A principios de este año, el gobierno de Estados Unidos promulgó una enorme ley que destinaba más de 52,000 millones de dólares de inversión federal a la investigación y fabricación de semiconductores, con el objetivo de reforzar las cadenas de suministro locales y contrarrestar el creciente peso de China en el importante sector de la alta tecnología. Pero un grupo de la industria reclama decenas de miles de millones de financiación adicional, afirmando que se necesita más inversión para apoyar el debilitado dominio de Estados Unidos en el diseño de chips.
En un informe reciente (pdf), la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA, por sus siglas en inglés), con sede en Washington D.C., y el Boston Consulting Group sostienen que una inversión federal de entre 20,000 y 30,000 millones de dólares en diseño de chips e investigación y desarrollo (I+D) hasta 2030 ayudará a Estados Unidos a mantener su actual liderazgo en la industria del diseño de semiconductores. Esa suma incluye entre 15,000 y 20,000 millones de dólares para una desgravación fiscal a la inversión centrada en el diseño de chips.
«El incentivo actual de Estados Unidos es más débil que los incentivos que ofrecen nuestros competidores mundiales y debería reforzarse», señaló la asociación en un comunicado.
El diseño de chips es una parte crucial y costosa de la cadena de valor de los semiconductores, que también incluye I+D, fabricación, montaje, pruebas y embalaje. Las ventas mundiales de semiconductores ascendieron a 556,000 millones de dólares en 2021, y el diseño de semiconductores representa aproximadamente la mitad de toda la inversión en I+D y el valor añadido del sector, según el informe de la SIA.
Aunque Estados Unidos es el líder tradicional de la industria mundial de diseño de chips, el liderazgo de mercado del país se está erosionando frente a varios desafíos, como el aumento de las necesidades de inversión, la disminución de la oferta de talento y la interrupción del acceso a los mercados mundiales.
Según la SIA, la cuota de EE.UU. en los ingresos relacionados con el diseño se redujo de más del 50% en 2015 al 46% en 2020, ya que otros países, como Corea del Sur y China, impulsaron sus capacidades locales de diseño. La asociación predice que la cuota estadounidense de los ingresos relacionados con el diseño podría caer hasta el 36% a finales de esta década si se mantienen las tendencias actuales.
Entre 2006 y 2020, el costo de diseñar un nuevo chip en el nodo de última tecnología se multiplicó más de 18 veces. Aunque el sector privado estadounidense se esfuerza al máximo para reducir los costes de diseño, el sector de la fabricación de chips se ha multiplicado por dos. Aunque el sector privado estadounidense invierte más dinero en I+D de diseño que cualquier otro sector privado del mundo, la inversión pública se queda rezagada.
Según la SIA, la inversión pública financia el 13% de la I+D y el diseño de semiconductores en Estados Unidos, frente a una media del 30% en Europa, China, Taiwán, Japón y Corea del Sur.
La Ley CHIPS y de Ciencia promulgada por el presidente Joe Biden en agosto destina 280,000 millones de dólares a una amplia gama de proyectos a lo largo de cinco años, incluidos unos 52,000 millones destinados a aumentar la producción de semiconductores en Estados Unidos. La mayor parte de los fondos relacionados con los semiconductores procederán de subvenciones, garantías de préstamos y un crédito fiscal a la inversión del 25% para la fabricación nacional de chips.
El proyecto de ley ha suscitado controversia, con algunos críticos que señalan su enorme precio y su mezcla de gastos no relacionados con la industria estadounidense de chips. El senador Rick Scott (R-Fla.), por ejemplo, describió el proyecto como una «ayuda social financiada por los contribuyentes a las empresas más rentables del mundo» que carece de responsabilidad o de un retorno garantizado de la inversión para el público estadounidense.
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