El fiscal general Merrick Garland prometió mantener un único estándar de justicia en su primer día al frente del Departamento de Justicia, haciéndose eco de los comentarios hechos por su predecesor William Barr cuando estaba en el cargo.
Garland se dirigió a todo el Departamento de Justicia (DOJ) el jueves, donde reiteró su promesa de aplicar un único estándar de justicia en todos los casos manejados por el departamento.
“Como dije en el anuncio de mi nominación, esas normas requieren que los casos similares sean tratados por igual, que no haya una regla para los demócratas y otra para los republicanos; una regla para los amigos y otra para los enemigos; una regla para los poderosos y otra para los impotentes; una regla para los ricos y otra para los pobres; o reglas diferentes según la raza o el origen étnico de cada uno”, dijo.
Garland fue confirmado por el Senado el miércoles, en una votación 70-30. En la votación 20 republicanos se unieron a todos los demócratas para aprobar al nominado del presidente Joe Biden. Su proceso de confirmación se desarrolló sin dramatismo. Sin embargo, los republicanos tomaron medidas para retrasar su voto de confirmación a causa de respuestas insatisfactorias a preguntas relacionadas con temas políticamente sensibles.
Los comentarios del fiscal general el jueves se hicieron eco de los comentarios hechos por el exfiscal general Barr, quien fue acusado con frecuencia por los demócratas, los críticos del expresidente Donald Trump y los medios liberales de «politizar» al Departamento de Justicia e interferir en casos políticamente sensibles relacionados con Trump y sus aliados.
Barr defendió su independencia y acciones durante su mandato, diciendo que sus decisiones fueron tomadas para defender el estado de derecho y «restaurar» un estándar único de justicia en Estados Unidos.
“Quería asegurarme de que recuperamos la confianza en el sistema. Solo hay un estándar de justicia”, dijo Barr en respuesta a las críticas el año pasado durante una entrevista.
En una audiencia del Poder Judicial de la Cámara, en julio del año pasado, los legisladores demócratas interrogaron a Barr por su participación en varios casos que involucraban a los aliados de Trump, Roger Stone y Michael Flynn, acusándolo de protegerlos de que fueran enjuiciados.
Durante el mandato de Barr, el Departamento de Justicia trató de reducir una recomendación de sentencia en el caso de Stone, después de que cuatro fiscales recomendaran de 7 a 9 años. El departamento también trató de retirar su caso contra Flynn, luego de que se hiciera pública información exculpatoria.
Barr respondió diciendo: «Ahora, usted dice que ayudé a los amigos del presidente… en ambos casos, determiné que era necesaria alguna intervención para rectificar el estado de derecho, para asegurarme de que la gente fuera tratada de la misma manera.
“Estoy de acuerdo en que los amigos del presidente no merecen tratos especiales, pero tampoco merecen ser tratados con más dureza que otras personas y, a veces, es una decisión difícil de tomar, especialmente cuando sabes que vas a ser castigado por ello. Pero eso es el Estado de Derecho”, agregó.
Garland parece estar dando pasos con cuidado en torno al tema de la independencia del Departamento de Justicia, dadas las críticas que recibió su predecesor.
Poco después de ser nominado para dirigir el departamento, Garland prometió supervisar un Departamento de Justicia independiente si el Senado lo confirmaba.
«Esas políticas incluían: garantizar la independencia del departamento de la influencia partidista y de las investigaciones de las fuerzas del orden, regular las comunicaciones con la Casa Blanca, establecer directrices para las investigaciones del FBI, garantizar el respeto a la profesionalidad de los abogados y agentes del DOJ, y establecer nuestros principios para guiar el ejercicio de la discreción fiscal. Esas políticas pasaron a formar parte del ADN de cada abogado y agente de carrera», dijo en enero.
La designación de Garland ocurre cuando se están llevando a cabo varias investigaciones políticamente sensibles, incluida una investigación sobre los tratos comerciales extranjeros de Hunter Biden y otra sobre los orígenes de la investigación de contrainteligencia sobre la campaña de Trump y Rusia durante las elecciones presidenciales de 2016.
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