Las protestas de Hong Kong se mantienen hace cuatro meses y no muestran signos de disminuir. En cambio, cada vez más residentes locales se unen a las protestas en medio de la creciente brutalidad policial.
Simon Lau, un destacado profesional de los medios de comunicación y exconsultor de la Unidad Central de Políticas de Hong Kong, señaló que la policía de Hong Kong ha cambiado sus métodos para lidiar con los manifestantes desde las protestas mundiales de «antiautoritarismo» del 29 de septiembre, y que ahora están recurriendo a tácticas antiterroristas para intimidar a la población.
Cambio de tácticas
Mientras que la jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, afirmaba que escucharía las preocupaciones del pueblo e incluso mantuvo un diálogo comunitario a fines de septiembre, la policía de Hong Kong en cambio aumentó el uso de la fuerza, desde el 1 de octubre, en el 70º aniversario de la fundación del régimen comunista chino.
Ese día, la policía disparó 1407 cartuchos de gas lacrimógeno, 923 balas de goma, 230 granadas de esponja, 192 cartuchos (no letales) de bolsas de frijoles y seis balas reales. Dos adolescentes resultaron heridos por los disparos con municiones reales.
El 10 de octubre, en una entrevista en la oficina de Hong Kong de La Gran Época, Lau señaló que la intensificación del uso de la fuerza policial en realidad comenzó el 29 de septiembre, cuando los manifestantes y sus defensores de todo el mundo realizaron protestas de «antiautoritarismo» en varias ciudades y marchas masivas.
«La policía de Hong Kong disparó frenéticamente gases lacrimógenos incluso antes de que comenzara la marcha. Esto indica que han cambiado sus tácticas para sofocar las protestas», dijo Lau. “El nuevo plan es usar el método más extremo para atacar a los más débiles, para lograr un efecto de intimidación”.
En otras palabras, a la policía ya no le preocupa que su extrema violencia sea capturada por los medios de comunicación. Por el contrario, quieren que las redes sociales y los canales de televisión difundan las imágenes para que la población tenga miedo de continuar con las protestas, agregó Lau.
“En el pasado, el gobierno trataba de ocultar esos incidentes inhumanos, como los ataques de la policía contra las jóvenes mujeres adolescentes, por temor a perder el apoyo del pueblo si esas imágenes se difundían (…). Piénsalo, ¿por qué hay más y más imágenes de policías atacando a jóvenes manifestantes después del 29 de septiembre?», pregunta Lau.
La ley de emergencia es más grave que la prohibición de las máscaras
Lam anunció el 4 de octubre que invocaría una ley de emergencia de la era colonial para prohibir las máscaras faciales en un intento de sofocar meses de protestas masivas. Los manifestantes organizaron inmediatamente una marcha desafiando la prohibición.
Sin embargo, Lau cree que la cuestión clave es que Lam invocó la Ordenanza de Emergencia.
«Es equivalente a declarar que Hong Kong ha entrado en estado de emergencia. Al hacerlo, el gobierno de Hong Kong no necesita hacer nada en nombre de la ley marcial, ni pedir el despliegue del Ejército Popular de Liberación (EPL), ya que la ley marcial o el despliegue del EPL incurriría en sanciones internacionales y provocaría una crisis de confianza, lo que a su vez desencadenaría una fuga de capitales a gran escala», explicó Lau. “Beijing puede lograr su objetivo a través de la Ley de Emergencia, sin tener que pagar el enorme precio de imponer la ley marcial”.
Hong Kong podría convertirse en el próximo Xinjiang
Ya hace cinco años, cuando el Movimiento de los Paraguas aún estaba en la fase de planificación, funcionarios de la Oficina de Seguridad de Hong Kong y de la policía de Hong Kong viajaban cada año a la región china de Xinjiang para conocer las estrategias antidisturbios y antiterroristas de la policía china.
Xinjiang es el hogar de muchas minorías musulmanas, incluyendo uigures y kazakos. El régimen chino ha calificado a estas minorías musulmanas como una amenaza terrorista, lo que justifica una severa represión. Los grupos internacionales de derechos humanos estiman que alrededor de un millón de uigures y minorías musulmanas están recluidos en campos de concentración.
Lau predijo hace dos años que las tácticas antidisturbios de Xinjiang se utilizarían en Hong Kong, incluyendo métodos de alta tecnología como el reconocimiento facial, los grandes datos (Big Data) y la vigilancia por circuito cerrado de televisión.
Además, cree que una fuerza policial especial antidisturbios está trabajando con la policía de Hong Kong para lidiar con los manifestantes.
«En el lugar de la demostración, si observas atentamente, te darás cuenta que algunos policías llevan pistolas Glock 17 o Glock 10 de fabricación austriaca. Eso significa que no son policías ordinarios del Departamento de Investigación Criminal (CID, por sus siglas en inglés)», dijo Lau. «Estas pistolas son diferentes de las que usaría la policía del CID. Cuando la policía disparó balas reales en Victoria Park, alguien encontró una bala en una fuente del parque y descubrió que es un tipo de bala de gran calibre».
La táctica antiterrorista está condenada al fracaso
La policía de Hong Kong arrestó a más de 2100 manifestantes desde junio, pero los manifestantes han perseverado, y Lau dice que por eso las tácticas antiterroristas de Xinjiang no funcionarán en Hong Kong.
«Un grupo terrorista es una organización clandestina con reglas estrictas. Es muy difícil para un grupo así reclutar nuevos miembros. Por lo tanto, cuando las autoridades atacan a un grupo terrorista, el número de miembros solo disminuye. Sin embargo, para el movimiento prodemocrático de Hong Kong, que es un movimiento civil, la represión violenta solo invitará a más civiles a unirse a la protesta».
Manifestantes de Hong Kong apuntan al PCCh
Los manifestantes de Hong Kong están volcando su ira contra el Partido Comunista Chino (PCCh). En muchos lugares se pueden ver carteles que dicen: «El cielo eliminará al Partido Comunista Chino».
Debido a que Lam es vista como una líder títere, es natural que los manifestantes de Hong Kong estén ahora apuntando al PCCh, señaló Lau.
«Déjenme decirles cómo nos sentimos [los hongkoneses] en los últimos cuatro meses. Creemos firmemente que el gobierno de Hong Kong no sirve al pueblo de Hong Kong, porque está controlado por el régimen comunista chino, una potencia extranjera. Y esta potencia extranjera está persiguiendo a los ciudadanos locales», dijo Lau.
Añadió que los jóvenes de Hong Kong están dispuestos a sacrificar sus estudios, su futuro e incluso sus propias vidas, porque han soportado juntos la represión y el sufrimiento mientras luchaban por la libertad.
«Entenderás sus sentimientos si te encuentras con soldados que han luchado en el frente. Es un sentimiento de tristeza e indignación. Estos manifestantes están realmente dispuestos a sacrificarse por Hong Kong», dijo. «Cuanto más los repriman las autoridades, más se resistirán. Las autoridades piensan que están intimidando a los manifestantes, pero de hecho, está teniendo el efecto contrario. A pesar de los arrestos y las heridas sufridas por los manifestantes, jamás darán marcha atrás. Si el gobierno decide seguir usando la fuerza, se convertirá en un círculo vicioso».
Lau advirtió a los líderes chinos sobre el peligro de convertir a Hong Kong en una nueva Xinjiang. Las autoridades centrales de Beijing no ganarán nada si los hongkoneses sufren.
«¿Ha notado [el PCCh] que ya está al borde de un precipicio?» afirmó Lau.
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