Un peticionario chino fue puesto en cuarentena obligatoria después de que las autoridades de Beijing lo interceptaran y lo llevaran de regreso a su ciudad natal. Él cree que los funcionarios están restringiendo su libertad en nombre de controlar la pandemia.
Los peticionarios chinos generalmente apelan a las autoridades centrales para que resuelvan sus reclamaciones y lo hacen viajando a las oficinas gubernamentales de Beijing, donde presentan sus quejas.
Wu Youming perdió su terreno en 2008 después de que las autoridades locales lo obtuvieron a la fuerza para construir edificios de oficinas de lujo, sin ofrecer compensación. El hombre proviene de la ciudad de Wuxue, provincia de Hubei, en el centro de China. Ha estado apelando su caso desde 2009.
Hasta la fecha ha sido detenido diez veces y torturado durante las detenciones. En una ocasión perdió varios dientes después de que fue golpeado por la policía en un centro de detención.Tiene dificultades para comer desde entonces.
Wu fue recientemente a Beijing para apelar su caso. Para ocultar su itinerario a las autoridades, eligió quedarse en el distrito de Fangshan de la ciudad, lejos de las ubicaciones centrales de la capital. Inesperadamente los funcionarios de Wuxue pudieron localizarlo. El 7 de enero, fue arrestado y detenido en un lugar desconocido durante tres horas, antes de que los funcionarios contrataran a los criminales de la Tríada para llevarlo de regreso a Wuxue.
El equipaje de Wu se quedó en Beijing. Sus pertenencias valían más de 5000 yuanes (USD 772), pero los funcionarios y criminales contratados no lo ayudaron a recoger sus cosas antes de que Wu fuera escoltado a su ciudad natal.
De acuerdo con las restricciones locales de COVID-19 en Wuxue, el distrito de Fangshan en Beijing se considera un área de “bajo riesgo” para la propagación de COVID-19. Las personas que llegan del distrito solo necesitan someterse a una prueba de ácido nucleico y no tienen que pasar por la cuarentena si dan negativo, explicó Wu.
Sin embargo los funcionarios de la ciudad enviaron a Wu por la fuerza al Segundo Hospital de Wuxue, donde lo pusieron en cuarentena con otras personas que regresaron de áreas de «alto riesgo» de la provincia de Hebei.
Durante la cuarentena de 14 días en el hospital, Wu sospechó que las autoridades pusieron veneno en su comida.
“Tenía que tener mucho cuidado y no comía mucho. Sin embargo, cuando hacía ejercicio después de la comida, podía oler que mi sudor tenía un fuerte olor a medicina. Estaba realmente asustado”, dijo Wu.
El hombre intentó desintoxicar su cuerpo comiendo ajo y bebiendo té verde con limón tanto como le fue posible. Él cree que este método funcionó.
Pero Wu no se enfrentó a las autoridades al respecto. “No me atreví a cuestionarlos. Si supieran que descubrí esto, encontrarán otras formas de dañar mi vida. Solo quieren quitarme la vida para no tener que pagar ninguna compensación [por la tierra que perdí]”, dijo Wu.
Posteriormente fue trasladado a otro hospital en Wuxue, donde Wu estuvo muy cauteloso cuando los funcionarios lo instaron a comer más. Más adelante lo llevaron a su casa donde le ordenaron que se quedara en cuarentena durante 14 días.
The Epoch Times en idioma chino habló con Wu el 2 de febrero. Fue en el sexto día de su cuarentena en el hogar.
El hombre cree que la cuarentena obligatoria es una excusa que usan los funcionarios para restringir su libertad.
“No puedo salir en absoluto, ya que estoy bajo vigilancia. Incluso si necesito ir a un médico, no me darán permiso. Me dijeron que me encerrarían en un centro de detención y luego me sentenciarían a prisión si trataba de escapar”, indicó Wu.
En relación a su seguridad personal, dijo estar muy preocupado. “No puede imaginar lo perversos que son. Ahora mi mayor esperanza es seguir con vida. No buscaré más compensación por mis pérdidas financieras ni de mi propiedad”, dijo. «El sistema judicial y de seguridad pública de China tiene el control de todos los recursos sociales (…) Estoy muy preocupado».
Con información de Yi Ru.
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