Un sismo sacudió el oeste de Texas el viernes por la mañana, se percibió en modo considerable y fue seguido por una serie de réplicas, que se sintieron a unos 320 kilómetros de distancia.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) registró el sismo de magnitud 5.1 a solo 3.3 km de profundidad a las 9:28 hora local en Hermleigh, Texas, que se encuentra en el condado de Scurry, a unos 320 kilómetros al oeste de Fort Worth.
El pequeño condado de Scurry tiene unos 17,000 habitantes. No hay informes de heridos.
El sismo de este viernes se produjo después de otro temblor de magnitud 4.9 que sacudió el mismo condado a las 22:39 del lunes 22 de julio. Ese epicentro se registró entre Snyder y Roby, a pocos kilómetros del epicentro de hoy.
Al igual que el temblor del lunes, los residentes de todo el estado informaron haber sentido réplicas en lugares tan lejanos como Dallas-Fort Worth, Amarillo y Ozona, según el USGS. Ambos sismos son de mayor escala de lo que suele ocurrir en Texas.
El USGS registró inicialmente el sismo del viernes con una magnitud de 4.8, pero más tarde lo actualizó a 5.1.
A continuación se produjeron varias réplicas de menor intensidad.
La segunda réplica, registrada a las 10:40 horas, fue de magnitud 3.3, seguida de otra de magnitud 2.7 cuatro minutos más tarde y de otra de magnitud 2.5 a las 11:11 horas.
La zona de Hermleigh ha registrado varios sismos en las últimas semanas, pero en su mayoría de bajas magnitudes, comprendidas entre 1 y 2, según datos del USGS. Los movimientos telúricos de magnitud 2 o inferior se consideran demasiado bajos para ser percibidos y causar lesiones o daños. La escala de magnitudes llega hasta 10, y un terremoto muy pequeño puede ser negativo, incluso de -0.3.
El año pasado, unos 2500 de los 4657 sismos registrados en Texas fueron de magnitud 2 o superior, según la Oficina de Geología Económica de la Universidad de Texas en Austin. En 2022, se produjeron unos 2600 sismos de al menos una magnitud 2 de un total de más de 3100 eventos sísmicos.
Los terremotos o sismos se producen cuando la roca subterránea se desplaza repentinamente a lo largo de una zona de falla, según la Universidad Tecnológica de Michigan.
A menudo se cree que la fracturación hidráulica provoca terremotos, pero rara vez es así, según el USGS.
«Los informes de fracturación hidráulica que causan terremotos percibidos son extremadamente raros», afirma el sitio web. «Sin embargo, las aguas residuales producidas por pozos que fueron fracturados hidráulicamente pueden causar terremotos “inducidos” cuando se inyectan en pozos profundos de aguas residuales».
Los niveles de presión en la inyección de aguas residuales pueden elevar los niveles de presión en la formación rocosa durante períodos más largos y a través de áreas más grandes que la fracturación, por lo que es «más probable que induzca los sismos que la fracturación hidráulica».
«La mayoría de los pozos de inyección de aguas residuales no están asociados con terremotos percibidos», afirma el USGS, añadiendo que sería necesaria la combinación de muchos factores para inducir sismos percibidos.
El terremoto más fuerte registrado en la historia de Texas fue de magnitud 6 el 13 de agosto de 1931. Desde entonces, se han producido nueve sismos moderados, incluido el del viernes, de magnitud 5 o superior.
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