Las pruebas demuestran que las mascarillas económicas procedentes de China atraparon a los fabricantes nacionales de Estados Unidos, según un informe de Nikkei Asia. Como resultado, los profesionales de la industria ahora están pidiendo a la administración Biden que tome medidas inmediatas para garantizar la autosuficiencia frente a las preocupaciones de seguridad nacional.
La Asociación Americana de Fabricantes de Mascarillas (AMMA) destacó al presidente Joe Biden, los retos a los que se enfrentan los fabricantes de mascarillas estadounidenses, según una carta del 13 de mayo, actualizada a 1458 palabras. En ella se expone que China ha estado practicando continuamente el dumping de sus productos en el mercado estadounidense, muy por debajo del coste real.
Mientras que cada mascarilla quirúrgica producida cuesta entre 0.03 y 0.06 dólares en materias primas —un coste similar en todo el mundo— las mascarillas chinas se venden por menos de 0,01 dólares en Estados Unidos, señalaba la carta. En consecuencia, alrededor de 260 millones de mascarillas fabricadas en Estados Unidos se están quedando sin vender y se acumulan en los almacenes. Al mismo tiempo, los fabricantes estadounidenses han tenido que recortar 2647 puestos de trabajo.
Un ejemplo es la empresa Premium-PPE, cuya plantilla de trabajadores se redujo de 280 a unos 50 y cuya producción mensual cayó casi un 90 por ciento desde el máximo ocurrido el año pasado.
«Vender la mascarilla por menos de un céntimo no es posible», expresó Brent Dillie, director de ingresos de Premium-PPE, según Nikkei Asia.
Lloyd Armbrust, fundador y director general de Armbrust American, declaró a NPR que los 28 miembros de la AMMA dejarán de operar en los próximos 60 a 90 días. Cinco de ellos ya dejaron de producir, dijo.
«Cuando cierran el negocio, no es como si apagáramos las luces y pusiéramos estas máquinas en el baúl de los recuerdos. Nosotros las enviamos al vertedero. La capacidad que hemos creado desaparece», dijo Armbrust.
Lo que podría ser aún más alarmante, es que AMMA advirtió el hecho que una parte de las importaciones chinas no cumplen las normas de salud y seguridad estadounidenses.
Un estudio del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Laboral (NIOSH) informó que el 31.5 por ciento, es decir, 103 de 326 mascarillas, probadas por el Laboratorio Nacional de Tecnología de Protección Personal (NPPTL) no cumplen la norma china KN95 (GB 2626-2019) ni la norma NIOSH (42 CFR Parte 84) de protección por filtración de partículas del 95 por ciento.
Además, el 70 por ciento de las mascarillas KN95 chinas probadas no cumplieron las normas mínimas, según el Instituto de Investigación de Cuidados de Emergencia (ERCI). El instituto concluyó que «los hospitales estadounidenses compraron cientos de miles de mascarillas producidas en China [que] no son seguras ni eficaces contra la propagación del COVID-19».
La carta abierta también advierte de que las prácticas comerciales desleales de China «amenazarán la viabilidad de nuestra industria y el bienestar de todos y cada uno de los estadounidenses», y de que los productos chinos económicos que inundan el mercado estadounidense pondrán «a nuestros trabajadores sanitarios en peligro de sufrir pandemias actuales y futuras» si la situación se contempla desde la perspectiva de la seguridad nacional”.
Por ello, la asociación solicitó encarecidamente que el gobierno de Biden elimine inmediatamente la autorización de uso de emergencia de la FDA para los fabricantes no estadounidenses; que exija inmediatamente al gobierno federal, y a cualquiera que reciba dólares federales de reembolso por Equipos de Protección Personal (PPE), que compre mascarillas que cumplan con la enmienda Berry, es decir, artículos fabricados en Estados Unidos; y además que revise la Reserva Nacional Estratégica y elimine las mascarillas que no cumplan con los estándares estadounidenses; entre otras sugerencias para garantizar la capacidad de fabricación estadounidense.
La carta abierta fue firmada por 34 representantes de pequeñas y medianas empresas del sector.
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