Joseph Humire, el director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura—un centro de investigación especializado en seguridad nacional—habla del avance de la amenaza de China en Latinoamérica y lo que podría hacer EE. UU. para contrarrestar esa influencia en la región.
Humire quien también es experto en seguridad nacional dijo que Latinoamérica “está pasando por una transformación muy peligrosa”, con China acechando la región, y también la amenaza de grupos del crimen organizado transnacional y del terrorismo internacional, en una entrevista con Pachi Valencia, del programa Opinión Pública de The Epoch Times.
Dijo que detrás de tales amenazas, también hay potencias globales como Rusia, Irán y China, “que se están alineando en una alianza no natural pero contemporánea para poder redefinir la geopolítica en el mundo”, y agregó que considera que América Latina es una región muy importante para ello.
El experto dijo que los avances que tiene China en Latinoamérica los hace en conjunto con sus socios globales: Rusia e Irán. “Pero China tiene una ventaja—tiene capital económico que ha invertido en la región en los últimos 20 años”, agregó.
“Entonces, hoy en día China es una potencia económica en América Latina”, señaló.
Humire explicó que el avance de China se fue asentando en la región por décadas. En la década de los 2000, ninguno de los 12 países soberanos que conforman Sudamérica tenía a China como socio preferencial de comercio, pero dijo que una década después eran tres países que lo tenían como su principal socio. Y para 2020 ya eran 9 los países sudamericanos que preferían comerciar con China que con Estados Unidos.
Dijo que eso implicaba que China está aumentando su influencia política económica en la región, y señaló que «si fuera solamente política económica no estaría tan mal, pero hay una ambición secreta militar».
En este sentido el experto dijo que el comercio de China, es un comercio controlado, y que Beijing entremezcla lo privado, con lo militar y lo comercial.
“A veces son empresas privadas, pero (…) que tienen vínculos o están controladas por empresas estatales”, señaló.
Humire explicó que cuando un empresario latinoamericano hace un negocio con una empresario de China, piensa que se trata de “algo solamente privado y después se da cuenta que es también con el gobierno chino”, incluso en algunas ocasiones se ven involucradas las Fuerzas Armadas y el ejército chino.
El experto dio como ejemplo una base satelital que se encuentra en la provincia de Neuquén, ubicada en la Patagonia de Argentina, que fue instalada durante el gobierno de la expresidenta y ahora vicepresidenta Cristina Kirchner, cuyo acuerdo se vinculó con otros acuerdos comerciales de distintos sectores incluidos: infraestructura, telecomunicaciones, espaciales y puertos.
“Entonces China usó su comercio para meter algo militar en el país que, hasta la fecha, los argentinos no saben, ni Estados Unidos sabe qué exactamente está haciendo esta base satelital en Neuquén, Argentina”.
Humire explicó que el expresidente Mauricio Macri intentó renegociar el acuerdo comercial para obtener un poco de transparencia y saber “exactamente qué está pasando en su país”, pero sin éxito. Ya que en el contrato había algo que se llama una “clausula de default cruzado”, es decir, que si se trataba de renegociar un proyecto entre Beijing y Argentina se renegociaban todos los proyectos.
“Y obviamente Argentina no estaba en posición económica de renegociar todas las inversiones, las infraestructuras. Entonces, estaban prácticamente atrapados con esta base militar”, con términos que no eran los más transparentes y tuvieron que quedarse con ello. Humire indicó que la esencia de esa base es militar.
Los países que tienen proyectos o acuerdos comerciales con Beijing “están metiendo a América Latina en conflictos globales que son muy ajenos a lo que ellos están pasando”, señaló el experto, además de comprometer su soberanía al tener un ejército de un país extranjero en su propio territorio.
Humire dijo que una de las cosas que Estados Unidos puede hacer para contrarrestar la amenaza e influencia que significa China en la región es verificar, es decir, buscar mecanismos para aumentar la transparencia del comercio entre China y América Latina.
Además señaló que “EE. UU. debe ser mucho más fuerte en comunicar en América Latina que hay ciertas cosas que realmente no es solamente malo para nosotros, es malo para todo el vecindario”.
“Para Estados Unidos no es suficiente ir a América Latina y decir: ‘No hagan negocios con China’. Tienes que ofrecer algo. Tenemos que vender algo (…) de por qué Estados Unidos debe ser el socio número uno para todos los países en la región”, dijo.
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