El globo espía chino que sobrevoló lugares militares sensibles de Estados Unidos a principios de este año no recogió ni transmitió ninguna información antes de ser derribado frente a la costa de Carolina, informó el Pentágono a la prensa el 29 de junio.
El globo, que voló desde Alaska hasta la costa este, iba equipado con material de fabricación estadounidense disponible en el mercado que le permitía tomar fotos y vídeos y recoger otro tipo de información, de acuerdo a una información de prensa del jueves citando los resultados preliminares de una investigación dirigida por el gobierno.
El equipo se mezcló con algunos sensores chinos más especializados y otros equipos que los funcionarios consideraron un ingenioso intento de vigilancia por parte de Beijing, según Wall Street Journal, que informó por primera vez sobre el asunto.
El portavoz del Pentágono, el general de brigada Pat Ryder, no quiso confirmar el jueves si había componentes estadounidenses en el globo, pero dijo que el departamento estaba al tanto de casos anteriores en los que ejércitos extranjeros habían utilizado equipos estadounidenses disponibles en el mercado, como aviones no tripulados.
«Por lo tanto, eso en sí mismo no es sorprendente», dijo Ryder en una rueda de prensa.
Aunque el globo tenía «capacidades de recopilación de inteligencia», Ryder dijo que el Pentágono determinó que «no hizo recopilaciones mientras transitaba por Estados Unidos o sobrevolaba Estados Unidos».
Funcionarios de Defensa informaron anteriormente que tomaron medidas para limitar la capacidad del globo para recoger información sensible, y «ciertamente los esfuerzos que hicimos contribuyeron», dijo Ryder.
La incursión del globo provocó nuevas tensiones en la ya tensa relación entre Estados Unidos y China, lo que hizo que el secretario de Estado, Antony Blinken, pospusiera una reunión programada a Beijing, la que completó recientemente. Tras el derribo del globo, China rechazó una llamada del secretario de Defensa, Lloyd Austin, y rechazó varias peticiones estadounidenses de comunicación entre los militares de ambos países.
El jueves, el Departamento de Estado también se negó a hacer comentarios sobre el globo espía chino, pero dijo que la forzada transferencia de tecnología fue uno de los temas tratados en el reciente viaje de Blinken a China.
El secretario dejó claro a Beijing que «nosotros no vamos a permitir que tomen tecnología estadounidense y la usen en contra de nosotros, y si ustedes estuvieran en nuestro lugar, harían lo mismo», dijo el portavoz del departamento, Matt Miller, en una sesión informativa.
En cuanto a si Estados Unidos hará públicas sus conclusiones sobre el globo espía, Miller dijo que le corresponde al FBI decidirlo.
La administración estadounidense considera que el globo formaba parte de un vasto programa de vigilancia chino dirigido a más de 40 países. Los funcionarios lo han descrito como del tamaño de unos tres autobuses. Tenía antenas capaces de interceptar comunicaciones y paneles solares que podían permitirle «operar múltiples censores activos de recopilación de inteligencia», declaró anteriormente el Departamento de Estado a The Epoch Times.
David Stilwell, quien se desempeñó como secretario de Estado adjunto para la Oficina de Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico bajo la administración Trump, dijo que los informes sobre los componentes estadounidenses que se utilizaron en el globo para espiar al país deberían ayudar a los estadounidenses a «comprender la verdadera intención del PCCh [Partido Comunista Chino].»
«Yo tengo la esperanza de que usemos esto para que las empresas estadounidenses lo piensen dos veces antes de exportar tecnología sensible, o cualquier tecnología, a la RPC», dijo Stilwell a NTD, un medio asociado a The Epoch Times, usando el acrónimo RPC para el nombre oficial del régimen, la República Popular China. Al tomar «decisiones conscientes de no realizar estos intercambios» con China, pueden evitar ser cómplices de los esfuerzos de espionaje chinos y mantener las tecnologías sensibles «fuera de las manos chinas».
«El lado negativo de hacer negocios con la RPC, especialmente en el ámbito de la alta tecnología, está empezando a mostrarse», opinó Stilwel.
El martes, 10 legisladores escribieron a Blinken instando a Estados Unidos a no renovar un acuerdo de hace décadas que facilita la cooperación bilateral en ciencia y tecnología. Ellos argumentaron que la asociación organizada bajo el acuerdo podría ayudar a China a desarrollar tecnologías que más tarde podrían ser utilizadas contra Estados Unidos.
Los legisladores van «por buen camino», según Stilwell.
«Ahora estamos en un punto en el que nos damos cuenta de que la RPC se ha vuelto 100% un adversario nuestro», dijo a continuación. «Cualquier cosa que compartamos con ellos, es lo que eventualmente podría ser utilizado en contra de nosotros, como acabamos de ver con el globo».
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