Algunos destacados investigadores relacionados con el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19 en China han fallecido inesperadamente a una edad muy inferior al promedio del país.
Dado que se desconocen las causas de su muerte, han surgido acaloradas discusiones en las redes sociales chinas.
Zeng Bing, un notable investigador y vicepresidente de la empresa estatal china dedicada al desarrollo de la vacuna contra el COVID-19, China National Pharmaceutical Group (Sinopharm), falleció a la edad de 52 años. Según los medios de comunicación locales, Zeng, que también era vicealcalde de la ciudad de Dalian desde el 24 de junio, falleció de una «enfermedad repentina» el 23 de julio.
Zhao Zhendong, director de Ciencia y Tecnología de la Academia China de Ciencias Médicas, falleció el 17 de septiembre de 2020, a la edad de 53 años. Según el anuncio de la muerte realizado por el medio de comunicación chino The Paper el 30 de noviembre —casi tres meses después— Zhao había sufrido una «fatiga excesiva» y se desplomó en el Aeropuerto Internacional de Beijing- Capital la noche del 16 de septiembre y falleció a la mañana siguiente.
Zhao era una figura muy conocida por sus contribuciones como líder del grupo de trabajo para el desarrollo de vacunas del Mecanismo Conjunto de Prevención y Control del Consejo de Estado (JPCMSC). El JPCMSC es una plataforma de expertos creada el 21 de enero de 2020 por el Partido Comunista Chino (PCCh) en respuesta a la pandemia de COVID-19.
Por otra parte, Zhou Yusen, uno de los científicos militares más destacados del PCCh en materia de epidemiología microbiana, falleció en mayo de 2020. Sin embargo, se puede encontrar poca o ninguna información sobre la muerte de Zhou, ya que el PCCh no anunció su muerte aparte de cambiar discretamente su perfil a «fallecido».
Según el New York Post, Zhou presentó una patente para una vacuna contra el COVID-19 en febrero de 2020 en nombre de la Academia de Ciencias Militares del PCCh antes de fallecer en circunstancias misteriosas tres meses después, citando un reporte obtenido por The Australian.
The Epoch Times no pudo verificar de forma independiente el reporte de The Australian.
Una industria de vacunas multimillonaria
La industria de las vacunas contra el COVID-19 es actualmente una de las mayores y más rentables de China.
Sin embargo, bajo las ideologías del comunismo, los sistemas políticos están ampliamente entrelazados con los sectores económicos. Un ejemplo de ello serían los cierres masivos del PCCh bajo su política draconiana de cero COVID y la expansión masiva de las empresas farmacéuticas en China.
Según un comunicado de prensa de la Comisión Nacional de Salud del 28 de junio, se han administrado más de 3400 millones de dosis de la vacuna contra el COVID-19 en China.
Sinovac Biotech, el mayor fabricante de vacunas contra el COVID-19 de China, generó aproximadamente 19,400 millones de dólares en ingresos en 2021, un aumento de 37 veces con respecto al año anterior, según el informe anual de 2021 de la empresa.
Algunos comentaristas chinos han especulado que las inusuales muertes entre los expertos médicos chinos podrían ser un reflejo de la lucha por el poder político entre los líderes de alto nivel del PCCh detrás de la multimillonaria industria de la vacuna contra el COVID-19 en China.
Xia Yifan, un experto en asuntos de actualidad de China con sede en Japón, dijo a The Epoch Times que es posible que estos investigadores médicos de la industria de las vacunas, dado el enorme crecimiento de los beneficios y las feroces luchas de poder en Beijing, fueran «silenciados» por el PCCh.
Con información de Ellen Wan.
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