El fiscal general de Texas, Ken Paxton, ha sugerido que los maestros porten armas tras el ataque que dejó más de una docena de niños y dos adultos muertos en una escuela primaria de Uvalde, Texas.
Durante una aparición en Newsmax, Paxton dijo que tener a los maestros y al personal entrenado en la defensa con armas de fuego y armados haría «más difícil para la gente incluso acceder a ese punto de entrada».
«Los servicios de emergencia normalmente no pueden llegar allí a tiempo para evitar un tiroteo», dijo. «Simplemente no es posible a menos que tengan un oficial de policía con cámara en cada campus, lo que para muchas de estas escuelas es casi imposible».
«Creo que van a tener que hacer más en la escuela, porque normalmente se trata de periodos de tiempo muy cortos, y tienen que tener gente entrenada en el campus para reaccionar».
El comentario se produce después de que el sospechoso de 18 años, identificado como Salvador Ramos, abriera fuego el martes por la tarde en la escuela primaria Robb de Uvalde antes de ser abatido por la policía. Hasta el miércoles, la policía había encontrado e identificado a 21 víctimas, entre ellas 19 niños y dos maestras.
El motivo del joven armado sigue sin estar claro. Primero disparó a su abuela en su casa y luego huyó del lugar en un coche, chocándolo cerca de la escuela, antes de entrar en el aula y abrir fuego, según los reportes.
No es la primera vez que Paxton sugiere llevar armas en lugares que suelen considerarse «zonas libres de armas» como medio para combatir posibles amenazas. En 2015, apoyó una ley que permite a los titulares de licencias llevar armas ocultas en los campus universitarios. En noviembre de 2017, tras el tiroteo en la iglesia de Sutherland Springs en el que murieron 26 fieles, dijo que los miembros de la congregación deberían considerar armarse para responder mejor a sucesos similares.
«En Texas, al menos tenemos la oportunidad de llevar armas ocultas», dijo Paxton en una entrevista con Fox News en ese momento, argumentando que entonces siempre existe la posibilidad de que el atacante sea «eliminado antes de que tenga la oportunidad de matar a mucha gente».
«Hemos tenido tiroteos en iglesias desde siempre. Esto va a volver a ocurrir», añadió. «Y por eso, necesitamos gente en términos de seguridad profesional o en términos de armar a los feligreses o a la congregación para que puedan responder cuando algo como esto suceda de nuevo».
Devin P. Kelley, que mató a 26 personas e hirió a otras 22 en la Primera Iglesia Bautista de Sutherland Springs, fue confrontado fuera de la iglesia por Stephen Willeford, un residente local y exinstructor de armas de fuego de la NRA, armado con un rifle AR-15. Willeford siguió persiguiendo a Kelley después de herir al pistolero en la pierna y el torso. Kelley acabó estrellando su vehículo en la persecución y se disparó en la cabeza.
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