Exembajador Manuel Rocha es condenado por trabajar como espía del régimen cubano

Este caso sacó a la luz la sofisticación de los servicios de inteligencia cubanos, que han logrado penetraciones dañinas en altos niveles del gobierno estadounidense.

Por Cristina Bazán
12 de abril de 2024 8:19 PM Actualizado: 12 de abril de 2024 8:19 PM

Después de admitir que trabajó durante décadas como agente secreto para el régimen cubano, un exdiplomático estadounidense fue sentenciado a 15 años de prisión.

Manuel Rocha, de 73 años, exembajador de los Estados Unidos en Bolivia y exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional, se declaró culpable de conspirar para actuar como agente de un gobierno extranjero.

Ahora deberá pagar una multa de 500,000 dólares y cooperar con las autoridades tras lograr un acuerdo de culpabilidad según el cual los fiscales desestimaron más de una docena de otros cargos, incluidos fraude electrónico y declaraciones falsas.

El Departamento de Estado dijo el viernes que continuaría trabajando con la comunidad de inteligencia “para evaluar plenamente las implicaciones de estos cargos en política exterior y seguridad nacional”.

Antes de ser condenado, Rocha pidió perdón a sus amigos y familiares.

«Asumo toda la responsabilidad y acepto la sanción», dijo.

La sentencia es el resultado de un caso excepcionalmente rápido y evitó un juicio que habría arrojado nueva luz sobre qué hizo exactamente Rocha para ayudar a Cuba, cuyos detalles permanecen secretos.

“Sus acciones fueron un ataque directo a nuestra democracia y a la seguridad de nuestros ciudadanos”, dijo a Rocha la jueza de la Corte de Distrito de Estados Unidos, Beth Bloom.

Por su parte, el fiscal David Newman, dijo al final de la audiencia en una rueda de prensa que esta «es una asombrosa traición al pueblo estadounidense».

Las autoridades federales han estado realizando una evaluación confidencial de los daños, la cual podría tardar años en completarse.

Manifestación del exilio cubano

La audiencia duró unas cuatro horas, durante las cuales múltiples manifestantes del exilio pidieron una condena máxima ante el edificio de la corte.

Incluso antes de que se dictara la sentencia, el acuerdo de culpabilidad generó críticas en la comunidad de exiliados cubanos de Miami, y algunos observadores legales temieron que Rocha fuera tratado con demasiada indulgencia.

“Cualquier sentencia que le permita volver a ver la luz del día no sería justicia”, dijo Carlos Trujillo, un abogado de Miami que se desempeñó como embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos durante la administración Trump. «Es un espía de un adversario extranjero que puso en riesgo vidas estadounidenses».

Mientras tanto, Ofelia Acevedo Maura y la activista Rosa María Payá Acevedo, viuda e hija del fallecido activista Oswaldo Payá, dijeron sentirse «hondamente preocupadas» por una declaración de culpabilidad que «sienta un precedente peligroso en casos de esta magnitud» porque «elimina la discreción» del tribunal para «abordar el alcance total del daño causado» por el acusado.

Su traición pasó desapercibida

Rocha fue arrestado hace menos de seis meses en su casa de Miami por acusaciones de que participó en “actividades clandestinas” en nombre de Cuba desde al menos 1981, el año en que se unió al servicio exterior de Estados Unidos.

El exdiplomático de origen colombiano trabajó durante dos décadas para el Departamento de Estado de Estados Unidos, ocupando cargos en Argentina, México, la Casa Blanca y la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

También fue asesor especial del comandante del Comando Sur de Estados Unidos. Sin embargo, su traición pasó desapercibida durante años, según los fiscales.

Asimismo, adoptó la postura de un partidario de Donald Trump y de línea dura hacia Cuba para ocultar sus verdaderas lealtades.

En 1973, cuando se graduó en Yale, Rocha viajó a Chile, donde se habría convertido en un «gran amigo» de la agencia de inteligencia de Cuba, la Dirección General de Inteligencia, o DGI, aseguró la fiscalía.

Según las investigaciones, Rocha se incriminó a sí mismo en una serie de conversaciones grabadas en secreto con un agente encubierto que se hacía pasar por un agente de la inteligencia cubana.

Inicialmente, el agente se comunicó con Rocha por WhatsApp, llamándose “Miguel” y diciendo que tenía un mensaje “de tus amigos en La Habana”.

El exembajador elogió a Castro como “comandante” en las conversaciones, calificó a Estados Unidos de “enemigo” y se jactó de su servicio durante más de 40 años como topo cubano en el corazón de los círculos de política exterior estadounidense, dijeron los fiscales en registros judiciales.

«Lo que hemos hecho… es enorme… más que un Grand Slam», dijo Rocha.

Aún no se sabe qué impulsó al FBI a abrir su investigación sobre Rocha tantos años después de su retiro del servicio exterior, pero el caso sacó a la luz la sofisticación de los servicios de inteligencia cubanos, que han logrado otras penetraciones dañinas en altos niveles del gobierno estadounidense.

Con información de EFE y The Associated Press

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