La continua insistencia de Shanghái en una estrategia de «limpieza dinámica» para acabar con el COVID-19 ha provocado un aumento de las quejas de los residentes que expresan sus dificultades, desde la negación de atención médica hasta la separación de sus hijos enviados a cuarentena.
Se han tomado medidas estrictas en un intento de contener el brote del virus del Partido Comunista Chino (PCCh) en Shanghái. Las personas y los vehículos solo pueden entrar pero no salir de las zonas que están cerradas. Las tiendas y supermercados han dejado de funcionar, mientras que los autobuses, el metro, los transbordadores, los taxis y el servicio de alquiler de autos por Internet están suspendidos.
The Epoch Times recopiló varios posteos de las plataformas sociales chinas y entrevistó a residentes de algunas zonas de Shanghái para conocer de cerca la crisis que se desarrolla en la ciudad.
Zheng es una profesora jubilada del distrito de Minhang, en Shanghái, que padece uremia y no ha podido recibir tratamientos de diálisis debido a las medidas de confinamiento. Ha sufrido náuseas, vómitos, presión arterial alta, presión en el pecho y mareos.
El 31 de marzo, Zheng pidió ayuda en un posteo de Internet. El 28 de marzo se puso en contacto con los CDC de Shanghái para intentar organizar un tratamiento de diálisis, pero aún no ha recibido respuesta.
La Sra. Wang, residente en el distrito de Minhang, dijo a The Epoch Times que la gente no podía ir al hospital por su cuenta durante el confinamiento en curso. Deben llamar al 110 y pedir que una ambulancia los recoja. Wang lo calificó de «enfoque único» y solo algunos tienen la suerte de conseguir transporte.
El 1 de abril, Ma Lei (seudónimo), estudiante de la Escuela Secundaria Wenlai de Shanghái, contó a The Epoch Times que sus dos tías viven con su abuela de 92 años. Su abuela tiene cáncer, está paralizada en la cama y padece demencia senil. Su tía mayor, de 66 años, tiene epilepsia y problemas psiquiátricos. Las dos ancianas tuvieron fiebre alta durante tres días consecutivos.
Su tía menor, la única persona que puede cuidar a las dos ancianas, dio positivo en la prueba de COVID-19. Sin embargo, los CDC se la llevaron para ponerla en cuarentena esa tarde, dejando atrás a las dos ancianas a pesar de ser incapaces de cuidarse y tener fiebre alta.
El 2 de abril, una madre de Shanghái publicó en Weibo que se había visto obligada a separarse de su hija de 5 años.
«Mi hija ha tenido fiebre alta durante un día y una noche… Me sentí muy impotente y triste cuando [la niña] fue trasladada a la fuerza al Hospital Jinshan sola», dijo la madre. Intentó ponerse en contacto con todas las autoridades competentes para que le permitieran visitar a su hija.
Al momento de la publicación de este artículo, habían pasado más de 48 horas desde que la niña fue llevada al hospital sin su madre. Durante este periodo, solo recibió dos llamadas del hospital en las que se le informaba del estado de su hija y de las notas del médico sobre el caso.
El 4 de abril, Xiao Zhang, residente en el distrito de Changning de Shanghái, declaró a The Epoch Times que su padre padecía papilomas invertidos, unos agresivos tumores sinonasales que surgen en la cavidad nasal y los senos paranasales. Los tumores crecieron hasta el punto de comprimir su ojo derecho, causando visión borrosa y fuertes dolores de cabeza.
A medida que su estado se volvía cada vez más crítico, se puso en contacto con los hospitales locales para que lo operaran, pero todos rechazaron su petición y le dijeron que esperara hasta que terminaran los cierres, que no parece que vayan a levantarse pronto.
Sin embargo, lo que Xiao no podía entender era que había recibido órdenes de ingreso y facturas de los dos hospitales locales con los que se puso en contacto, pero su padre nunca fue ingresado en ellos.
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