La mayoría de la gente está probablemente familiarizada con el efecto placebo, pero puede que no conozca su primo menos popular, y opuesto, el efecto nocebo. Según las últimas investigaciones, este misterioso fenómeno es quizá más frecuente de lo que mucha gente cree, incluso los profesionales de la medicina.
Definamos ambos.
El efecto placebo se produce cuando alguien recibe una medicación o se somete a un procedimiento médico y experimenta resultados positivos a pesar de que el tratamiento o la medicación son inertes. Un ejemplo sería un ensayo clínico que estudie los efectos de un nuevo medicamento. Suele haber un grupo de control de participantes a los que se les da un «placebo», a menudo una píldora de azúcar, que parece idéntica al fármaco real pero que no contiene ingredientes activos.
El efecto placebo se produce cuando los participantes que toman la píldora de azúcar experimentan resultados positivos a pesar de que el medicamento que tomaron no contenía ninguna medicina.
El efecto nocebo es exactamente lo contrario.
El efecto nocebo se produce cuando un paciente experimenta efectos negativos, síntomas o efectos secundarios de un medicamento o tratamiento a pesar de que el medicamento o el tratamiento eran inertes o no contenían ningún ingrediente activo.
Utilicemos otro ejemplo.
A una paciente se le dice que necesita una medicación para su diabetes, y que ésta viene en forma de inyección. El médico le lee los posibles efectos secundarios, que incluyen dolores de cabeza, náuseas y dolor de estómago. La paciente decide ponerse la inyección y después dice que siente todos los efectos secundarios mencionados, cuando la inyección que recibió era solo agua. Estos efectos secundarios negativos demuestran el efecto nocebo.
La palabra nocebo viene del latín «nocere», que significa «dañar». En cambio, la palabra placebo viene del latín «placere», que significa «complacer».
¿Qué causa el efecto nocebo?
Aparentemente, el efecto nocebo es frecuente en medicina, pero sus mecanismos no se conocen bien. Diversos estudios sobre el tema sugieren una serie de factores que contribuyen a él. Algunos de ellos se enumeran a continuación.
-El efecto nocebo parece ser más común en las mujeres que en los hombres.
-Las personas con ansiedad y depresión parecen ser más susceptibles al efecto nocebo.
-Las personas con personalidades agresivas, competitivas u hostiles tienden a experimentar el efecto nocebo más que otros tipos de personalidad.
-Las personas pesimistas parecen experimentar el efecto nocebo más que las que son más positivas.
-La naturaleza de la relación médico-paciente y la forma en que se presenta la medicación o el tratamiento es un factor.
-Los efectos nocebo están influidos por la percepción del paciente y el contexto en el que se administra la medicación o el tratamiento.
Los efectos nocebo se producen debido a muchos factores y varían mucho según el individuo. Esto hace que sea difícil tratar de señalar las causas exactas.
El efecto nocebo en acción
En un estudio del 2012 sobre el efecto nocebo, los investigadores de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania) realizaron una de las revisiones más exhaustivas del fenómeno nocebo hasta el momento. Los investigadores tomaron 31 estudios empíricos sobre el efecto nocebo y examinaron sus mecanismos biológicos y el problema que causaban a los médicos e investigadores en la práctica clínica.
Llegaron a la conclusión de que, aunque desconcertante, el efecto nocebo era sorprendentemente común y algo que debían tener en cuenta los profesionales médicos en su práctica diaria.
En muchos de los experimentos que estudiaron, la sugerencia o la expectativa de dolor provocó respuestas significativamente más negativas en los participantes.
En un estudio, se sometió a una prueba de flexibilidad a 50 participantes que padecían dolor de espalda crónico. A la mitad de los participantes de la prueba se les dijo que podrían experimentar algo de dolor de antemano, y a la otra mitad no. Después, el primer grupo informó de un dolor significativamente mayor que el grupo al que se le ocultó la información, a pesar de realizar la misma prueba.
Nuestras percepciones pueden resultar incluso fatales. En un estudio de caso, los investigadores observaron que un individuo intentó suicidarse ingiriendo 26 pastillas. Aunque las píldoras eran solo un placebo y no podían perjudicarle ni siquiera en dosis tan elevadas, el paciente experimentó una presión arterial peligrosamente baja y necesitó inyecciones de líquidos para estabilizarse. Su reacción fisiológica se basó únicamente en su creencia de que había tomado una dosis mortal de medicamento. Curiosamente, después de que se le dijera al paciente que la medicación solo eran pastillas de azúcar, sus síntomas desaparecieron rápidamente.
Parece que las palabras, los pensamientos y las expectativas desempeñan un papel más importante en nuestra salud de lo que creemos.
Entonces, ¿cómo puede el sistema médico tratar a los pacientes de forma eficaz y, al mismo tiempo, ser sincero sobre todos los posibles efectos secundarios que pueden experimentar, sabiendo que esta información puede provocar que se produzcan?
La difícil cuestión del consentimiento informado
Esto plantea a los profesionales de la medicina un pequeño dilema debido a lo que se denomina consentimiento informado. Los médicos están obligados a informar a sus pacientes de todos los posibles resultados, efectos secundarios y reacciones adversas de los medicamentos, tratamientos y procedimientos para cumplir con las leyes de consentimiento informado. El paciente debe dar su consentimiento a la mayoría de los tratamientos, habiendo sido informado de antemano de todos los posibles resultados.
Una de las formas en que el personal médico puede contrarrestar el efecto nocebo es prestando atención a la forma en que habla con los pacientes y a la manera en que describe los procedimientos. Se sugiere que la reformulación y la concentración en los aspectos positivos es una forma de amortiguar un posible efecto nocebo.
Un artículo de John Hopkins Medicine afirma que los médicos en formación dedican solo el 12 por ciento de su tiempo a interactuar directamente con los pacientes. Quizá pasar más tiempo con los pacientes y dedicar más tiempo en la facultad de medicina a aprender a comunicarse con los pacientes de forma eficaz podría ayudar a contrarrestar los efectos nocebo.
Reflexiones finales
Parece que el proceso de curación puede ser más complejo de lo que creemos. Los estudios sobre el efecto nocebo, y su contraparte el efecto placebo, sugieren que hay otras cosas en juego que no entendemos completamente. Las creencias del individuo, sus expectativas, el entorno, el personal médico con el que interactúa, así como su comportamiento y la forma en que se presenta la información, parecen desempeñar un papel. Aunque la profesión médica hace grandes progresos en la comprensión del funcionamiento del cuerpo humano, es posible que aún nos quede un largo camino por recorrer para desentrañar los misterios de la curación humana.
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