Un hombre de Texas que quedó atrapado en una estampida cuando la policía desplegó gas en el túnel de la Terraza Inferior Oeste el 6 de enero de 2021, ha sido detenido por el FBI y acusado de cinco delitos relacionados con su presencia en el Capitolio de Estados Unidos.
Philip Anderson, 28 años, de Mesquite, Texas, fue acusado en una denuncia penal de dos delitos graves: desorden civil y obstrucción de un procedimiento oficial.
Los cargos se presentaron en Washington.
El Sr. Anderson también se enfrenta a tres delitos menores: entrar y permanecer en un edificio o recinto restringido, conducta desordenada y alborotadora en un edificio o recinto restringido y conducta desordenada en un edificio del Capitolio.
El Sr. Anderson es quizá más conocido por el lugar donde se desplomó durante una estampida de manifestantes. Contó que agarró la mano de la manifestante Rosanne Boyland mientras perdía el conocimiento bajo la «presión indescriptible» de una pila de cuatro a cinco cuerpos de profundidad.
«Tienes que quedarte quieto. Sólo estás intercambiando aire con la gente que está en el suelo contigo», dijo el Sr. Anderson a The Epoch Times en febrero de 2022. «Si te mueves aunque sea un poco, se te romperán huesos de la pierna, se te romperán huesos del brazo».
«Estoy pensando: ‘Tengo que quedarme quieto y esperar que no me partan la cabeza'», dijo.
Sensación aterradora
El gas desplegado en el túnel por la policía a las 16:20 eliminó el oxígeno de la atmósfera, dijo el Sr. Anderson, creando una sensación aterradora de no poder respirar.
«Sentía que me moría», dijo Anderson. «Podía sentirlo. Esa fue la parte más aterradora. Acepté que iba a morir. En ese momento sólo rezaba a Dios: ‘Haz que el dolor se detenga, porque necesito irme'».
El Sr. Anderson dijo que cree que la Sra. Boyland sabía que su tiempo se agotaba rápidamente.
«Me tomaba de la mano y entonces su apretón se aflojó por completo», recordó el Sr. Anderson. «Estoy bastante seguro de que en ese momento ha aceptado que va a morir. Sabe que es el fin».
La Sra. Boyland fue alcanzada en el pecho por un proyectil de pimienta disparado por la policía en la parte trasera del túnel, que la hizo caer cuando intentaba huir, según declaró su madre a The Epoch Times en julio de 2023.
El manifestante Edward «Jake» Lang ayudó a poner a salvo al Sr. Anderson, que estaba inconsciente, y poco después practicó la reanimación cardiopulmonar (RCP) a la Sra. Boyland.
Fue declarada muerta poco después de las 18.00 horas en un hospital cercano.
«Lo saco de este montón de personas amontonadas y empiezo a arrastrarlo escaleras abajo», dijo el Sr. Lang a The Epoch Times en 2022. Ayudó a trasladar al Sr. Anderson a un puesto médico, donde los voluntarios lo reanimaron.
Además del papel que desempeñó con la Sra. Boyland, el Sr. Anderson fue uno de los manifestantes más francos en el Capitolio el 6 de enero. Pronunció varios discursos en los que denunció la corrupción en las elecciones de 2020 y celebró la irrupción en el Capitolio.
«Este es nuestro país»
Su detención y cargos penales se producen 28 meses después de que el FBI entrevistara al Sr. Anderson en su casa de Mesquite. Es la última de las más de 1100 personas detenidas por el FBI por presuntas acciones de protesta contra las elecciones presidenciales de 2020 en el Capitolio de Estados Unidos.
Los fiscales alegaron que el Sr. Anderson participó en una maniobra de «ahora» contra la línea policial en la boca del túnel y dirigió a los manifestantes para que avanzaran hacia la entrada.
Un documento de acusación presentado en el caso citaba numerosas declaraciones que el Sr. Anderson presuntamente hizo en el Capitolio.
«Lucho contra las elecciones robadas», dijo en un video citado por el FBI.
«Durante cuatro años seguidos, no hemos asaltado el Capitolio, no hemos destrozado nada, no hemos golpeado a nadie», dijo en otro video.
«¡Pero nos han hecho enfadar hasta el [improperio]!».
Según los fiscales federales, el Sr. Anderson entró en el Capitolio por la entrada del Ala del Senado a las 15.17 h. Después de que un oficial de policía le indicara que se marchara, el Sr. Anderson salió del edificio tras sólo un minuto dentro.
Justo delante de la puerta del ala del Senado, el Sr. Anderson utilizó un megáfono azul para dirigirse a la multitud.
«Este es nuestro país», dijo. «No me importa cuánto se quejen, giman y lloriqueen los principales medios de comunicación. ¿Qué van a hacer? ¿Llorar por eso?».
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