El consultor de seguridad David Saucedo habló del impacto que pretenden generar en México los cárteles de droga, principalmente el Cártel de Sinaloa y por el otro lado el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), tras el aumento reciente de los ataques a la población civil.
“Tenemos en México una batalla entre dos grandes grupos de macro criminalidad. Por un lado, el Cártel de Sinaloa y por el otro lado el Cártel Jalisco Nueva Generación”, dijo Saucedo a The Epoch Times en Español en una entrevista. “Prácticamente en todos los estados del país en donde es posible ver un incremento de la violencia homicida”.
Esto luego de que el aumento de homicidios se recrudece en México, principalmente en el Centro, Bajío y Norte del país.
El más reciente fue durante la madrugada de este martes, donde una persona murió y otra más resultó herida fuera del «Palenque de Fiestas de Octubre” durante un ataque armado en Zapopan, Jalisco. El sábado pasado al menos doce personas fueron asesinadas en un bar de Irapuato, la segunda ciudad más poblada de Guanajuato en México, informó la secretaría de seguridad ciudadana luego de que al lugar llegaron sujetos armados que dispararon contra los presentes.
“Lo que vemos es que el abanico criminal en México se ha incrementado (…) directamente también contra la población civil, cometiendo estas escenas dantescas en varios estados del país”, agregó.
Saucedo percibe que de manera paralela estas organizaciones criminales están empleando tácticas de narcoterrorismo, que ya no solo involucran masacres, sino también los incendios cometidos en contra de tiendas de conveniencia en distintos estados del país, recordando el recrudecimiento de la violencia en agosto pasado.
Tres tipos de masacres
El experto señaló que el abanico de tácticas de violencia también se han diversificado, incluso utilizándose explosivos, y bombas detonadas con dispositivos de acción remota. Y explicó que hay distintos impactos que estos cárteles buscan generar a través de tres tipos de masacres: las táctico-operativas, las de impacto mediático y las tácticas.
Las masacres táctico-operativas “tienen por objeto la eliminación del rival. Es decir, asesinar a las redes de narcomenudeo rivales”, dijo.
Las masacres de impacto mediático son para «presionar a las autoridades, ponerlas en evidencia, desacreditar las frente a la opinión pública”. Explicó que estas tienen por objeto “lesionar la imagen de la autoridad” en alguna región determinada, a través del asesinato a periodistas, a estudiantes, a profesionistas de alto nivel reconocidos.
Y por último, están las masacres tácticas, “que son las que se realizan con el objeto de atraer la atención de las autoridades”.
“En el argot criminal se le llama calentar plaza, es decir, atacar a la población civil para provocar una concentración de fuerzas en un espacio geográfico determinado y que las autoridades dejen desprotegidas otras zonas que son del interés del narcotráfico”.
“Abrazos no balazos”: concesión a los cárteles mexicanos
Saucedo consideró que la controvertida estrategia política del presidente Andrés Manuel López Obrador llamada “abrazos no balazos” fue una especie de concesión que se le dio a los cárteles mexicanos, al no capturar a narcotraficantes de alto perfil.
“Los narcotraficantes están muy dispuestos a pasar una estancia en prisión a condición de que sea dentro del sistema penitenciario mexicano, que es muy poroso y muy corrupto”, explicó, incluso en los penales de alta seguridad, por ejemplo, el penal de máxima seguridad en Almoloya, Estado de México, dijo.
Donde “puede ser una tumba de cemento para quien no tuviera dinero, pero para un narcotraficante rico y poderoso, Almoloya se convertía como en Almoloya Palace, prácticamente una prisión de lujo para ellos. Pero pasar prisión en Estados Unidos en una prisión de alta seguridad evidentemente sería muy complicado para ellos”, agregó.
Explicó que López Obrador intentó reactivar las extradiciones al verse presionado por EE. UU., lo que hizo que se incrementaran los actos de narcoterrorismo para impedir que los líderes de los cárteles fueran extraditados.
Un ejemplo que menciona Saucedo, fue el caso de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, quien fue brevemente detenido en octubre de 2019 con el fin de extraditarlo a EE. UU. y posteriormente liberado, tras el llamado “culiacanazo”, un operativo fallido que desencadenó una serie de actos violentos en Culiacán, Sinaloa por parte de miembros del cártel.
Dijo que el capo del Cártel de Jalisco, Nemesio Oseguera, también ha hecho lo mismo cuando se le ha intentado capturar con el fin de extraditarlo.
“Los norteamericanos siempre han tenido razón en este tema: con los terroristas y con los narcotraficantes no se negocia. Ceder frente a ellos implica que ya todos sabemos el camino”.
Cimentando las bases para una guerra futura
Saucedo explicó que además de la política controvertida de “abrazos no balazos”, el presidente mexicano López Obrador “estaría sentando las bases de una guerra futura contra el narco”.
Esto se ve, dijo, a través de la creación de una nueva institución, la Guardia Nacional, que es algo que habían intentado gobiernos anteriores como los expresidentes Ernesto Zedillo con la Policía Federal Preventiva y Enrique Peña Nieto con la Gendarmería Nacional.
También dijo, ha creado una serie de programas sociales para intentar impedir que los jóvenes se incorporen a los ejércitos del narco. Además de implementar una serie de cuarteles de la Guardia Nacional en un esquema de despliegue táctico territorial en municipios donde hay una fuerte presencia del narcotráfico.
“Me parece que esa es su estrategia de seguridad. Está preparándose para una futura guerra. Creo que a él no le alcanzará su sexenio para darla. Me parece que tampoco se lo planteó él. Únicamente está sentando las bases y administrando el conflicto”.
Misma que a su parecer no va a funcionar, “no creo que estos pasos que ha dado el presidente sean contundentes como para poder iniciar una guerra contra el narco”, dijo.
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