Durante la pandemia del virus del Partido Comunista Chino (PCCh), los administradores de las escuelas y universidades implementaron de forma dogmática, y en muchos casos forzosa, órdenes de uso de mascarillas y vacunación con la intención de prevenir la propagación del SARS-CoV2, sin embargo, estas políticas no han tenido mucho efecto, según recientes estudios revisados por pares.
Un artículo de investigación publicado el 18 de mayo subraya las deficiencias de los actuales requisitos de mascarilla y vacunación, ya que estas políticas no contuvieron la propagación del SARS-CoV2 en la Universidad de Cornell en Nueva York.
A pesar de que la universidad exigió el uso de mascarillas en el campus, el aislamiento y el rastreo de contactos en las horas siguientes a cualquier resultado positivo, el documento reconoce que: «La experiencia de Cornell demuestra que las intervenciones tradicionales de salud pública no pudieron con ómicron. Si bien la vacunación protegió contra la enfermedad grave, no fue suficiente para evitar la rápida propagación, incluso cuando se combinó con otras medidas de salud pública, incluidas las pruebas de vigilancia generalizadas».
Otro estudio descubrió que las transmisiones secundarias eran «notablemente más bajas en la escuela en comparación con los entornos domésticos, lo que sugiere que la transmisión doméstica es más importante que la escolar en esta pandemia».
Hacia el final del semestre de 2021, la Universidad de Cornell, casi completamente vacunada, cerró su campus debido a un aumento de casos de COVID.
«Las órdenes de mascarilla han fracasado en el control de la propagación de la infección en las escuelas, como demuestra este análisis de las escuelas con y sin órdenes de mascarilla. Estudios anteriores han demostrado que las vacunas contra el COVID no evitan la propagación de la transmisión», dijo el Dr. Sanjay Verma a The Epoch Times, refiriéndose al estudio del 18 de mayo.
El Dr. Verma, un cardiólogo que ejerce en California y que ha observado un aumento de los problemas cardíacos desde la implementación masiva de las vacunas, cree que las mascarillas y la orden de vacunación no fueron la mejor manera de manejar el COVID.
«Se hizo poco hincapié, si es que se hizo, en otros esfuerzos de mitigación más eficaces: la ventilación y filtración, el ejercicio, la pérdida de peso y la responsabilidad personal serían mucho más eficaces», afirmó.
«Así que esas órdenes de escuelas y universidades suscitan la pregunta: ¿qué esperaban conseguir?», preguntó retóricamente.
El ex vicepresidente de Pfizer, Michael Yeadon, toxicólogo y experto en investigación sobre alergias y enfermedades respiratorias, sostiene que, dado que el índice de mortalidad por infección (IFR) de COVID-19 no ha sido elevado, las vacunas no deberían haber sido obligatorias, y que se sabía que las mascarillas eran inútiles para detener los virus respiratorios por la literatura científica anterior.
«Se sabía mucho antes del COVID-19 que las mascarillas no hacen nada», dijo Yeadon en una declaración que envió a The Epoch Times.
«Muchos no saben que las mascarillas médicas azules no son filtros. El aire inspirado y expirado entra y sale entre la mascarilla y la cara. Son protectores contra salpicaduras, eso es todo».
«Esta es una buena revisión de los hallazgos con las mascarillas en los virus respiratorios por parte de un reconocido experto en la materia. No hay efecto», añadió Yeadon. «Ni las mascarillas ni los cierres impidieron la propagación del virus. [Aquí hay] una revisión y un resumen de 400 estudios».
«Sabemos por investigaciones recientes que las vacunas COVID aumentan el riesgo de miocarditis, especialmente en los varones de 16 a 29 años», señaló además el Dr. Verma.
«Los beneficios presuntos y no probados de estas políticas escolares y universitarias deben equilibrarse con los riesgos muy reales (por muy raros que parezcan). Además, no debemos olvidar que los datos de los CDC revelan un exceso de cero muertes en 0-24 [años] en 2020 y 2021 en comparación con los años anteriores. La tasa de hospitalización general y la IFR para este grupo de edad son muy bajas y no parecen justificar tales requisitos, que parecen ser ineficaces para detener la propagación de todos modos. Los funcionarios de salud pública servirían mejor al público haciendo hincapié en las mascarillas N95 para todos los individuos de alto riesgo, en las mejoras de la ventilación y filtración, en el ejercicio y la pérdida de peso, y en el aislamiento cuando sea sintomático».
Otro estudio del 25 de mayo no encontró «ninguna relación significativa entre órdenes de uso de mascarillas y tasas de casos», después de replicar un «estudio muy citado de los CDC que mostraba una asociación negativa entre las órdenes de uso de mascarillas en las escuelas y los casos pediátricos de SARS-CoV-2», con una muestra mayor de distritos y un intervalo de tiempo más largo.
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