Los médicos y los expertos de un panel creado por los Institutos Nacionales de la Salud recomiendan que no se utilice la hidroxicloroquina, un fármaco antipalúdico, con la azitromicina, un antibiótico conocido como Z-Pak, en el tratamiento de COVID-19.
El panel de expertos publicó sus recomendaciones el martes, incluyendo la recomendación en contra de la combinación, que está siendo usada por un número de doctores en los Estados Unidos y en otros lugares.
El panel dijo que no recomendaba la combinación «debido al potencial de toxicidades».
El grupo citó un solo estudio (que no ha sido revisado por pares) como base para su recomendación.
Los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York estudiaron retrospectivamente la combinación de hidroxicloroquina y azitromicina en 84 pacientes adultos e informaron de un aumento del QTc, un intervalo medido en un electrocardiograma que puede indicar un mayor riesgo de tener problemas cardíacos.
El panel también recomendó no usar lopinavir y ritonavir, así como otros fármacos que bloquean la proteasa, una enzima del VIH, «debido a la desfavorable farmacodinámica y a los datos negativos de los ensayos clínicos».
No hay tratamientos aprobados para el COVID-19 pero los investigadores de todo el mundo se apresuran a averiguar cuáles funcionan contra la nueva enfermedad, que es causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
La hidroxicloroquina es uno de los medicamentos existentes o experimentales más prometedores, junto con el remdesivir.
El grupo de expertos de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) dijo que en la actualidad no se dispone de suficientes datos clínicos para recomendar o desaconsejar el uso de la hidroxicloroquina, la cloroquina estrechamente relacionada con ella, o el remdesivir. Si se utilizan estos medicamentos, se aconseja a los clínicos que vigilen al paciente para detectar efectos secundarios.
La insuficiencia de datos llevó al panel a decir que no podía recomendar a favor o en contra del uso de plasma convaleciente, que consiste en tomar sangre de personas infectadas con COVID-19 y posteriormente recuperadas y transfundirla a pacientes con la nueva enfermedad. El panel tampoco pudo recomendar a favor o en contra del uso de la globulina hiperinmune, que son preparados concentrados con alto contenido de anticuerpos que protegen contra enfermedades específicas, o de los inhibidores de la interleucina, terapias de anticuerpos dirigidos que se utilizan para tratar una serie de enfermedades como el sarilumab, el tocilizumab y la anakinra.
De manera similar a las recomendaciones que desaconsejan la combinación que incluye la hidroxicloroquina, los expertos recomendaron que no se utilizaran proteínas liberadas por células conocidas como interferones o medicamentos que atenúan los sistemas inmunológicos hiperactivos conocidos como inhibidores de la janus quinasa, la primera por su falta de eficacia en otros coronavirus y la segunda «por su amplio efecto inmunosupresor».
El panel fue copresidido por el Dr. Roy Gulick, jefe de la División de Enfermedades Infecciosas del Hospital Médico Weill de la Universidad de Cornell en la ciudad de Nueva York, el Dr. H. Clifford Lane, director clínico del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de los NIH, y el Dr. Henry Masur, jefe del Departamento de Medicina de Cuidados Críticos del Centro Clínico de los NIH.
Los miembros del panel fueron nombrados por los co-presidentes.
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