Se cree que dos receptores de trasplantes de órganos murieron porque los órganos donados se infectaron con una bacteria mortal, según los CDC.
«En junio de 2022, se notificaron dos casos de legionelosis en pacientes, cada uno de los cuales había recibido un trasplante de pulmón del mismo donante, que se había ahogado en un río… Las pruebas sugieren que la fuente de infección fueron probablemente los pulmones trasplantados», declararon los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE. UU. en un informe del 15 de septiembre. La legionelosis es un tipo de neumonía causada por la bacteria Legionella.
La infección se produce al respirar pequeñas gotas de agua contaminadas con la bacteria. Aproximadamente una de cada diez personas que la padecen muere a causa de la infección. Es la primera vez que se cree que un trasplante de órganos ha propagado la bacteria Legionella.
«Los clínicos que atienden a pacientes que recibieron órganos de donantes que se ahogaron en agua dulce deben tener en cuenta la infección por Legionella» en caso de que los pacientes desarrollen complicaciones de salud tras la operación, dijeron los CDC.
«El diagnóstico y el tratamiento rápidos de la legionelosis aumentan la probabilidad de una recuperación completa».
Los dos casos de legionelosis se detectaron en personas que habían recibido pulmones de un hombre de entre 30 y 39 años que se cayó a un río y estuvo sumergido unos cinco minutos. La recuperación de los órganos se produjo a los siete días del ahogamiento.
«En aquel momento, no se sospechaba que hubiera exposición a la Legionella, y no se realizaron pruebas de detección de Legionella en ninguna muestra del donante antes o después de la recuperación de órganos», decía el informe.
La primera paciente, una mujer de 70-79 años, recibió un trasplante de pulmón derecho del donante en mayo de 2022. El segundo paciente, un hombre de 60-69 años, recibió un trasplante de pulmón izquierdo del donante el mismo día.
Las personas que reciben trasplantes de órganos son especialmente vulnerables a las infecciones, ya que toman medicamentos para suprimir su sistema inmunitario y evitar que ataque a los órganos trasplantados.
Aunque el estudio no encontró «pruebas clínicas o genómicas confirmatorias» que demostraran que los pulmones trasplantados fueran la fuente de la infección por Legionella que mató a los pacientes, esbozó tres factores de por qué los pulmones donados son los culpables.
En primer lugar, los dos pacientes tenían especies distintas de Legionella, lo que puede explicarse por la muerte del donante en el río, donde es probable que el agua contenga especies más diversas de la bacteria.
En segundo lugar, una revisión de los registros del hospital donde se realizaron los trasplantes sugirió que los parámetros del agua se mantenían dentro de los rangos esperados, sin encontrar indicios de que el agua pudiera haber estado infectada por la bacteria Legionella.
En tercer lugar, no se notificó ninguna otra enfermedad del legionario en el centro de trasplantes en los 12 meses siguientes a los dos casos. «Dada la estrecha agrupación en el tiempo, cabría esperar la identificación de casos adicionales si la fuente fuera el sistema de agua o las torres de refrigeración del centro hospitalario».
Síntomas de la infección y riesgo de muerte
Según los CDC, la bacteria Legionella se encuentra de forma natural en entornos de agua dulce. La bacteria se convierte en un problema sanitario cuando se propaga a los sistemas de agua de edificios construidos por el hombre, como cabezales de ducha, depósitos de agua caliente, bañeras de hidromasaje, fuentes decorativas y sistemas de fontanería. La legionela también puede crecer en el depósito de líquido limpiaparabrisas de un vehículo.
Una vez que la bacteria entra en los sistemas, puede propagarse a través de las gotitas que inhalan las personas. Salvo en algunas raras circunstancias, las personas no suelen contagiar la infección a otras.
Los individuos de 50 años o más, los que son o han sido fumadores, las personas con cáncer, sistemas inmunitarios débiles, enfermedades pulmonares crónicas y los que padecen enfermedades subyacentes como insuficiencia renal, diabetes e insuficiencia hepática corren un mayor riesgo de enfermar cuando se exponen a la Legionella.
«La mayoría de las personas sanas expuestas a la Legionella no enferman», afirman los CDC.
Los síntomas de la enfermedad del legionario incluyen dificultad para respirar, dolores musculares, dolores de cabeza, fiebre y tos. Los síntomas suelen manifestarse entre dos y 14 días después de la exposición a la bacteria.
Mientras que alrededor de una de cada 10 personas que contraen la infección mueren por complicaciones de la enfermedad, la tasa se dispara a una de cada cuatro para las personas que se infectan durante una estancia en un centro sanitario.
En el informe del 15 de septiembre, los CDC afirman que «la incidencia de la legionelosis ha aumentado sustancialmente durante la última década, alcanzando un máximo de 2.71 casos por cada 100,000 personas en 2018».
«La mayoría de los casos no están asociados a una fuente conocida, aunque aproximadamente el 18% tienen una exposición declarada asociada a un centro sanitario».
Otros tres receptores habían recibido órganos trasplantados del mismo donante: corazón, hígado y riñón derecho. Aunque los pacientes experimentaron algunas complicaciones, no había indicios de infección por Legionella, según el informe.
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