La desinfección es palabra de orden bajo la nueva normalidad. Esto aplica, literalmente, a nosotros y lo que nos rodea, pero también, figurativamente, a nuestra nación misma. Justo en medio del virus del PCCh, nuestro Gobierno se esfuerza por “sanear” el suelo americano de empresas chinas que operan aquí y están militarmente vinculadas con el ejército de su país.
Como resultado de tales esfuerzos, la Administración Trump prepara una lista de 89 firmas chinas, principalmente del sector aeroespacial, a las que se les atribuye un “uso final militar”. Estar bajo esta clasificación significa que no podrán comprar una amplia variedad de artículos de tecnología estadounidense, a menos que proveedores locales consigan una licencia para hacerlo, cosa que parece improbable.
El anuncio del listado en cuestión ha llegado luego de que el Departamento de Comercio ampliara el concepto de “uso final militar” en abril. En esta definición no solo entran el servicio armado y la policía, sino también cualquier persona u organismo que apoye la producción o el mantenimiento de artículos militares, inclusive, si el negocio no es militar en sí.
¿Quiénes están en la lista negra?
Según un reporte exclusivo de Reuters, en el borrador del listado de empresas militarmente asociadas con el ejército chino se encuentran: Commercial Aircraft Corp of China Ltd (COMAC), Aviation Industry Corporation of China (AVIC) y 10 de sus entidades relacionadas. A propósito de AVIC, esta es no es la primera vez que aparece en una lista de este tipo.
En junio pasado, el Departamento de Defensa publicó un listado preliminar en el que esta compañía fue incluida de conjunto con otras 18 asociadas con el ejército chino. Procedentes de ramas como la aviación, tecnología, aeroingeniería, telefonía e industria nuclear, tales firmas siguen bajo la lupa de nuestro Gobierno y, a tenor de lo que ya se cuece, no es de extrañar que aparezcan en la versión final de la lista ampliada.
Entre esas empresas seriamente vigiladas por EE. UU. están: Huawei, sospechoso habitual en este sentido; China Aerospace Science and Technology Corporation, China Electronics Technology Group Corporation, China State Shipbuilding Corporation, Inspur Group, Aero Engine Corporation of China, Panda Electronics Group y China National Nuclear Corp, por solo citar algunas.
¿Qué implicarían las restricciones?
Si la mencionada lista se publica oficialmente y entran en vigor las restricciones a imponer por nuestro Gobierno, las empresas chinas comprometidas no podrán comprarles a proveedores estadounidenses artículos como los siguientes:
- Programas informáticos
- Software de procesamiento de textos
- Equipos científicos
- Osciloscopios digitales
- Artículos de aviación
- Piezas y componentes de aeronaves
- Soportes para cajas de control de vuelos
- Motores de avión
De acuerdo con un reporte de Newsmax, General Electric Co (GE) y Honeywell International son algunos de los proveedores del patio que suministran a firmas chinas, entre ellas, COMAC, y/o tienen empresas conjuntas con ellas, como es el caso de AVIC.
«Un portavoz de GE dijo que sus empresas conjuntas globales operan de conformidad con todas las leyes y que la compañía ha trabajado para obtener licencias relacionadas con usuarios finales militares. [Entretanto], el portavoz de Honeywell se negó a comentar», agregó la fuente.
En el caso de COMAC, prosiguió Newsmax, parece que su inclusión en el listado supuso una sorpresa para al menos uno de los principales proveedores estadounidenses, pues este ya había determinado que dicha empresa no era un usuario final militar.
Aparte de este listado, y en congruencia con el afán de proteger al país por encima de todo, en noviembre pasado, el presidente Donald Trump emitió una orden ejecutiva a fin de prohibir las inversiones estadounidenses en empresas chinas que son propiedad o están controladas por el ejército chino.
Tal como informara Forbes en su momento, «el Departamento de Estado decidió agregar al gigante chino de la tecnología financiera Ant Group a una lista negra comercial», listado en el que ya figuran gigantes chinos de las telecomunicaciones como Huawei y ZTE, los que se han visto afectados «severamente en sus cadenas de suministro al cortarles su acceso a chips y software diseñados por Estados Unidos».
¿Cuándo saldrá el listado oficial?
Según un exfuncionario del Departamento de Comercio, el abogado comercial Kevin Wolf, el listado estaba en manos de un comité asesor compuesto por representantes de la industria y debió haber permanecido así, confidencial, ya que aún está sujeto a modificaciones.
En este sentido, puntualizó que cualquier cambio deberá hacerse rápido dado que podría estarse «acabando el tiempo para que entre en vigencia bajo la Administración Trump». Y que, de ser así, la lista «tendría que ser aprobada y enviada en [este mes de] diciembre al Registro Federal, [que es la] publicación oficial de EE. UU.».
Aunque hay quien considera que crearla y oficializarla podría incitar a China a tomar represalias, el Departamento de Comercio sostiene que poder controlar el flujo de tecnología estadounidense a las empresas que cotizan en bolsa es «vital para proteger los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos», publicó Newsmax.
Según este portal de noticias, una fuente de la industria aeroespacial, que prefirió no ser identificada, dijo que un listado de este tipo también «brindaría a los competidores europeos una oportunidad para promocionar a sus fabricantes», ya que no tendrían que superar los obstáculos que enfrentarían las firmas chinas implicadas.
¿Qué dicen los chinos?
Tal como era de esperarse, el Gobierno chino no tardó en reaccionar tras el anuncio del listado, en este caso, por medio del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, quien dijo que su país «se opone firmemente a la represión no provocada de las empresas chinas por parte de Estados Unidos».
Como si nuestro país estuviera ajeno a sus malas prácticas comerciales, y no hubiera sido víctima del más descarado robo de propiedad intelectual (PI) por parte de ellos, entre otros hechos ilegales, Lijian agregó que «lo que Estados Unidos está haciendo viola gravemente el principio de competencia en el mercado y las normas internacionales de comercio e inversión».
Lo que hay que leer, ¿no? Pero eso no es todo: también señaló que «las empresas chinas siempre han operado de acuerdo con la ley y siguen estrictamente las regulaciones locales cuando operan en el extranjero, incluso en Estados Unidos». ¡Sí, cómo no!
¿Qué dice América?
A otro perro con ese hueso, señor Lijian. Que nuestro país conoce y tiene evidencia de todo el daño del que hemos sido objeto por parte de China. Que nuestra nación sabe que el gigante asiático es experto en hurto de marcas y patentes, en falsificación de productos, en robo de estudios académicos, resultados científicos y avances tecnológicos. Que nuestro país lo sabe porque lo ha sufrido en carne propia.
Es que, yendo más lejos, por culpa del despiadado espionaje cibernético del que hemos sido (y somos) víctima, hasta nuestra propia seguridad nacional se ha visto comprometida. ¿Con qué moneda quieren que les devolvamos el “favor”? ¿Acaso creen que sus actos ilícitos no tendrán consecuencias? ¿Acaso piensan que les pasaremos la mano mientras ellos hacen y deshacen?
La administración Trump ha sido y es un fuerte puntal en esta lucha comercial contra China y a favor de proteger nuestros intereses. Y que no quepa la menor duda de que nuestra nación seguirá tomando las medidas que haya que tomar para ganar ambas batallas. Así como en términos de salud nos enfrentamos y venceremos al virus del PCCh, también sabremos cómo depurar con quiénes hacemos negocio, lista negra mediante.
Sobre el Dr. Rafael Marrero
Economista. Graduado de las universidades de Stanford y Cornell, es un reconocido experto en EE.UU. en contratación federal, emprendimiento para pequeñas y medianas empresas y gestión de proyectos. Autor del bestseller de Amazon “La salsa secreta del Tío Sam”.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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