De repente, un taxista se dirigió a la acera del edificio del gobierno de Hong Kong, donde los manifestantes estaban congregados, y los embistió. Al hacerlos caer al suelo, el conductor tampoco se detuvo. Solo se abrió paso atropellando a la multitud hasta que su vehículo chocó contra una puerta de hierro en la entrada de una tienda.
El incidente ocurrió el 6 de octubre alrededor de las 4 de la tarde. Tres peatones resultaron heridos, dos de ellos en estado grave. El conductor fue luego identificado como Henry Cheng, de 59 años.
La multitud enfurecida rodeó inmediatamente a Cheng y comenzó a golpearlo, hasta que llegaron los bomberos y llevaron al taxista y a una mujer herida a un hospital.
El incidente conmocionó a los hongkoneses. Su preocupación es que el pueblo siga resolviendo los conflictos fuera de los tribunales porque el gobierno de Hong Kong demostró no ser confiable.
Para alimentar la ira y la ansiedad de la gente, los políticos pro-Beijing tomaron una sorprendente medida.
El 8 de octubre, Kennedy Wong, miembro del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, fue al Hospital Princesa Margarita a visitar al taxista. Al mismo tiempo, la Alianza para la Protección de Hong Kong, una coalición progubernamental, inició una recaudación interna de fondos para apoyar al taxista y prometió que la cantidad excedería los 520.000 dólares de Hong Kong (USD 66.305), según Wen Wei Po, una de las tres principales publicaciones de izquierda de Hong Kong.
Poco después del incidente, Oscar Kwok Yam-shu, Comisionado Adjunto de la Policía, expresó su apoyo al taxista en una conferencia de prensa de la policía. Kwok no culpó en absoluto al taxista, minimizando lo ocurrido como un accidente de tráfico. En cambio, pasó mucho tiempo criticando a los que atacaron a Cheng.
«Hong Kong nunca permitirá el uso de la fuerza para castigar a alguien fuera de los tribunales. Si como resultado alguien muere, el crimen será tratado como un asesinato», dijo Kwok.
Muchos internautas expresaron su enojo por estas declaraciones en las redes sociales.
«Un asesino con premeditación recibirá grandes recompensas, la lógica del régimen comunista no es diferente a la de una bestia», escribió un internauta.
Algunos internautas también arremetieron contra la declaración de Kwok, ya que creen que el incidente fue un ataque terrorista. Los internautas señalaron que la policía ni siquiera realizó una investigación ni registró las declaraciones de testigos, sin embargo rápidamente llegó a la conclusión de que lo ocurrido fue un accidente de tráfico.
El reportero de La Gran Época, Zhao Bin, colaboró en la elaboración de este artículo.
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