crisis geopolítica.

Las intenciones de China de construir un canal a través de Nicaragua se van desvaneciendo. Motivos financieros y de otro tipo pusieron fin a la posibilidad de un canal propiedad de los chinos y controlado por ellos. A pesar que China tuvo durante mucho tiempo otros proyectos, como líneas ferroviarias de última generación y otras infraestructuras de transporte para sostener su comercio transoceánico, un canal transoceánico sigue siendo una prioridad.

Mientras China trabaja para lograr sus objetivos en toda América, es probable que las tensiones con Estados Unidos se intensifiquen. La inestabilidad de las últimas medidas comerciales y una serie de otros conflictos han agravado una deteriorada relación. Este último intercambio de anuncios y advertencias diplomáticas sugieren un renovado interés de Estados Unidos en la región y una posible inclinación del centro de gravedad que se alejó de Estados Unidos hacia China.

Fernando Menéndez es escritor y analista de relaciones China-América Latina radicado en Washington, D.C.

Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.

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