Experto: Los practicantes de Falun Dafa contribuirán significativamente a la desaparición del PCCh

Por Hannah Ng y Tiffany Meier
11 de abril de 2023 5:26 PM Actualizado: 11 de abril de 2023 5:26 PM

Los practicantes de Falun Gong contribuirán significativamente al fin del Partido Comunista Chino (PCCh), según James Gorrie, autor de “La crisis de China” y colaborador de The Epoch Times.

“Todo mal, todo régimen, malo o bueno, tiene un principio y un final en la historia. Históricamente hablando, el régimen del PCCh algún día terminará en las cenizas de la historia. Y creo que Falun Gong habrá jugado un papel importante en eso”, le dijo Gorrie recientemente a “China in Focus”, de NTD, un medio de comunicación asociado a The Epoch Times.

Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una disciplina espiritual que involucra ejercicios de meditación y enseñanzas morales basadas en tres principios fundamentales: Verdad, benevolencia y tolerancia. La disciplina ganó popularidad en China en la década de 1990, con estimaciones que sitúan el número de sus practicantes entre 70 y 100 millones alrededor del año 2000.

El régimen comunista, temiendo que el número de practicantes de Falun Gong representara una amenaza para su control autoritario, inició una amplia campaña destinada a erradicar la práctica a partir del 20 de julio de 1999, una campaña que continúa en la actualidad.

Desde entonces, millones han sido detenidos en prisiones, campos de trabajos forzados y otras instalaciones, y cientos de miles han sido torturados en cárceles, según el Centro de Información de Falun Dafa.

Según el experto, el régimen chino cree que la práctica de Falun Gong, o “cualquier cosa que otorgue una mayor autoridad, que el estado, sobre el comportamiento de uno”, es una amenaza.

«Y no se equivoquen. La religión estatal de China es el marxismo con ‘características chinas’, lo que esencialmente significa un mayor número de muertos”, agregó.

Llamado con una causa noble e histórica

Gorrie señaló una reunión pacífica de unos 10,000 seguidores religiosos en la China comunista el 25 de abril de 1999.

Ese día, aproximadamente 10,000 practicantes de Falun Gong se reunieron en la Oficina de Apelaciones del Consejo de Estado en Beijing para apelar, de acuerdo con la ley, por la liberación de 45 practicantes que habían sido arrestados en la ciudad de Tianjin el 23 y 24 de abril.

La policía antidisturbios golpeó y arrestó arbitrariamente a los practicantes inmediatamente después de un artículo difamatorio sobre Falun Gong publicado en una revista nacional. Otros incidentes de hostigamiento a practicantes habían estado ocurriendo desde junio de 1996, cuando el Ministerio de Propaganda instruyó a varios niveles del gobierno para criticar la práctica.

El 25 de abril, el entonces primer ministro Zhu Rongji, jefe oficial del Consejo de Estado, salió personalmente del recinto del gobierno para reunirse con los practicantes. Se llegó a una resolución y los miles que habían apelado pacíficamente se dispersaron en silencio.

Sin embargo, menos de tres meses después, el 20 de julio de 1999, el entonces líder del PCCh, Jiang Zemin, inició oficialmente una brutal campaña nacional de persecución contra los practicantes de Falun Gong que continúa en la actualidad.

Aunque la apelación de abril fue pacífica, dijo Gorrie, el régimen aún decidió lanzar una represión contra el movimiento por temor a que “obtuviera atención internacional, obtuviera seguidores, poder y fuerza”.

“Los gobiernos no deben temerle a la gente… pero el PCCh ha estado librando una guerra contra el pueblo chino durante mucho tiempo… Así que le temen a su gente mucho más que a cualquier otra cosa”, señaló.

Para sustentar su argumento, citó un informe del Financial Times, que decía que la financiación de China para los aparatos de seguridad del estado superó su presupuesto de defensa hace una década.

El presupuesto de seguridad pública ha aumentado casi un 20 por ciento más que el presupuesto de defensa. “Los costos de seguridad interna superaron por primera vez los costos de defensa externa en 2010, un año después de que estallaran disturbios mortales alimentados por la tensión étnica en la capital de Xinjiang, Urumqi”, afirma el informe.

Para justificar el inicio de la persecución, Gorrie dijo: “Hicieron [lo que] hacen los típicos regímenes autoritarios, totalitarios y los regímenes ilegítimos. Crean un hombre de paja, o crean un incidente, y luego lo vuelven a calificar como un asedio o una rebelión o una insurrección”.

Según Gorrie, el acto de resistencia tiene una causa noble, ya que es “uno de los brotes verdes que atraviesan una losa de hormigón monolítica de opresión y persecución”.

“Y lo veo a largo plazo, como algo muy positivo y como un gran referente, como la vanguardia de la libertad y la expresión humana”, dijo.

Una batalla espiritual

Según el experto, la popularidad que la práctica ha adquirido en más de 100 países, pese a la persecución en China, manifiesta una batalla espiritual contra la maldad y las fuerzas del mal.

“La mayor parte de la humanidad quiere una sociedad basada en la justicia, el autocontrol, la humildad, la paz y ese tipo de cosas”, dijo Gorrie.

Mientras tanto, dijo, el PCCh ha perpetrado una enorme cantidad de cosas malas en China. Por lo tanto, a medida que la gente encuentre fuerza en algo que no se puede apagar con una bala o una sentencia de prisión, el miedo del PCCh crecerá.

“Es por eso que con razón lo temen, los regímenes ilegítimos temen todo, para ser honesto. El gobierno legítimo no le teme a la gente”.

Gorrie calificó los esfuerzos generales para contrarrestar la propaganda y la persecución del PCCh como una causa noble e histórica con la que se enfrenta al mal y la tiranía.

“Creo que, en el futuro, seguirán desempeñando un papel tremendo porque cuanto más los persiga China, peor se verá China” a los ojos de las comunidades internacionales, dijo Gorrie.

“Los practicantes de Falun Gong se basan en siglos de confucianismo y en tremendos atributos culturales de la cultura china que han sido en gran medida despojados, pero no olvidados, quizá olvidados por muchos. Pero creo que estamos viendo un recordatorio dentro de China de que esos valores y los valores tradicionales, y el camino del guerrero pacífico, por así decirlo, y el autocontrol y la autodisciplina y la humildad, por su propio bien, es algo maravilloso”, dijo.

“Y Falun Gong tiene una enorme cantidad de bondad. Y creo que es muy importante en China, especialmente hoy en día”.

Danella Pérez Schmieloz y Rita Li contribuyeron a este artículo.


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