Es interesante que muchas secuelas agudas post-COVID estén ocurriendo en quienes han tomado vacunas fallidas contra el COVID-19. Estamos muy lejos de los ensayos clínicos definitivos de estrategias de múltiples fármacos para pacientes que han tenido múltiples exposiciones a la proteína de espiga del SARS-CoV-2 a través de la vacunación o COVID-19 recurrente.
Kritis et al señalan:
“La curcumina (diferuloilmetano) es un fenol natural que se encuentra en la cúrcuma (Curcuma longa), un miembro de la familia de plantas del jengibre [4]. La curcumina modula la inflamación y previene la tormenta de citoquinas subsiguiente al inhibir múltiples factores de transcripción como el factor nuclear kappa B (NF-kB) y el transductor de señal y activador de la transcripción 3 (STAT-3), y al regular a la baja las citoquinas proinflamatorias, como se ha demostrado en macrófagos humanos después de la infección por el virus de la influenza [4,6]. Además, la curcumina inhibe la síntesis de angiotensina II moduladora de la ECA y regula a la baja la inflamación, mientras que también promueve la fibrinolisis y el proceso de anticoagulación [4,6,7] (Fig. 1)”.
“Las acciones antivirales de la curcumina contra múltiples virus (virus de la influenza y la hepatitis, virus del herpes, virus del papiloma humano, virus de la inmunodeficiencia humana, coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo y otros coronavirus), bacterias y hongos se han establecido mediante evidencia experimental [8]. Sorprendentemente, la evidencia reciente de estudios in silico ha demostrado que la curcumina previene la entrada del SARS-CoV-2 en las células al bloquear los sitios de unión viral y los ligandos celulares (proteína de espiga, receptores ACE-2 y basigina), regulando a la baja la serina proteasa transmembrana 2 (TMPRSS-2), e interfiriendo con la replicación viral a través de la interacción con varias proteínas virales [4]. Sin embargo, la absorción mínima de curcumina luego de la administración oral presenta una limitación importante en su biodisponibilidad [6]”.
“La bromelina es una cisteína proteasa, aislada del tallo de la piña (Ananas comosus) [9]. Tradicionalmente ha sido utilizada por sus efectos antiinflamatorios y cicatrizantes en casos de artritis y lesiones, mientras que en Europa ha sido aprobada para el desbridamiento de heridas por quemaduras. Estudios experimentales han demostrado que la bromelina presenta acciones inmunomoduladoras únicas:
1. Regulación a la baja de la prostaglandina E2 proinflamatoria (PGE-2) a través de la inhibición de NF-kB y ciclooxigenasa 2 (COX-2)
2. Regulación al alza del antiinflamatorio PGE-1
3. Activación de mediadores inflamatorios (interleucina 1b, interleucina-6, factor de necrosis tumoral-a e interferón-g) como respuesta aguda al estrés celular, pero también inhibición de mediadores inflamatorios en estados de producción manifiesta de citocinas
4. Modulación de las respuestas de células T in vitro e in vivo
5. Mejora de las respuestas de anticuerpos de células B específicas de antígeno dependientes de células T [5,10e14]»
“Es importante destacar que la bromelina ejerce efectos anticoagulantes dependientes de la dosis:
1. Disminución de PGE-2 y tromboxano A2 (TXA2), lo que lleva a un exceso relativo de prostaciclina
2. Promoción de la fibrinólisis al estimular la conversión de plasminógeno en plasmina y prevención de la agregación plaquetaria».
“La bromelina también hidroliza la bradiquinina y reduce los niveles de cininógeno y bradiquinina en el suero y los tejidos, lo que mejora la inflamación y el edema, como se muestra en estudios con animales [15]. En particular, esta última acción respalda el papel potencial de la bromelina en el alivio de los síntomas de COVID-19, como tos, fiebre y dolor, y las implicaciones más graves de inflamación, trombosis y edema. El efecto de la bromelina sobre la inhibición de la PGE-2 supera al de la prednisona y la aspirina, presentando una toxicidad muy baja y sin efectos secundarios importantes…».
“Curiosamente, un estudio experimental reciente demostró que la bromelina inhibe la infección de las células VeroE6 por el SARS-CoV-2 al bloquear la unión del virus y la entrada a las células a través de la regulación a la baja de la expresión de ACE-2 y TMPRSS2, y la escisión de la proteína de espiga del SARS-CoV-2, presentando una opción terapéutica novedosa y prometedora que justifica una mayor investigación».
En resumen, la combinación de curcumina y bromelina está bien posicionada como suplemento para las personas que están expuestas repetidamente a la proteína de espiga de COVID-19. Los futuros ensayos aleatorios aclararán los beneficios clínicos de aplicaciones específicas.
Republicado del Substack de Peter A. McCullough
◇ Referencia
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.
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