Un estudio reciente revela la relación entre el estreñimiento y un mayor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE), como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Esta asociación era especialmente fuerte en individuos que también sufrían hipertensión arterial. Este hallazgo subraya la importancia de la gestión proactiva de la salud y de las modificaciones del estilo de vida, sobre todo teniendo en cuenta la prevalencia de ambas afecciones.
Los eventos cardiovasculares adversos mayores y el estreñimiento
El equipo de investigación utilizó datos de más de 400,000 participantes en el Biobanco del Reino Unido. Su análisis reveló que las personas con estreñimiento presentaban un riesgo significativamente mayor de sufrir MACE en comparación con las que mantenían hábitos intestinales regulares.
En concreto, las personas con estreñimiento presentaban un aumento del 115 por ciento en las probabilidades de MACE, un aumento del 172 por ciento en las probabilidades de insuficiencia cardiaca, un aumento del 136 por ciento en las probabilidades de ictus isquémico y un aumento del 62 por ciento en las probabilidades de síndromes coronarios agudos, que pueden provocar daños cardíacos y la muerte.
Papel de la hipertensión
Los investigadores observaron que la hipertensión era un factor que, combinado con el estreñimiento, aumentaba significativamente el riesgo de MACE.
Los investigadores demostraron que la presencia de estreñimiento en pacientes con hipertensión aumenta el riesgo de MACE en aproximadamente 1.7 veces y contribuye a un aumento del 34 por ciento en el riesgo de aparición posterior de MACE, lo que significa una interacción significativa entre estos dos problemas de salud.
Riesgo remanente
Entre los participantes, más de 157,400 tenían hipertensión arterial y al 8.6 por ciento también se le diagnosticó estreñimiento.
El mayor riesgo de MACE se mantuvo incluso después de tener en cuenta el uso de medicamentos que causan estreñimiento, incluidos los antagonistas del calcio utilizados para ayudar a controlar la presión arterial.
Los investigadores también descubrieron que la genética desempeñaba un papel en el estreñimiento y los MACE. Hasta el 27 por ciento de los factores genéticos que influían en el estreñimiento también estaban relacionados con afecciones cardíacas.
«Las asociaciones entre el estreñimiento y las cardiopatías pueden ayudar a los científicos a descubrir nuevas intervenciones terapéuticas y a aplicar estrategias de gestión más eficaces basadas en la evaluación individual del riesgo, en línea con los principios de la medicina de precisión», escribieron los investigadores.
Factores «directos» e «indirectos»
El Dr. Alexander Lee, director del laboratorio de cateterismo cardíaco del Centro Médico Judío de Long Island, que forma parte del Instituto Cardiovascular Northwell Health de Nueva York, declaró a The Epoch Times que es importante entender la diferencia entre los factores de riesgo «directos» e «indirectos» de las enfermedades cardíacas.
Los factores directos, como el colesterol elevado y el tabaquismo, contribuyen directamente a la formación de placa en las arterias, precursora de las cardiopatías. Los factores indirectos, como el estreñimiento, no provocan directamente la formación de placa, pero pueden dar lugar a condiciones que favorezcan los riesgos cardiovasculares.
Lee explicó que el estreñimiento crónico puede inducir picos temporales en la presión arterial debido al esfuerzo, lo que puede tener repercusiones duraderas en la salud del corazón.
El estreñimiento crónico puede alterar la función del nervio vago, un componente crucial del sistema nervioso parasimpático responsable de regular la frecuencia cardíaca y controlar la inflamación. Las alteraciones de la actividad del nervio vago pueden provocar ritmos cardíacos anormales y elevadas respuestas al estrés, contribuyendo en última instancia a la hipertensión.
Además, los desequilibrios en las bacterias intestinales asociados al estreñimiento pueden dar lugar a respuestas inflamatorias que, a la larga, pueden provocar rigidez arterial y desarrollo de placa.
«El estreñimiento y el esfuerzo aumentan la presión arterial posiblemente entre 20 y 80 mmHg, aunque de forma temporal», afirma Lee. «El estreñimiento crónico puede conducir a un esfuerzo persistente, lo que puede tener efectos duraderos en la salud cardiovascular».
La prevención es la clave
Los expertos recomiendan mantener hábitos dietéticos saludables, incluida una ingesta abundante de fibra, mantenerse hidratado y practicar una actividad física regular para favorecer la salud digestiva. Las revisiones médicas rutinarias también pueden ayudar a controlar la presión arterial y brindan la oportunidad de comentar cualquier problema de salud intestinal con el médico.
Lee hace hincapié en la importancia de un enfoque proactivo de la gestión de la salud, afirmando: «Siempre es mejor gestionar la salud de forma proactiva en lugar de reactiva».
Las consultas periódicas con los profesionales de la salud pueden ayudar a las personas a desarrollar estrategias personalizadas de reducción de riesgos para promover la salud cardiovascular y digestiva.
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