España no era Galicia. Contra la mayoría de pronósticos, la victoria de Alberto Núñez Feijóo, con 136 escaños, es insuficiente para lograr un cambio político claro en España cuando la suma con Vox no le permite alcanzar la mayoría necesaria para llegar a la Moncloa y la gobernabilidad del país está en el aire.
El dirigente del PP aspiraba a una mayoría contundente y, aunque ha mejorado y mucho los 89 escaños que heredó de Pablo Casado, se ha quedado lejos de esos 150 que los populares daban hasta este domingo por seguros. Comerse a Ciudadanos y arrebatar voto a Vox, que pierde 19 diputados, no ha servido para imponerse con claridad, mientras el PSOE aguanta y crece.
En el cierre de campaña, Feijóo le dio tres días al denominado «sanchismo» para llegar a su fin, pero las urnas han insuflado aire al PSOE, que es segunda fuerza en escaños (122), crece en dos diputados y se queda a unos 200.000 votos de los populares.
El panorama se parece más a 2016, aunque con un PSOE más fuerte, que al cambio de Felipe González en 1982, José María Aznar en 1996 o Mariano Rajoy en 2011, que reivindicaba Feijóo. Es complicado que se repita la abstención del PSOE que entonces permitió gobernar a Mariano Rajoy.
Feijóo intentará la investidura «por todos los medios», según señalan en su equipo. El PP se agarra a la victoria electoral, porque han ganado tanto en votos como en escaños, para pedir que el resto de los partidos les dejen gobernar. Sin embargo, para lograrlo necesitaría de los síes conjuntos de enemigos declarados, como Vox y el PNV, o de una más que improbable abstención de los socialistas.
Así las cosas y salvo sorpresas de última hora con el voto extranjero o con la política de pactos, a Feijóo se le ha escapado de las manos la Moncloa. Se enfrenta al temido escenario de los pactos de perdedores o a ese bloqueo del que alertaba en sus últimos mítines.
El 23J pone en duda además el llamado efecto Feijóo. La estrella que ha acompañado al candidato del PP en cuatro mayorías absolutas en Galicia no le ha seguido en su paso a la política nacional.
Feijóo tampoco ha podido emular el éxito de sus barones. No ha logrado las mayorías absolutas de Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso en Andalucía y Madrid, pero tampoco ha igualado la suma de derecha que ha llevado al PP a gobernar con Vox en Extremadura, Comunidad Valenciana o Castilla y León. Tampoco ha sido el espejo de Región de Murcia o Baleares, donde el PP solo necesita de la abstención de Abascal.
La ola azul pronosticada por el PP no ha llegado a la orilla y a futuro todo son incógnitas, para el país y en el seno del Partido Popular, que renovó su liderazgo hace solo un año.
Desde que sustituyó a Casado en abril de 2022 Feijóo ha dejado múltiples declaraciones sobre cuál era su objetivo: ganar y gobernar. Se comprometió incluso a marcharse si no ganaba, aunque ha sido menos explícito sobre cuál será su futuro ante un resultado en el que gana pero no puede gobernar.
Este viernes, en el mitin de cierre de campaña, dejó un alegato, al sostener que, al contrario que Pedro Sánchez, sabrá llegar, también estar porque no tiene «deudas con nadie» ni «pactos con nadie» y también sabrá irse «y dejar paso a otro compañero para que siga adelante».
Cuando esta noche daba su discurso en la sede del PP, sus seguidores le interrumpían coreando «Ayuso, Ayuso, Ayuso».
El PP debe analizar ahora qué ha fallado en una campaña marcada por la llamada al voto útil y por la euforia, sobre todo tras el cara a cara con Pedro Sánchez. Los populares también han enfrentado baches como la «inexactitud» de Feijóo sobre la revalorización las pensiones, las críticas en su contra por su amistad en los 90 con el narcotraficante Marcial Dorado o los reproches por no acudir al debate a cuatro.
Feijóo y su núcleo duro han marcado toda la estrategia y disparado las expectativas, que no han superado el examen de las urnas.
También está por ver cómo afecta el 23J a la situación de las dos autonomías en las que el PP tiene pendiente formar gobierno, la Región de Murcia, bloqueada ante la exigencia de Vox de cogobernar, y Aragón, donde Jorge Azcón está también a expensas de un alianza con el partido de Santiago Abascal.
Los populares reúnen este lunes a su Junta Directiva Nacional, máximo órgano de dirección del partido entre Congresos, para analizar el resultado.
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