Una de las máximas prioridades de la agenda comercial de la Administración Biden es reajustar la relación comercial entre Estados Unidos y China con el objetivo de situar a los agricultores y exportadores estadounidenses en igualdad de condiciones frente a sus homólogos chinos, declaró el 30 de marzo la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai.
En una declaración preparada ante una audiencia de la Comisión de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, Tai criticó el destacado papel de las empresas estatales en las importaciones y exportaciones de China, así como «la supresión de los derechos laborales, un régimen medioambiental débil, [y] otras distorsiones que dejan fuera de juego a los participantes del mercado».
También señaló el incumplimiento por parte de Beijing de los compromisos de compra en el marco de la «fase uno» del acuerdo comercial firmado en enero de 2020. Esos acuerdos de compra estipulaban que China importaría al menos 200 millones de dólares más de bienes y productos estadounidenses en 2020-2021 de lo que el país compró en 2017.
«Necesitamos absolutamente hacer cumplir todos nuestros acuerdos, incluida la fase uno, y por eso hemos pasado los últimos meses luchando por nuestros agricultores que tienen mucho en juego en los acuerdos de compra», dijo Tai durante la audiencia.
La preocupación de Estados Unidos por las prácticas comerciales abusivas de Beijing llevó a Tai y a su equipo en octubre de 2021 a iniciar un diálogo con el régimen chino, haciendo hincapié en la importancia de cumplir las obligaciones de la primera fase, según dijo en la declaración.
Pero a Washington le quedó claro que Beijing no consideraba que el acuerdo fuera vinculante y que solo cumplía los compromisos que el régimen consideraba que servían a sus propios intereses, según la declaración. Tai calificó esta selección a su antojo de obligaciones como un «patrón familiar» que los funcionarios estadounidenses encuentran cuando tratan con funcionarios del régimen chino, ya sea en el contexto de la Organización Mundial del Comercio o en conversaciones bilaterales.
Aunque estas experiencias no han hecho que Washington deje de lado la posibilidad de dialogar con Beijing, dijo, está claro que el viejo enfoque por sí solo es insuficiente.
En este sentido, Tai instó al Congreso a aprobar la Ley América COMPITE, un proyecto de ley destinado a ampliar la fabricación de semiconductores en Estados Unidos y a frenar la dependencia de los productos y conocimientos técnicos chinos.
El funcionario de comercio también hizo hincapié en que la Administración Biden ha demostrado enérgicamente al régimen chino la determinación de Estados Unidos de hacer cumplir la Ley de Prevención del Trabajo Forzado Uigur, que prohibió la importación de todos los productos de la región china de Xinjiang por preocupaciones sobre el trabajo forzado uigur.
«El reto al que nos enfrentamos por parte de China es importante y afecta a la forma en que nosotros, como Estados Unidos, seguimos siendo capaces de competir y tener industrias prósperas», dijo Tai a los legisladores.
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