Los bebés reaccionan de distinta manera a los alimentos que ingiere su madre mientras aún están en el útero. Sus gestos, cuando la mamá come ciertos alimentos, pueden ser de sonrisa o de llanto, revela un estudio reciente. Las imágenes que registraron las respuestas de los bebés ante diferentes alimentos muestran gestos similares a los de niños o adultos cuando comen algo que les gusta o no.
Los bebés en el útero materno pueden distinguir lo que su mamá come, en particular la zanahoria y la col rizada, los dos alimentos con los que investigadores del Reino Unido realizaron el estudio mediante análisis de ecografías de madres embarazadas y sus fetos.
El estudio demostró que los fetos pueden detectar, aún antes de nacer, sabores de la dieta materna. Las reacciones faciales de los fetos a la col rizada fue de “cara de llanto”, mientras que cuando las madres comían zanahoria, sus bebés mostraron “cara de risa”.
Este resultado lo obtuvo el equipo de investigadores al registrar las reacciones faciales de los bebés mediante ecografías 4D unos 30 minutos después que sus madres ingirieran cápsulas con polvo de zanahoria y col rizada.
Los gestos de fetos bajo estudio con “carita de risa fueron relativamente más frecuentes en el grupo expuesto a la zanahoria”, informaron los investigadores en un artículo científico. Por el contrario, los resultados faciales de los bebés cuyas madres ingirieron col rizada, mostrando “cara de llanto, fue mayor en comparación con los fetos expuestos a zanahorias”, indica el artículo.
“La evidencia de que los fetos reaccionan con FM [movimientos faciales] diferenciales según el sabor de la ingesta materna indica que distinguen estos dos sabores por lo menos a las 32 semanas de gestación”.
El resultado de este estudio es considerado como la “primera evidencia directa de que los bebés reaccionan al gusto y al olfato en el útero”, según el comunicado de la Universidad de Durham, donde se realizó el estudio.
“Sus hallazgos podrían mejorar nuestra comprensión del desarrollo de los receptores humanos del gusto y el olfato”, agrega la nota de la universidad.
Dado que las personas experimentan el sabor a través de una combinación de gusto y olfato, “Los investigadores también creen que lo que comen las mujeres embarazadas podría influir en las preferencias gustativas de los bebés después del nacimiento y potencialmente tener implicaciones para establecer hábitos alimenticios saludables”.
Beyza Ustun, investigadora de posgrado en el Laboratorio de Investigación Fetal y Neonatal del Departamento de Psicología de la Universidad de Durham, dijo: «Varios estudios han sugerido que los bebés pueden saborear y oler en el útero, pero se basan en resultados posteriores al nacimiento, mientras que nuestro estudio es el primero en ver estas reacciones antes del nacimiento”.
La investigadora principal del estudio expresó: “creemos que esta exposición repetida a los sabores antes del nacimiento podría ayudar a establecer las preferencias alimentarias después del nacimiento, lo que podría ser importante al pensar en enviar mensajes sobre una alimentación saludable y el potencial para evitar la ‘quisquillosidad alimentaria’ durante el destete”.
«Fue realmente sorprendente ver la reacción de los bebés por nacer a los sabores de col rizada o zanahoria durante las exploraciones y compartir esos momentos con sus padres», agregó Ustun.
Nadja Reissland, coautora del estudio y directora del Laboratorio de Investigación Fetal y Neonatal del Departamento de Psicología de la Universidad de Durham, quien supervisó la investigación de Beyza Ustun, dijo: “Investigaciones anteriores realizadas en mi laboratorio han sugerido que las ecografías 4D son una forma de monitorear las reacciones fetales para comprender cómo responden a los comportamientos de salud materna, como fumar, y su salud mental, incluido el estrés, la depresión y la ansiedad”.
Benoist Schaal, coautor y profesor del Centro Nacional de Investigación Científica de la Universidad de Borgoña, Francia, dijo: “Al observar las reacciones faciales de los fetos, podemos suponer que una variedad de estímulos químicos pasan a través de la dieta materna al entorno fetal”.
“Esto podría tener importantes implicaciones para nuestra comprensión del desarrollo de nuestros receptores gustativos y olfativos, y de la relación con la percepción y la memoria”, agregó.
Jackie Blissett, coautor y profesor de la Universidad de Aston, comentó: “Se podría argumentar que las exposiciones prenatales repetidas a los sabores pueden conducir a preferencias por los sabores experimentados después del nacimiento. En otras palabras, exponer al feto a sabores menos ‘gustados’, como la col rizada, podría significar que se acostumbre a esos sabores en el útero”.
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