Dos expertos del ejército chino dijeron que creen que Beijing probablemente desplegará más tácticas de guerra de zona gris después de que surgiera la sospecha que el reciente daño a dos cables submarinos de telecomunicaciones en el Mar Báltico lo hiciera un buque de China.
Los días 17 y 18 de noviembre, respectivamente, alguien cortó los cables de comunicaciones entre Lituania y Suecia y otro entre Finlandia y Alemania.
Un carguero chino, el Yi Peng 3, se convirtió en el centro de la investigación de las autoridades porque su movimiento coincidió con el momento y el lugar de los daños, aunque no se establecido ninguna relación directa entre el barco y los incidentes.
Tras los incidentes, el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, declaró que creía que los cables fueron saboteados deliberadamente. Los incidentes, dijo, fueron presumiblemente una «acción híbrida», refiriéndose a la guerra híbrida o guerra de zona gris, términos que describen agresiones que no llegarían a ser un conflicto militar abierto.
Tanto China como Rusia han rechazado su implicación.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo en una rueda de prensa que es «bastante absurdo seguir culpando a Rusia de todo sin ninguna razón». Mientras tanto, el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, dijo que el ministerio desconocía la situación.
The Epoch Times no ha podido ponerse en contacto con el propietario del Yi Peng 3, Ningbo Yipeng Shipping.
Las capacidades de guerra de zona gris de Beijing
Según expertos en defensa del Instituto de Investigación en Defensa y Seguridad Nacional (INDSR) de Taiwán, las capacidades de Beijing y su historial de uso de tácticas de guerra de zona gris convierten al régimen en el principal sospechoso.
«Es razonable sospechar que Rusia y el Partido Comunista Chino (PCCh) están detrás de esto», dijo Su Tzu-yun, director de la División de Estrategia y Recursos de Defensa del instituto, refiriéndose a las capacidades robóticas submarinas de China y Rusia y al daño previo de cables alrededor de Europa.
Los incidentes del mar Báltico se produjeron poco más de un año después de que el portacontenedores NewNew Polar Bear, registrado en Hong Kong, fuera sospechoso de dañar un gasoducto entre Estonia y Finlandia y dos cables submarinos entre Estonia, Finlandia y Suecia.
En agosto se informó de que Beijing había llevado a cabo una investigación y había determinado que el buque había dañado el gasoducto por accidente, pero Estonia dijo entonces que Beijing no había respondido a una petición de ayuda legal, y la policía finlandesa afirmó que su investigación seguía en curso, según el South China Morning Post.
The Epoch Times solicitó información actualizada a la Oficina Nacional de Investigación finlandesa y a la Fiscalía de Estonia.
Shen Ming-Shih, director de la División de Investigación de Seguridad Nacional del INDSR, se refirió a los buques chinos que dañaron los cables submarinos que conectan la isla principal de Taiwán y su archipiélago, las islas Matsu, en febrero de 2023.
«Por lo tanto, es posible que el PCCh llevara a cabo sabotajes en el mar Báltico», dijo Shen, añadiendo que una explicación más plausible sería una connivencia entre Beijing y Moscú.
«Es el mismo modo en que el PCCh está armando a Rusia, indirecta y discretamente, para que el PCCh pueda evitar las preguntas de Estados Unidos y otros países occidentales», añadió Shen.
«Si el PCCh lo hiciera, tendría, por supuesto, que ocultar sus intenciones y acciones o hacer que un barco civil llevara a cabo la tarea para evitar encender un conflicto; ese es el punto de las acciones de zona gris».
Según Vladyslav Vlasiuk, asesor del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, alrededor del 60% de las piezas extranjeras encontradas en armas rusas en Ucrania procedían de China.
Estados Unidos ya sancionó anteriormente a entidades chinas por vender a Rusia piezas que podrían utilizarse con fines militares. En octubre, emitió sanciones por primera vez contra entidades chinas por «desarrollar y producir directamente sistemas completos de armamento en asociación con empresas rusas».
Beijing negó en repetidas ocasiones que entidades chinas hayan suministrado armas a Rusia para su uso en Ucrania, afirmando que se mantiene neutral.
Según el análisis de Shen, los posibles objetivos del sabotaje de los cables submarinos alrededor de Europa incluyen la interrupción de las comunicaciones, en particular entre los países de la OTAN que apoyan a Ucrania, poner a prueba las reacciones de los países europeos a las tácticas de guerra de zona gris, y romper las cooperaciones entre los países europeos en materia de comunicaciones y defensa.
El PCCh «también podría llevar a cabo más tácticas de guerra de zona gris de este tipo alrededor de Taiwán o en otras áreas antes de la toma de posesión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, para inclinar la balanza a favor de China y Rusia y ayudar indirectamente a la guerra de Rusia» contra Ucrania, advirtió en su análisis.
Su Tzu-yun compartió el análisis, afirmando que este puede ser solo «el primer paso» de la hostilidad del PCCh hacia Europa.
Sin embargo, si se demuestra que el PCCh está detrás del sabotaje, «la Unión Europea podría imponer sanciones comerciales» a Beijing, añadió.
Con la contribución de Luo Ya.
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