El nuevo gobierno de transición de Sudán ha tipificado oficialmente como delito la mutilación genital femenina (MGF), lo que constituye un paso histórico para el país y una señal de su compromiso con la mejora de los derechos de las mujeres y las niñas tras el derrocamiento de su presidente, Omar al-Bashir, el año pasado.
El Consejo Soberano y el Consejo de Ministros de Sudán aprobaron el 22 de abril una enmienda al artículo 141 de la Legislación Penal de Sudán. El procedimiento se define como la mutilación «de los genitales femeninos mediante el corte, la mutilación o la modificación de cualquier parte natural de los mismos, lo que conduce a la pérdida total o parcial de sus funciones». La enmienda establece que cualquier persona que realice el procedimiento, ya sea en un hospital, centro de salud, dispensario, clínica o en cualquier otro lugar, se enfrenta a tres años de prisión y una multa o cierre del local.
La MGF implica la remoción parcial o total de los genitales femeninos, incluyendo los labios y el clítoris, u otras lesiones a los órganos genitales femeninos por razones no médicas. El procedimiento es sumamente peligroso y se sabe que causa varios problemas de salud, entre ellos hemorragias graves, infecciones del tracto urinario, el útero y los riñones, así como problemas reproductivos, complicaciones fatales del parto y un mayor riesgo de muerte del recién nacido.
Sin embargo, la práctica está arraigada en la cultura del Sudán, que tiene una de las tasas más altas del mundo, y suele ser llevada a cabo por los circuncisores tradicionales que a menudo desempeñan otras funciones centrales en las comunidades, como la asistencia a los partos. La MGF se realiza a menudo debido a la presión social para perpetuar la práctica, y a las creencias sobre lo que se considera un comportamiento sexual aceptable. En muchas comunidades de Sudán se cree que la MGF asegurará la virginidad prematrimonial y la fidelidad conyugal al reducir la líbido de la mujer.
Aunque no hay escrituras religiosas que aboguen por la práctica, los practicantes a menudo creen que tiene apoyo religioso y varios líderes religiosos continúan promoviéndola.
Según el UNICEF, la MGF se realiza principalmente en niñas entre la infancia y los 15 años. Alrededor del 87% de las mujeres sudanesas de entre 14 y 49 años han sido sometidas a alguna forma de MGF, mientras que más de 200 millones de niñas y mujeres que viven hoy en día en 30 países de África, Medio Oriente y Asia, donde se concentra la MGF, se han visto afectadas a pesar de que al menos 24 de estos países tienen legislación o decretos contra la MGF.
Sin embargo, un informe publicado en marzo en colaboración con la Red Europea para el Fin de la MGF y la Red para el Fin de la MGF en Estados Unidos, encontró que cientos de miles de casos de MGF han sido documentados a través de 92 países en Asia, el Medio Oriente, Europa, América del Norte y América Latina.
Según el informe, más de 500,000 mujeres y niñas en Estados Unidos han sido sometidas a la MGF o corren el riesgo de serlo, mientras que en Australia, más de 50,000 mujeres y niñas han sido mutiladas. Otras 600,000 han sido sometidas a la práctica en toda la Unión Europea y también se encontraron casos en regiones de la India, Irán, Israel y Rusia.
La MGF es reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las niñas y las mujeres, ya era ilegal en algunos estados sudaneses, pero estas prohibiciones fueron ampliamente ignoradas.
Los intentos anteriores de prohibir la práctica en el país fueron rechazados por el parlamento bajo el dictador de larga data Omar al-Bashir, que había dirigido el país durante casi treinta años con mano de hierro. Sin embargo, el exdirigente fue destituido del poder por el ejército sudanés el 11 de abril de 2019, tras meses de protestas contra el régimen, desencadenadas por el aumento de los precios y una economía en crisis.
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