Los funcionarios de la ciudad de Nueva York defendieron la retroactividad de las cifras de miles de muertos por COVID-19, diciendo que creen que la cifra sigue siendo más alta que la actual.
El martes, las autoridades añadieron 3778 muertes «probables» al recuento oficial, diciendo que los pacientes probablemente murieron por la nueva enfermedad, pero que ninguna prueba había confirmado los diagnósticos.
Cuando se les preguntó repetidamente sobre la adición durante la sesión informativa diaria sobre el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), los funcionarios señalaron que sentían que tenían que hacer el cambio.
«Queremos asegurarnos de que se cuente a cada neoyorquino que haya sido tomado por este vicioso virus», comentó la comisionada de Salud, la Dra. Oxiris Barbot, a los periodistas en Manhattan.
«Pensamos que fue muy importante retratar esta gran realidad a medida que llegaba más y más información», añadió el alcalde Bill de Blasio.
Aproximadamente 3000 personas más murieron en la ciudad entre el 11 de marzo y el 13 de abril, en comparación con el año anterior, expresaron los funcionarios. El alcalde manifestó que cree que la mayoría de las muertes adicionales fueron atribuibles a COVID-19.
«Muchas personas han fallecido, fue más grande de lo que entendimos o pudimos documentar. Y creo que podría ser aún más grande», enfatizó.
Junto con las muertes presuntamente relacionadas con el COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh, hay 6589 muertes en las que se confirmó que los pacientes tenían la enfermedad.
Otras 8184 personas murieron, que no estaban relacionadas con el COVID-19.
Entre el 11 de marzo y el 13 de abril del año pasado, se produjeron 5167 muertes en la ciudad de Nueva York, lo que supone unas 3000 menos que las 8184 muertes de personas no pertenecientes a COVID-19 durante el mismo período de este año, según las autoridades. El alcalde dijo que cree que la mayoría de las muertes adicionales fueron atribuibles a COVID-19.
Las autoridades dijeron que la afluencia de pacientes en las últimas semanas, según se informó, había llevado a hospitales sobrecargados, y los operadores de emergencia comenzaron a dar prioridad a las llamadas en las que las personas estaban en peligro directo.
Barbot dijo que la pandemia y las estrictas medidas adoptadas para tratar de frenar la propagación del virus provocan estrés y que la enfermedad podría estar relacionada con algunas muertes por ataque cardíaco que actualmente no se cuentan como muertes por COVID-19.
Indicó que a los funcionarios les llevaría «bastante tiempo averiguar» lo que ocurrió con las muertes que se presume que fueron causadas por el COVID-19, «si alguna vez somos capaces de hacerlo».
«Lo que no tendremos es la gravedad de la enfermedad subyacente, etc.», destacó.
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