Nueva York, 7 abr (EFEUSA).- El cardiólogo e investigador español Valentín Fuster señaló hoy en Nueva York, que el mismo avance tecnológico (que considera) contribuirá a la mejora del sistema sanitario estadounidense en un plazo de entre 10 y 20 años, «no va en paralelo con el humanismo que necesita la esfera médica».
Antes de participar en una charla en la escuela IESE con el rector de la Universidad de Navarra, Alfonso Sánchez Tabernero, el director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) destacó en una comunicación con Efe, que la «integración técnica y humanística» es una «obligación» en el sector sanitario.
«Hoy en día en las escuelas de medicina, con el tiempo escaso que hay, acelera mucho el aspecto de la tecnología y creo que se está perdiendo bastante la interacción entre médico y paciente». Fuster también dirige el Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinai. En sus declaraciones fue enfático afirmando: ¡Hay que cambiar!
Tras más de 40 años ejerciendo la medicina en Estados Unidos, Fuster aseguró que le «gusta» el sistema sanitario español y pese a la dificultad para comparar ambos países por sus circunstancias culturales e históricas, valoró que el de EE.UU. ha evolucionado mucho.
No obstante matizó que el sistema sanitario estadounidense «necesita más tiempo», entre 10 y 20 años para llegar a ser «bueno»… que «lo será», a lo que convino que contribuirán los avances en tecnología, la formación de los profesionales o la investigación.
Dijo que hoy en la práctica clínica, no se «distingue» en sala de espera quién acude con el programa público Medicaid o quién tiene «muchísimo dinero» y eso supone una «evolución muy importante» respecto a hace 20 años, pero el porcentaje de personas que no están aseguradas en el país sigue siendo alto.
Asimismo, descartó que sea útil comparar lo que ocurra en cuatro años entre las administraciones de Barack Obama y Donald Trump en cuanto al sistema sanitario, y apuesta por la evolución en sus esferas rurales y metropolitanas, donde ve una «tendencia» positiva global sobre la que se está «construyendo».
Invitado para dialogar sobre educación y sobre su impacto en la sociedad, el cardiólogo sostuvo que el «tema del futuro» es la niñez, ya que es la etapa «más receptiva» y supone una oportunidad para «entender lo que es la salud y prevenir la enfermedad», especialmente cuando la tecnología está «encareciendo» la medicina.
En este sentido, detalló que trabaja en un proyecto en Nueva York donde participarán unos 2.500 niños de los cinco distritos de la ciudad y se analizan los sistemas socioeconómicos y la eficacia de los programas de salud y los educadores.
«Nos estamos moviendo de usar tecnología en los estados avanzados de la enfermedad, a una elaboración educativa que puede tener mucho impacto para no lleguemos a tener que utilizarla ya que es muy cara», sostuvo.
Por su parte, el rector Sánchez Tabernero destacó también en la comubnicación con Efe, el impacto de la investigación y la docencia interdisciplinaria en el avance de la ciencia: «Cuando ponemos ciencias -que han estado separadas-, en común… surge la chispa».
Un «campo claro», afirmó, es precisamente la tecnología al servicio de la salud y mencionó las mejoras en las operaciones de implantes cocleares, que permiten oír a quien no podía hacerlo, o la música vinculada a la terapia, como ejemplo de la «perspectiva creativa» que así se fomenta.
Entre los retos que el rector valoró para universidades del siglo XXI como la que preside, el primero fue reunir buenos maestros, pero también la obtención de una «fuente variada de recursos» para la investigación, ya que la «calidad es cara en el ámbito educativo y sanitario».
Preguntado por la situación de la investigación en España, aceptó que es difícil tomar decisiones sobre recursos con un «país en crisis», y si bien creyó necesaria una mayor contribución del mundo público, consideró que el privado puede recurrir a leyes de mecenazgo o disposiciones de fiscalidad para hacerlo.
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