El gobierno de Joe Biden canceló las ventas de tres importantes arrendamientos petroleros en el Golfo de México y en la costa de Alaska, bloqueando la oportunidad de perforar en busca de petróleo en más de un millón de acres. La decisión se produjo en medio de un aumento de los precios del gas en Estados Unidos.
Debido a la «falta de interés de la industria en el arrendamiento en la zona», «no se seguirá adelante» con la propuesta de venta de arrendamiento de petróleo y gas en Cook Inlet 258, en Alaska, dijo el Departamento del Interior en una declaración a los medios de comunicación.
«El Departamento tampoco seguirá adelante con las ventas de arrendamiento 259 y 261 en la región del Golfo de México, como resultado de los retrasos debidos a factores como las sentencias judiciales contradictorias que afectaron al trabajo en estas propuestas de venta de arrendamiento».
Entre las voces que se oponen a las cancelaciones se encuentra el exvicepresidente Mike Pence.
«¿Los precios de la gasolina son los más altos jamás registrados y la administración Biden cancela una venta de arrendamiento de petróleo y gas en Alaska? Esto tiene que parar. ¡Joe, libere la energía americana!», escribió Pence en Twitter.
La ley federal exige que el Departamento del Interior se atenga a un plan de arrendamiento de cinco años para subastar los arrendamientos en alta mar. El actual programa quinquenal de perforación en alta mar expira a fines de junio. El departamento tenía hasta entonces para completar las ventas de arrendamientos. Aunque la ley federal exige a la administración Biden que prepare un plan de sustitución antes de poder realizar las nuevas ventas de arrendamientos de petróleo y gas, todavía no ha publicado ningún plan de este tipo.
En el marco del actual programa quinquenal se habían planificado un total de 11 ventas de arrendamientos, de las cuales siete se han llevado a cabo con éxito.
En enero, un juez federal de Washington bloqueó la venta de contratos de perforación de petróleo y gas en unos 80 millones de acres del Golfo de México (contrato 257) por considerar que el estudio medioambiental en el que se basaba la venta era defectuoso. El gobierno de Biden no recurrió la sentencia. La subasta del contrato 257 celebrada en noviembre por el Departamento de Interior había sido la mayor subasta de contratos de petróleo y gas en alta mar de la historia de Estados Unidos.
La última medida de la administración Biden de cancelar los arrendamientos petrolíferos en alta mar se produjo en un momento en que los precios del gas en Estados Unidos alcanzaron otro récord de 4404 dólares el 11 de mayo, según la AAA, justo un día después de alcanzar un máximo anterior de 4374 dólares, mientras que el crudo sigue estando por encima de los 100 dólares por barril.
Los precios del petróleo, ya elevados, se dispararon en las semanas posteriores al inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero. Los precios bajaron desde entonces, pero siguen siendo elevados debido a la preocupación por la posible prohibición del petróleo ruso por parte de Europa.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, apenas una semana después de tomar posesión de su cargo en enero de 2021, puso en pausa los nuevos planes de arrendamiento de petróleo y gas en tierras y aguas federales, mediante la Orden Ejecutiva 14008. Un juez federal del Distrito Oeste de Luisiana, James Cain, ordenó a la administración en junio de 2021 (pdf) que reanudara las ventas, diciendo que no había ninguna «explicación racional» para la pausa en los nuevos arrendamientos. La administración Biden apeló la sentencia, pero mientras tanto anunció que reanudaría los planes para facilitar el arrendamiento.
Poco después de asumir el cargo, Biden también bloqueó el proyecto del oleoducto Keystone XL e impulsó la descarbonización de la economía estadounidense, citando el imperativo de luchar contra el cambio climático.
La Casa Blanca ha tratado de presentar los altos precios del gas como debidos principalmente a la invasión de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin. Pero los críticos dicen que las políticas energéticas de Biden, como el bloqueo del proyecto de oleoducto Keystone XL y la restricción de los arrendamientos para la perforación de petróleo y gas en tierras federales, crean un problema de suministro en el mercado nacional, haciendo que Estados Unidos vuelva a depender del petróleo extranjero.
Con información de Naveen Athrappully y Tom Ozimek.
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