Los funcionarios de salud del estado de Washington confirmaron que una mujer de Seattle murió el 7 de septiembre tras recibir la vacuna Johnson & Johnson contra COVID-19 en agosto. Se supone que es la primera muerte en el estado por una rara condición de coágulos de sangre provocada por la vacuna.
El 5 de octubre, el Departamento de Salud del estado de Washington emitió un comunicado, diciendo que está «al tanto» del fallecimiento de la mujer, sin embargo, no la identificó por su nombre.
“Lamentablemente, esta es la primera muerte de este tipo en el estado de Washington. Enviamos nuestro más sentido pésame a su familia y seres queridos».
En el comunicado, el secretario de salud, Umair Shah, agregó que perder a un ser querido en cualquier momento es trágico y es un «dolor que se ha vuelto demasiado familiar en el último año y medio de esta pandemia».
The Epoch Times informó el 5 de octubre que Jessica Berg Wilson, de 37 años, madre de dos hijas pequeñas en Seattle, había muerto el 7 de septiembre luego de recibir una vacuna contra el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus.
Su esposo, Tom Wilson, dijo que el médico de Jessica confirmó que ella murió de trombocitopenia trombótica, una forma rara de coágulo sanguíneo provocado por la vacuna.
El Departamento de Salud dijo que esta era la primera muerte conocida por coágulos sanguíneos relacionada con la vacuna J&J en el estado de Washington.
«Los coágulos de sangre son una complicación muy rara asociada con la vacuna contra COVID-19 de J&J, y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) solo ha informado otros tres casos confirmados en todo el país, siendo este el primero en el estado de Washington», dijo el departamento en un comunicado de prensa.
«Los eventos adversos asociados con las vacunas se reportan a través del Sistema de Notificación de Eventos Adversos de las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés) aquí», agrega el comunicado.
Los datos de VAERS publicados por los CDC incluyeron casi 7000 muertes en EE. UU. luego de aplicarse las vacunas contra COVID-19, entre el 14 de diciembre de 2020 y el 17 de septiembre de 2021. Los reportes no significan necesariamente que las muertes hayan sido causadas por las vacunas.
Wilson dijo que Jessica se encontraba en excelente estado de salud y no tenía enfermedades subyacentes cuando recibió la vacuna a fines de agosto.
Aunque se oponía firmemente a la vacuna, Jessica consideró que la inyección era necesaria para continuar como «madre de sala» voluntaria en la escuela de su comunidad, dijo.
«Ella sentía en su interior que ya no tenía elección en el asunto», dijo Wilson a The Epoch Times el 4 de octubre. «Estas órdenes son de mano dura».
Su obituario decía que Jessica se había «opuesto con vehemencia a recibir la vacuna, sabiendo que gozaba de buena salud y era joven y, por lo tanto, no corría riesgo de contraer una enfermedad grave. En su opinión, los riesgos conocidos y desconocidos de la vacuna no probada eran más bien una amenaza».
Esta semana, la familia expresó su indignación por el gigante de las redes sociales Twitter, el cual marcó el obituario de Jessica como desinformación.
“Como esposo, estoy realmente disgustado con las redes sociales”, dijo Wilson.
Mientras tanto, el departamento de salud dijo que continuará «trabajando en estrecha colaboración» con el Departamento de Salud Pública de Seattle-King County y los CDC «conforme se disponga de más detalles» acerca de la causa de la muerte de Jessica.
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