LOS ÁNGELES —Una mujer de California sollozó al enterarse de que el hijo de 19 años de su amiga había sido secuestrado por el grupo terrorista Hamás en Israel.
Al día siguiente, el 12 de octubre, mientras las noticias sobre las concentraciones propalestinas del «Día de la Resistencia» se extendían por Estados Unidos, la mujer, de ascendencia judía y que pidió no ser nombrada por miedo a represalias, dio la trágica noticia: el hijo de su amiga había sido asesinado por los terroristas.
Esa misma noche, un grupo de activistas del sur de Los Ángeles organizó una protesta en solidaridad con los palestinos. Dos días después, los manifestantes volvieron a concentrarse, esta vez miles de personas cerca del consulado israelí, llegando en un momento dado a cerrar las rampas de entrada y salida al bulevar Wilshire desde la autopista 405.
En la protesta del jueves, los activistas equipararon la difícil situación de los palestinos a la de los «pueblos indígenas». Calificaron los asentamientos israelíes en la Franja de Gaza de «ocupación» impregnada de racismo. Culparon a los judíos «capitalistas» y a los europeos blancos de la pérdida de sus «tierras indígenas» y llamaron a una revolución socialista.
«¡Toda resistencia a la ocupación colonial está justificada!», gritó un orador en el acto.
Los manifestantes corearon «De Palestina a México, los muros fronterizos tienen que desaparecer» y «Del río al mar, Palestina será libre», entre otros eslóganes. Culparon al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de los niños muertos en los ataques de represalia contra Palestina y condenaron el sionismo, equiparándolo con el apartheid sudafricano, el fascismo y el nazismo.
La protesta, en el boulevard Martin Luther King y la calle Figueroa, fue organizada por la Unión del Barrio y la Asociación de Educadores de la Raza y otros grupos activistas de izquierda conocidos por su apoyo a la teoría crítica de la raza, o TCR, y al programa de estudios étnicos impuesto por el estado.
Julia Wallace, del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU, por sus siglas en inglés), habló en contra del sionismo. Pidió la desfinanciación de la policía como «ejecutores del capitalismo», diciendo que deberían ser expulsados del sindicato.
Otro orador convocó una protesta ante la comisaría del Departamento de Policía del sur de Los Ángeles el 22 de octubre.
«Tomemos la comisaría», dijo a la multitud de unos 30 simpatizantes.
Mientras tanto, una encuesta de Reuters/Ipsos del 16 de octubre muestra que la mayoría de los estadounidenses ven a Hamás como una organización terrorista, mientras que ven a Israel favorablemente. Una encuesta de Rasmussen del 13 de octubre reveló que la mayoría de los votantes estadounidenses culpan a los palestinos del conflicto y están de acuerdo con los llamamientos a la «erradicación» de Hamás.
El 15 de octubre, miles de personas que mostraban su apoyo a Israel se manifestaron en Los Ángeles, caminando por el boulevard Pico hasta el Museo de la Tolerancia.
Apoyo a Israel
Ric Grenell, californiano y exembajador de Estados Unidos en Alemania, que también fue director interino de Inteligencia Nacional en la Administración Trump, condenó los recientes ataques contra civiles israelíes.
Afirmó en Twitter el 13 de octubre que los Socialistas Democráticos de América y los grupos estudiantiles que apoyan a Hamás «son una amenaza real para Estados Unidos».
«Votar por los demócratas que apoyan a los socialistas como @DemSocialists y las políticas de ‘Ciudades Santuario’ conducirá absolutamente a que entren libremente en nuestro país personas que no han sido investigadas por los servicios de inmigración estadounidenses. … Debemos tener leyes que nos protejan contra las personas que entran en EE. UU. y apoyan a terroristas como Hamás».
Michael Shellenberger, autor y activista político de San Francisco, cofundador de California Peace Coalition y de otros grupos, condenó los ataques terroristas contra el pueblo israelí.
«Condenamos sin reservas las atrocidades perpetradas por Hamás y apoyamos el derecho de Israel a defenderse y proteger a sus ciudadanos», escribió. «Los relatos y las imágenes del ataque sacuden la conciencia. Nada en la tierra podría justificar tales crímenes. Condenamos a aquellos de la izquierda radical que han defendido las acciones de los terroristas de Hamás».
«Somos pro-Israel, con lo que queremos decir que defendemos su derecho a existir y su derecho a defenderse», continuó. «Al mismo tiempo, instamos a Israel y a quienes le apoyan, incluido Estados Unidos, a que, en su respuesta, se atengan al derecho internacional en general y a la Convención de Ginebra en particular. Eso significa hacer todo lo posible para evitar matar o herir a civiles en la Franja de Gaza».
Kelly Schenkoske, investigadora independiente y defensora de la educación, y crítica de la teoría crítica de la raza que se enseña en las aulas de California, denunció las protestas que impulsan ideologías críticas.
«Estamos viendo protestas en los campus universitarios de todo el país en apoyo a Palestina, pero esta cuestión no sólo reside en nuestros campus universitarios, sino también en el sector K-12, especialmente dentro de los estudios étnicos», dijo la Sra. Schenkoske.
El plan de estudios étnicos impuesto por el estado en California está «lleno de ideología radical», dijo.
«Los mismos activistas que exigen escuelas seguras promueven contenidos de estudios étnicos antisemitas destinados a descolonizar la educación [y] promover la conciencia crítica y la formación en el neomarxismo. Necesitamos desfinanciar por completo el antisemitismo en las escuelas», afirmó.
Deborah Fillman, exprofesora y analista educativa afincada en Carolina del Norte, declaró a The Epoch Times que las escuelas de California están enseñando «mentiras» como información histórica a través de sus programas de estudios étnicos.
«Lo hacen bajo el pretexto de la justicia social, lo cual es falso. No hay justicia que pueda provenir del asesinato. No hay resistencia legítima que provenga de la matanza gratuita de civiles inocentes», afirmó.
«Del río al mar, Palestina será libre», es un lema de Hamás que significa «todos los judíos tienen que irse: la erradicación de Israel», dijo la Sra. Fillman, que es judía.
Los manifestantes propalestinos no están pidiendo una solución de dos Estados, sino que están apoyando a Hamás cuando corean esas palabras, dijo.
«Es literalmente un crimen de guerra, cada cosa que hizo [Hamás], incluso utilizar a su propia gente como escudos humanos», dijo la Sra. Fillman.
Colonizador contra oprimido
Tammi Rossman-Benjamin, cofundadora y directora de la Iniciativa AMCHA, una organización sin ánimo de lucro que lucha contra el antisemitismo, dijo a The Epoch Times que los partidarios de los estudios étnicos han utilizado el conflicto palestino-israelí «como una forma de golpear esencialmente a sus enemigos políticos».
Los manifestantes propalestinos están utilizando los principios de la teoría crítica de la raza para enmarcar el conflicto israelí-palestino en términos del colonizador y el oprimido, dijo.
«Es todo el [concepto] binario de oprimido-opresor en el corazón de los estudios étnicos que han ampliado para hablar de política y de política internacional», dijo. «En este caso, su agenda política se alinea con la agenda política de Hamás, que es destruir Israel».
Hamás no habla de colonialismo, dijo.
«Habla de guerra santa, habla de yihad» y pide la limpieza étnica de los judíos de lo que considera tierras musulmanas, dijo la Sra. Rossman-Benjamin.
Las recientes «decapitaciones de bebés, violaciones, secuestros y masacres» representan el peor y mayor número de atrocidades cometidas contra los judíos desde el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, afirmó.
«Para los judíos, esto no tiene realmente precedentes en dos generaciones», afirmó.
La Iniciativa AMCHA emitió un comunicado en el que afirmaba estar «conmocionada y horrorizada por la espantosa masacre de más de 900 israelíes —niños, madres, abuelas, padres, familias enteras— cientos de ellos abatidos a tiros en un festival de música… informes de violaciones y torturas, y un número estimado de más de 100 israelíes secuestrados, entre ellos niños, ancianos, un superviviente del Holocausto, mujeres jóvenes, adolescentes y familias».
La comunidad judía de Estados Unidos se prepara ahora para recibir a más manifestantes propalestinos en docenas de campus universitarios que expresarán su apoyo a «esta campaña genocida», declaró la AMCHA.
El Comité Universitario de Solidaridad con Palestina de Harvard y más de otros 30 grupos estudiantiles firmaron recientemente una declaración en la que argumentaban que el «régimen de apartheid» de Israel es el único culpable de los ataques. Sin embargo, tras la reacción pública, al menos cinco organizaciones que inicialmente firmaron la carta retiraron su apoyo.
«Trabajaremos duro para desenmascarar y combatir a los partidarios y apologistas del terrorismo en el campus, especialmente el profesorado y los departamentos que proporcionan legitimidad académica al asesinato de judíos mientras se envuelven deshonestamente en el manto de la libertad académica», declaró la AMCHA. «Nuestros corazones están rotos, pero nuestra determinación no. Permanecemos unidos al pueblo judío en Israel y en todo el mundo».
En la Universidad de California-Santa Cruz (UCSC), el departamento de Estudios Étnicos y Raciales Críticos (CRES), que estudia la «interseccionalidad racial en el contexto del poder», emitió una declaración el 11 de octubre en apoyo del pueblo palestino.
«En este momento —en el que lloramos las vidas perdidas, tememos las muchas más que están por venir y somos testigos de cómo Israel vuelve a tomar represalias contra una población palestina atrapada en Gaza— queremos subrayar la necesidad de estudiar», declaró el CRES. «Lo que estamos presenciando debe entenderse en el contexto de 75 años de desplazamiento colonial de colonos, ocupación militar y cercamiento. Como en el pasado, la cobertura mediática racializada deshumaniza a los palestinos, deslegitimando sus aspiraciones de liberarse del militarismo, el dominio colonial y el encarcelamiento».
El departamento afirma que el mundo está siendo testigo de «la circulación de tecnologías que se convierten en armas contra los palestinos en primer lugar y, posteriormente, contra nuestras poblaciones más vulnerables en Estados Unidos, en nuestras fronteras y a nivel global», y cita este motivo como la razón por la que apoya «el estudio crítico del sionismo».
La universidad ha recibido el rechazo de al menos siete miembros del profesorado, incluido el marido de la Sra. Rossman-Benjamin, Ilan Benjamin, profesor de química. El 4 de octubre, el grupo envió una carta a la canciller de la UCSC, Cynthia Larive, expresando su «grave preocupación» ante la conferencia inaugural del Instituto para el Estudio Crítico del Sionismo, que se celebrará los días 13 y 14 de octubre.
Aunque la conferencia ha sido condenada en la comunidad judía «por su contenido y objetivos profundamente ofensivos y antisemitas», la carta se centra en el hecho de que la conferencia está copatrocinada por tres unidades académicas de la UCSC: el departamento de CRES, el Centro para la Justicia Racial y el Centro para las Ecologías Creativas, escribieron los miembros del profesorado.
«Si bien estas tres unidades pueden justificar su copatrocinio como una expresión legítima de la libertad académica, nosotros discrepamos vehementemente», escribieron. «Es un ultraje que tres departamentos de una universidad financiada con fondos públicos no sólo patrocinen una conferencia políticamente motivada y dirigida que limita la participación a aquellos que están de acuerdo con los objetivos antisemitas de la conferencia, sino que comprometan a su departamento a abrazar estos objetivos, amenazando así a su propio profesorado y estudiantes, y a los miembros de toda la comunidad universitaria. Esto no es una expresión legítima de la libertad académica, sino un atroz abuso de la misma».
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