Expresidentes, exministros, gobernadores y legisladores de los partidos que históricamente se repartieron el poder en México fueron embarrados por la confesión del exdirector de Pemex Emilio Lozoya sobre la entrega de sobornos del caso Odebrecht, lo que provocó un terremoto político sin precedentes en el país.
El actual mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, quien asumió el poder en 2018 con la promesa de acabar con la corrupción, dio este jueves plena veracidad a la revelación del exdirector de la petrolera estatal y la calificó de «escandalosa».
En la víspera se filtró la denuncia presentada ante la Fiscalía General de la República (FGR) por Lozoya, extraditado desde España el 17 de julio por haber recibido 10.5 millones de dólares en sobornos de Odebrecht, en la que implica a altos cargos de Administraciones pasadas con el objetivo de librarse de la cárcel.
El régimen de la corrupción
En el documento, Lozoya detalla el reparto de sobornos de la constructora Odebrecht para la campaña electoral del expresidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), del Partido Revolucionario Institucional (PRI), a cambio de favores durante su Gobierno, así como la compra de votos de legisladores del opositor Partido Acción Nacional (PAN).
Aunque el que repartía el dinero era Lozoya, este asegura que actuó bajo las órdenes directas de Peña Nieto y de su mano derecha, el secretario de Hacienda Luis Videgaray, quienes construyeron «un aparato organizado de poder que -desde las más altas esferas del régimen- instrumentó lo necesario para obtener beneficios».
Pero Peña Nieto no es el único. La denuncia apunta también a los expresidentes Felipe Calderón (PAN, 2006-2012), por corrupción en la compra de la planta Etileno XXI por parte de Pemex, y a Carlos Salinas de Gortari (PRI, 1988-1994), quien presionó para lograr contratos para su hijo.
«Es la primera vez en México se señala directamente a expresidentes por corrupción, hasta ahora había un pacto de no agresión», subrayó a Efe el politólogo David Morales, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien pidió cautela puesto que la Fiscalía deberá investigar la denuncia y decidir si los cita a declarar.
La revelación va mucho más allá y apunta también a Ricardo Anaya y a José Antonio Meade, los candidatos del PAN y del PRI que compitieron con López Obrador, del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en las elecciones de 2018.
También asegura que en 2013 varios legisladores del PAN – entre ellos los actuales gobernadores de Querétaro y de Tamaulipas, Francisco Domínguez y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, respectivamente- recibieron sobornos a cambio de votar a favor de la reforma energética de Peña Nieto, que liberalizó el sector.
La única referencia al entorno de López Obrador es Miguel Barbosa, actual gobernador de Puebla por Morena, señalado de recibir favores de Pemex cuando era senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Silencio, persecución política y denuncias
Desde la llegada a México de Lozoya, quien afronta el proceso judicial en libertad condicional tras pactar con la Fiscalía la revelación de toda esta trama, han sido constantes las filtraciones pero hasta ahora no se tenía el documento completo de la denuncia, presentada el 11 de agosto.
No falta quien apunta al Gobierno de López Obrador por estar detrás de la filtración del documento, que podría afectar al proceso judicial.
Y es que el presidente, acostumbrado a arremeter a diario contra sus rivales políticos, ha pedido a la Fiscalía, que se supone independiente del Ejecutivo, que revele toda la información del caso para «estigmatizar» la corrupción de sus antecesores.
En la conferencia de este jueves dijo que anoche no terminó de leer la denuncia para no tener «pesadillas» por este caso que consideró «muy grave».
Mientras Peña Nieto, Videgaray o Salinas de Gortari han permanecido en silencio, los políticos del PAN señalados han denunciado una persecución por parte del actual presidente.
«El manejo ilegal y mediático del caso confirma que Lozoya (con el chantaje de tener presa a su mamá) es utilizado por López Obrador como un instrumento de venganza y persecución política», dijo en Twitter Felipe Calderón al tachar de «ridículas» las acusaciones.
Quien decidió dar un paso adelante fue el excandidato presidencial Ricardo Anaya, acusado de recibir sobornos para la aprobación de la reforma energética, quien presentó este jueves una denuncia contra Lozoya por «daño moral».
«Que no sueñen con que me voy a dejar. Conmigo se van a topar con pared. No importa cuánto tiempo me tome, voy a defender mi honor», dijo a través de un vídeo Anaya, quien lleva casi dos años alejado de la política.
La primera investigación en México de la trama Odebrecht, que en otros países ha llevado a expresidentes entre rejas, coincide con un tenso clima preelectoral por las elecciones intermedias del próximo año.
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