Comentario
Ahora sabemos lo suficiente. Ya sea que la China comunista haya diseñado o no un derivado del SARS en COVID-19, la dictadura más grande del mundo mintió y la gente, en todo el mundo, murió.
Informes recientes indican que el virus puede haberse filtrado accidentalmente del Instituto de Virología de Wuhan, el único instituto de nivel 4 de China dedicado a la investigación de patógenos peligrosos. Hasta la fecha, el análisis más detallado sigue siendo la película documental del propio The Epoch Times, que detalla el trabajo del instituto sobre los virus de tipo coronavirus y la conexión biológica entre el virus de murciélago que se está investigando en Wuhan y el nuevo coronavirus que ha matado a casi 200,000 humanos en todo el mundo.
Estados Unidos ya está ganando nuestra guerra a nivel nacional con el virus. El presidente ha desplegado su nueva Fuerza de Tareas para reabrir económicamente la nación, y 20 estados ya han comenzado a relajar las restricciones sobre comercios cerrados.
Sin embargo, con más de 25 millones de estadounidenses agregados a las listas de desempleo como resultado del cierre, el daño a Estados Unidos es casi incalculable. Y aumentará a medida que descubramos las consecuencias secundarias y terciarias de la emergencia nacional, incluido el aumento de los índices de suicidio entre aquellos que han perdido sus medios de vida.
Por lo tanto, debemos comenzar a planificar lo que haremos con respecto al régimen, que es nuestro adversario enemigo y que causó el mayor daño económico a nuestra nación en mucho tiempo.
Además de mentir sobre los orígenes de lo que el Epoch Times llama acertadamente el virus del PCCh, Beijing ha intimidado a periodistas y científicos que intentaron decir la verdad, e incluso ordenó la destrucción de la evidencia del COVID-19.
Para una línea de tiempo completa del virus y el encubrimiento del Partido Comunista Chino (PCCh), vea mi artículo aquí, que se basa en información clave no clasificada que recibí del Departamento de Estado. Estas revelaciones han llevado al secretario de estado Mike Pompeo a hacer declaraciones muy sólidas sobre la culpabilidad de China.
Además de conseguir respuestas a la pregunta: ¿Cuál es el origen exacto del virus?, hay medidas que Estados Unidos debe estar planeando en este momento. Estas, como mínimo, incluyen:
- Un sistema que penalice a las empresas estadounidenses que continúan trabajando con China en sectores que socavan las cadenas de suministro estratégicas y nuestros intereses de seguridad nacional, y que recompense a quienes reinvierten en Estados Unidos. Esto abarcaría desde la investigación avanzada relacionada con la defensa, hasta la producción de la mascarilla con filtro N-95.
- Cancelación de las «relaciones comerciales normales permanentes» con la China comunista (lo que solía llamarse la nación más favorecida).
- Desfinanciar a todas las organizaciones internacionales, como la OMS, que han demostrado su voluntad de actuar como pantalla y tener una inclinación a la propaganda de la China comunista.
- Una iniciativa internacional con nuestros aliados de la OTAN y socios globales para socavar la iniciativa La Franja y la Ruta de Beijing.
- Por último, una campaña pública en el país para desinvertir, boicotear y sancionar a los productos chinos por el tiempo que sea, mientras esa nación continúe siendo una dictadura comunista.
El presidente Trump no es un intervencionista. Trabajé para él, lo sé. Pero él apoya a todos aquellos que desean obtener la libertad por sí mismos. El pueblo de China incluido. Ahora es el momento de nuestro «Momento Sputnik«, para que despertemos ante la amenaza externa más grave que enfrentamos.
Si la muerte de 50,000 estadounidenses no es suficiente para despertarnos al peligro que China representa para Estados Unidos y para el mundo libre, nada es suficiente.
Sebastián Gorka, tiene un doctorado, es exasistente adjunto de estrategia del presidente Trump, anfitrión de America First, SebGorka.com , y autor del nuevo libro: “The War for America’s Soul”. (La guerra por el alma de Estados Unidos). Sígalo en Twitter @SebGorka.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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