La emergencia de salud pública por el COVID-19 se mantendrá intacta al menos hasta mediados de enero, según ha confirmado esta semana una funcionaria de salud federal.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) dijo previamente que avisaría con 60 días de antelación si iba a permitir que la emergencia por el COVID-19 expirara. El plazo, que era el 11 de noviembre, ya ha pasado. Aún no se sabe si el HHS prorrogará la emergencia después de esa fecha.
Sarah Lovenheim, secretaria adjunta de asuntos públicos del HHS, dijo en un comunicado el lunes que la emergencia de salud pública «sigue en vigor y, como el HHS se comprometió anteriormente, daremos un aviso de 60 días a los estados antes de cualquier posible terminación o expiración».
The Epoch Times se ha puesto en contacto con el HHS para pedirle comentarios.
A pesar de la decisión del HHS, varios estados —incluidos los dirigidos por demócratas— han optado por no prorrogar sus respectivos estados de emergencia. Por ejemplo, el gobernador Jay Inslee, líder demócrata del estado de Washington, puso fin al estado de emergencia por el COVID-19 el 31 de octubre.
Una vez que termine la emergencia sanitaria federal, el gobierno federal dejará de pagar las vacunas, las pruebas y los tratamientos para el COVID-19 y de pagar la factura de otros costes. El sector comercial, incluidos los hospitales y las compañías de seguros de salud, tendrá que hacer frente a los costes después de eso.
Los legisladores del Partido Republicano han presionado a la Casa Blanca para que ponga fin a la emergencia federal y argumentan que ya no hay justificación para que persista. Han citado los comentarios públicos del propio presidente Joe Biden sobre que la pandemia «ha terminado» durante una entrevista en septiembre.
Fuera de Estados Unidos
Fuera de Estados Unidos, los funcionarios del Partido Comunista chino siguen aplicando una política de «cero COVID» en algunos lugares, lo que ha provocado enfrentamientos entre los residentes locales y los trabajadores de HAZMAT en la ciudad sureña de Guangzhou.
Los videos compartidos en Twitter mostraban escenas ruidosas en el distrito de Haizhu de Guangzhou de personas que corrían por las calles y protestaban con los trabajadores blancos vestidos con trajes de protección.
«Anoche hubo mucha tensión. Todo el mundo se aseguró de que sus puertas estuvieran cerradas con llave», dijo un residente de Guangzhou que usa el nombre de Chet y vive cerca de donde tuvo lugar la protesta. Dijo que los grupos de chat locales y las redes sociales se habían inundado de videos e imágenes del episodio.
«Ya que ocurrió tan cerca de mí, me pareció muy molesto. Anoche no pude dormir después de ver esas imágenes», dijo Chet, cuyo complejo residencial lleva cerrado unos 20 días.
En Shanghái, que ha registrado cifras relativamente bajas, los departamentos seguían cerrados y el Shanghai Disney Resort lleva cerrado desde el 31 de octubre después de que un visitante diera positivo.
«Las normas son muy claras, así que ¿por qué está cerrado nuestro edificio?», preguntó un jubilado de Shanghái cuyo edificio fue sellado con cinta adhesiva el lunes por la mañana después de que un «contacto cercano» fuera retirado y puesto en cuarentena.
Con información de Reuters.
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