Jonathan Alexandre, abogado principal de la organización sin ánimo de lucro de litigios internacionales Liberty Counsel, dice que los cambios en el Reglamento Sanitario Internacional de 2005 de las Naciones Unidas se han estado haciendo «en secreto» porque ellos saben que la población objetaría la inconstitucionalidad de estos.
Las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (RSI) que fueron recientemente propuestas por el gobierno de Joe Biden reforzarían aún más la autoridad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para declarar emergencias de salud pública y anularían los órganos de gobierno de Estados Unidos.
«Ellos los hicieron de forma encubierta porque sabían que en cualquier momento, si se les dijera a los estadounidenses que están cediendo la autoridad a un organismo internacional que no rinde cuentas al pueblo, si los medios de comunicación se hicieran eco de ese mensaje, ciertamente los estadounidenses no tendrían ninguna consideración al respecto», dijo Alexandre durante una reciente entrevista para NTD News Today. «Además no deberíamos tener ninguna consideración por este organismo internacional (la OMS) que no rinde cuentas ante nosotros».
La administración Biden propuso trece enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (RSI) que, de ser aprobadas, alterarían las normas internacionales de salud pública, incluyendo la ampliación de los poderes otorgados al director general de la OMS, los que le permiten declarar una emergencia de salud pública pasando por encima de los organismos gubernamentales de Estados Unidos.
En enero de 2022, la subsecretaria de Asuntos Mundiales del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Loyce Pace, defendió las enmiendas durante unas declaraciones realizadas en la 150ª reunión del Consejo Ejecutivo de la OMS en Ginebra (Suiza) sobre la preparación ante una pandemia.
«Estados Unidos ha liderado un proceso inclusivo y transparente para desarrollar esta decisión, ya que somos conscientes de que actualizar y modernizar el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) es fundamental para garantizar que el mundo esté mejor preparado y pueda responder a la próxima pandemia», dijo Pace.
The Epoch Times se puso en contacto con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos para obtener más comentarios.
Sin embargo, Alexandre dijo que las 13 enmiendas presentadas por la administración son vergonzosas y peligrosas. «Lo vergonzoso es que vengan de parte de nuestro presidente, el hecho de que Joe Biden haya propuesto estas 13 enmiendas», dijo el abogado.
«El peligro que entraña es que él está cediendo el control a esta entidad gubernamental que no es Estados Unidos y la parte inconstitucional es que ellos no respetan ninguna de nuestra Cartas de Derechos, ninguna de las libertades a las que nos hemos comprometido», dijo Alexandre a continuación añadiendo que la OMS es «un organismo no elegido que está decidido, por la causa que sea, a poner básicamente al mundo en una situación de asfixia, para que siga sus dictados, dependiendo de la amenaza o pandemia que considere en ese momento necesaria para bloquear al mundo entero».
La administración Biden negó en declaraciones anteriores que las enmiendas del Reglamento Sanitario Internacional debilitan la soberanía de Estados Unidos.
Mientras que los funcionarios de la administración Biden dicen que apoyan un documento separado, que algunos están llamando un Tratado sobre la Pandemia, también están abogando por las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional como una forma más rápida de superar las «debilidades en la seguridad sanitaria mundial”.
Se podrían dar «pasos inmediatos» cambiando el Reglamento Sanitario Internacional para mejorar ciertas áreas, «particularmente en torno a los sistemas de alerta temprana, la coordinación de la respuesta y el intercambio de información», escribieron el secretario de Estado, Antony J. Blinken, y el secretario de Salud y Servicios Humanos, Xavier Becerra, en un artículo de opinión publicado en JAMA el 31 de agosto de 2021.
Alexandre dijo que estas enmiendas dan a la OMS, y específicamente a su director general, el poder de pasar por alto «cualquier autoridad gubernamental dentro de Estados Unidos (…) cualquier responsabilidad que estas personas tengan de elección de individuos, [y] cualquier autoridad que sea parte de la Constitución».
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